OPINIóN

Surrealismo en vivo desde Rosario, Sinaloa siempre estuvo cerca...

El asesinato de un nene de 11 años (uno más del lamentable récord de uno por día en lo que va del año), desató la ira de los vecinos que destruyeron la casa del presunto narco. Estado presente, con alfileres.

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Protestas en Rosario por la muerte del nene de 11 años. | Captura de pantalla

El fin de semana, luego de la conmoción nacional e internacional devenida de del mensaje mafioso a la familia de Antonella Rocuzzo, un nene de 11 años resultó la nueva víctima de la guerra entre las bancas narco en Rosario. Algo que viene pasando desde hace mucho tiempo (el año pasado con más de 280 muertos), pero ahora "suerte para la desgracia", con el foco de los medios puesto en la segunda ciudad más importande del país por estar el apellido Messi involucrado en todo este drama. 

Como pasa lejos, allá en Rosario (a menos de 300 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires pero no cerca del Obelisco entonces no importa), las noticias no son atendidas como corresponde. El periodismo es cada vez más difícil de practicar y la vida diaria, irrespirable. Pero vemos series narcos en Netflix y pensamos que eso pasa en Colombia y México y lo de "Los Monos" una noticia más. 

Del ataque que se cobró la vida de Máximo Jeréz en el barrio Los Pumas al norte de Rosario también fueron alcanzados por las balas dos nenes de 13 años y una nena de dos que continúan hospitalizados. Cuando la familia y los vecinos volvían del sepelio se dirigieron a la casa del narco sindicado como responsable del ataque. Con piedrazos, bombas molotov y todo tipo de elementos empezaron a atacarlo ante transmisión de Todo Noticias con Ignacio González Prieto y su camarógrafo. 

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La violencia de Rosario no termina en el caso Roccuzzo: mataron a un nene de 11 años en un cumpleaños

Un barrio pacífico con personas llegadas de Chaco y Formosa hace años que ahora viven entre la violencia de las bancas narco. A partir de las 18 no se recomienda salir hasta las 9 de la mañana del día siguiente. 

Pero los años convirtieron al barrio en una pesadilla. Luego del sepelio se formó una batalla campal llegó una camioneta de la Policía de Rosario, tan solo una pareja de efectivos quienes lógicamente no podían ser capaces de contener a la multitud embravecida. Lograron detener al supuesto narco en un operativo muy arriesgado en medio de piedrazos de los vecinos, a los que respondieron con balas de goma de las que fue víctima el propio padre del nene fallecido. El jefe del operativo, como supo y pudo, identificó a uno de los líderes barriales y le pidió que lo ayude a apartar a la gente. Así se dio todo, con un jefe de operativo que probablemente sea sancionado por las muchas falencias por una Justicia que hasta el momento no apareció. Ningún fiscal ni juez dijeron presente. Y con los referentes informales del barrio intentando contener a su gente como podían. 

Mientras la Policía detenía a la mujer e hija del acusado y buscaba a los dos hijos, los vecinos tomaron por asalto la casa del hombre, la destruyeron y se fueron llevando uno a uno los objetos de la casa: televisor, heladera, juguetes, placards, cocina, un tanque de agua... Momentos antes, Ignacio González Prieto quien estuvo transmitiendo por TN a cada instante entró a la propiedad antes de ser destruída y dijo "estaban cocinando milanesas", un comentario hasta bizarro en medio de una impecable transmisión de imágenes surrealistas.

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Todo el descontrol con la ausencia de la Policía que se supone que debía resguardar el lugar para obtener pruebas para la acusación, Los vecinos le trajeron al cronista una caja de balas que encontraron en el lugar. Preservación de las pruebas, cero. Se las entrega al jefe del operativo. También encontraron un revólver 38 en un inodoro (que también se llevaron los vecinos). 

Las imágenes de gente de trabajo con martillos, mazas y lo que tiene a mano rompiendo todo totalmente fuera de la ley pero con la licencia que les da haber sufrido día tras día la violencia de estar en medio de una guerra narco les produce una ira semejante que los convierte en salvajes destruyendo todo. "Lo que el gobierno no hizo", decía una señora. Robando en vivo, mujeres, hombres, chicos llevándose zapatillas, televisores y hasta el perrito de los supuestos narcos a la rastra. Todo raro, triste, bizarro. 

El barrio Los Pumas debería es una postal de lo que puede pasar en todo el país si de una vez por todas el Estado no ocupa su lugar, limpia sus filas de corrupción y deja la demagogia electoral de lado y se pone los pantalones largos para permitirle a tanta gente humilde y trabajadora vivir en paz.