OPINIóN
Balotaje 2023

Se liquidan políticos: la dispersión de unos es la desesperación de otros

Más que coaliciones partidarias estamos hoy ante coaliciones personales o ante los nuevos y desesperados conglomerados electorales en donde la cohesión ideológica es casi inexistente y sólo son acuerdos que aúnan cabezas y reparten cargos.

Juntos por el Cambio
Hernán Madera: "Juntos por el Cambio prácticamente no existe más" | Télam

El conglomerado anti peronista cruje y ahora Massa es un atrapa-todo, y en relación a esta actualidad, hace unos meses hablamos aquí de Partidos nacionales, coaliciones y conglomerados electorales y decíamos que hasta no hace mucho era difícil: pensar en la posibilidad de fórmula que lleve a dirigentes del Pro, con Socialistas, apoyados por Radicales, un par de micro partidos provinciales, una fracción del PJ que fue parte del Frepaso y unos dirigentes barriales de La Cámpora desencantados con el gobierno nacional: No, pero hoy es posible y hasta en algunos casos real y tangible.

Por todo lo anterior, más que coaliciones partidarias estamos hoy ante coaliciones personales -si son prolijas o mantienen algún grado de cohesión ideológica- o ante los nuevos y desesperados conglomerados electorales en donde la cohesión ideológica es casi inexistente y sólo son acuerdos que aúnan cabezas y un número factible que permita acceder al poder en cualquiera de los niveles de gobierno.

Todo este escenario se nos acerca y no es bueno, en tanto los resultados para las fórmulas electas en cargos ejecutivos, en las legislaturas y el Congreso nos pueden dar una futura imagen de la inexistencia de poder real de gobernabilidad. A la poca capacidad de acción estatal, se sumará la dificultad de alcanzar acuerdos rápidos y de enorme trascendencia y una fragmentación de partidos que los vuelven etiquetas -de paso y oportunismo- alejadas de la convicción o responsabilidad.

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Aquí insistiremos también en la idea de los outsiders monotemáticos que como buenos productos mediáticos juegan a la alta política, pero no pueden asegurar un barrio en términos de coordinación y trabajo de campo electoral y control en las elecciones. Son, en términos de Scolari, un snack cultural. En términos políticos, para esta reflexión se muestran cómo un auspicioso snack político y contra cultural. Estaría faltando maduración y músculo político para los cambios que se ofertan, dado que son radicales.

Este es finalmente el escenario actual, una continuidad de lo que habíamos anticipado. Los partidos nacionales de la oposición en crisis, un outsider que es una excepción político cultural en Argentina, un snack cultural, y una fuerza que se empodera gracias a la pulsión y las virtudes comunicacionales del dirigente que mejor equilibró tono y campaña, Massa.

Es claro que los temas influyentes de esta campaña no pasaron por ser temas de agenda pública acuciantes como corrupción, inflación y pobreza.

Importa más el motor de las pasiones situadas en contextos personales que las razones y responsables de los anteriores actos y hechos.
Hoy, es importante también entender que no sólo se desarticula el original JxC, sino también desapareció su electorado. Su electorado, si así podemos referirnos, se fue a poco de comenzar la campaña y quedó demostrado en las PASO.

No olvidemos que ahí, los dos referentes de gestión -Larreta y Morales- tenían todos los fierros y marcas a su disposición y ni en sus jurisdicciones fueron exitosos y perdieron las PASO. Y Bullrich, ya fuera de la competencia y por su lado, sigue jugando a fondo liderando a un sector minoritario. Los gobernadores de UCR son claros en dejar en manos de la ciudadanía la elección. La falta de coordinación y cohesión es clara.

Motivo por el cual, hoy, la dispersión del Pro y el desperfilamiento de la UCR son efectos propios de una ciudadanía que lo convalidó con el voto. El Massismo aprovecha la situación redoblando la apuesta llamando a la unión nacional, gracias al resultado del 22 de octubre. El balotaje podría llegar a convalidar un nuevo híper presidencialismo con más recursos simbólicos y territoriales.

En todos los conglomerados - e incluso en cámaras empresariales o sectores de presión- podemos ver los personalismos expuestos ante el fracaso y la desesperación. Fracaso y dispersión de fórmula, en los primeros; y desesperación por la real cercanía al poder en los dos candidatos personalistas en competencia.

Así, solo queda por ver cuántos saltos de garrochistas hacia otras bancadas, alianzas, cambios de ideales, restan por realizarse en pos de sobrevivir, en muchos casos, y en otros, cambios y aportes para la gobernabilidad del sistema.

Queda explícitamente expuesto entonces que por los actos de las últimas semanas el personalismo y el populismo ya no son una cuestión a discutir, es una dimensión dinámica del régimen político que se sobrepone a partidos e ideologías.

Y hay dos grietas hoy: 1) de corto plazo: dispersión vs. desesperación y; 2) de mediano plazo: a instaurarse de aquí a lo que resta de la elección, en donde se confirmará la nueva grieta del final de década cuando gane el nuevo presidente y realice sus primeros actos de gestión eligiendo a sus opositores a partir de los cuales se define y redefine a otros, estableciendo qué es bueno y qué es malo para la política y la opinión pública.