Volver a clases en pandemia es un enorme desafío comunitario. El transporte público, que es consecuencia de la necesidad de movilizarnos, debe acompañar el regreso a clases en todo el país cuidando a sus trabajadores y trabajadoras, a los usuarios y usuarias esenciales y a los alumnos y alumnas, docentes, no docentes y acompañantes que necesitan imperiosamente utilizarlo.
La exigencia del Ministro Mario Meoni de garantizar el mayor número de micros y trenes disponibles, responde a este desafío que no es sólo de los habitantes de una Ciudad ni de una provincia sino de millones de familias que añoran la vuelta a clases y el sostenimiento de la educación en todos sus niveles.
Para quienes nos corresponde el control de micros y trenes desde una perspectiva técnica, de licencias habilitantes y de calidad del servicio prestado, también nos corresponde profundizar el control de los protocolos sanitarios, desde la desinfección previa del micro, la ventilación, la separación del conductor o conductora respecto del pasaje, la capacidad de traslado hasta el uso obligatorio del tapabocas. Y necesitamos controlar los protocolos sanitarios, porque el transporte público debe ser sostenido y garantizado, cuidándonos especialmente de que no se transforme en vector de contagio.
El sentido social del transporte público es innegable. Para el niño, la niña o adolescente y las familias que no acceden a un auto particular ni de alquiler, o no pueden disponer de un vehículo propio para el traslado a la escuela, el transporte público consiste en la oportunidad o no de asistir a clases, educar y ser educado.
El virus que nos acecha tiene la particularidad de ser altamente tramposo por su forma de contagio y, a veces, su condición asintomática. Ello nos obliga a ser prudentes y precisos. Recientemente comenzaron las clases en la Ciudad de Buenos Aires, Jujuy, Santiago del Estero y Santa Fe, y debimos trabajar coordinadamente los Ministerios de Salud, Educación y Seguridad de la Nación junto con el Ministerio de Transporte y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). También fue necesario cooperar conjuntamente con las jurisdicciones locales y provinciales. Se constituyó un Centro de Monitoreo Móvil en la Estación Constitución, que en tiempo real, informaba sobre frecuencias de trenes y micros en el sistema de transporte en Amba. La CNRT desplegó por su parte 18 puntos de fiscalización en terminales y transbordos. Todos asistimos y asesoramos para que además de esenciales, quien aborde un micro, tenga en su poder, por ejemplo, la aplicación Circular.
La flota de micros en la calle aumentó considerablemente desde ese primer día y trabajaremos para que desde el 1 de marzo, fecha en el que se retorna a la escuela semipresencial en varias provincias de nuestro país, tengamos flota y frecuencia al 100 por ciento.
El proceso de enseñanza y aprendizaje requiere continuidad y solidaridad de todos y todas los que intervenimos directa o indirectamente en la educación en todos sus niveles y modalidades. Y ahora, seguir en clase requiere también la combinación de presencialidad y virtualidad que corresponda.
En la escuela, y desde chicos, nos enseñaron a tomar distancia en la fila. Ahora tomaremos distancia pero estaremos todos más cerca en el esfuerzo de volver a la escuela sin contagios.
*Subdirector Ejecutivo de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte