Las necesidades psicológicas son las expectativas, las esperanzas, las ilusiones, que las personas se generan en relación a su propio futuro. Al ser justamente, “expectativas”, no pueden cubrirse tan fácilmente y por decreto, algunas sólo se cubren con los productos de nuestra imaginación.
Hay necesidades psicológicas afectivas, de reconocimiento grupal y otras de reconocimiento social, las hay de poder, necesidades de destrucción, necesidad de no quedar como tontos ante determinadas personas, hay también necesidades de trascendencia y necesidades de garantizar posibilidades de desarrollo a los hijos, necesidades de garantizarse una vejez digna, necesidades psicológicas diversas.
Cinco son las necesidades psicológicas a destacar:
Necesidad de existir para otros
No podemos vivir sin ser tenidos en cuenta y ser importantes para determinadas personas
Necesidad de pertenencia
Nadie vive en absoluta soledad. Somos animales sociales y la desolación (como soledad absoluta) es naturalmente destructiva.
Necesidad de la existencia de niveles de justicia
Necesitamos ciertas garantías para desarrollar la vida con posibilidades de desarrollarnos como personas. El “todo es posible” es naturalmente invivible.
Necesidad de encontrar un sentido a la vida
Las personas necesitan vivir para algo. Viven para cumplir los objetivos que se plantean. El sin-sentido fue siempre destructivo, des-organizativo. Casi un castigo imposible de soportar si se prolonga en el tiempo.
Necesidad de estabilidad emocional
Si todo es posible, y nada es previsible, la inestabilidad emocional se genera y pueden aparecer síntomas ligados a la psicopatología.
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Una creencia para cada necesidad psicológica
¿Pueden estas necesidades cubrirse con objetos? No, las necesidades psicológicas, no se cubren con objetos materiales, el consumo pertenece a otro campo.
El reconocimiento de los otros, el sentido de la vida, la relativa seguridad para desarrollar la propia vida con ciertas garantías, que se haga justicia en caso de hechos muy disruptivos, no ser “estafados” emocionalmente se cubren de dos maneras, cuando se concretan, o con productos de la imaginación.
En primer lugar, la imaginación, la cual está para entender al mundo y para entenderse a sí mismo, antes del desarrollo de la racionalidad, luego, funciona cubriendo estas necesidades.
Creemos con nuestra imaginación, no con nuestra razón, y cuando cubrimos al menos parcialmente estas necesidades, estamos emocionalmente estables (la necesidad psicológica más ligada a la salud mental).
Creer con intensidad en una creencia es como fijar un norte valioso que a su vez da valor, estabiliza, equilibra y permite enfrentar cada día. Cuando uno cree con fuerza, con intensidad, que las propias necesidades psicológicas serán cubiertas, también uno esta equilibrando, garantizando estabilidad a nivel emocional, lo que disminuye conflictividad con uno mismo y con el mundo.
Aunque debemos admitir que el paso del tiempo muchas veces dice que estamos “soñando despiertos”. Nos despertamos de estos “sueños despiertos” cuando la realidad nos dice “muy buena tu idea, pero; al menos por ahora, imposible”•
Alguien afirmó alguna vez: “hay que creer en uno mismo, pero tampoco hay que creérsela”. Que es como decir “está muy bien soñar despiertos, pero que tenga algún viso de realidad, sino….las desilusiones, los replanteos y los “bajones”.
Cubrir nuestras necesidades biológicas y de supervivencia no alcanza. No somos sólo seres biológicos, tenemos expectativas de vida muy diversas. Generalmente ligadas a las sociedades en las que vivimos. Sociedades que, a su vez, crean sus propias necesidades.
Cubrir la totalidad de nuestras necesidades psicológicas, es imposible. Para esto es que creemos, para cubrirlas al menos con la imaginación para equilibrarnos. Por ello, creencias y necesidades psicológicas; van siempre unidas.