Las del año que viene serán para Córdoba unas elecciones de fin de ciclo. Tres hechos recientes ilustran el desgaste de un gobierno cordobés que cuenta con gran complicidad mediática. Estos son el asesinato por la espalda de un joven en manos de la policía en el centro de la ciudad, el exceso en controles fronterizos que impidieron al padre despedir a Solange internada y los extensos incendios intencionales de una Córdoba que permite más soja y más countries) Fue notoria la decisión del gobernador de evitar declaraciones públicas.
Dado que no puede ser reelegido Schiaretti, cuando su período llegue a su fin, estarán terminando los años del peronismo cordobesista a dúo, conformado desde 1999 por De La Sota y Schiaretti, en turnos sucesivos.
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Entonces, como decíamos al inicio, las del año próximo serán novedosas. Se abre un nuevo escenario en dos aspectos. Por un lado el peronismo cordobesista no podrá usar un discurso anti gobierno nacional porque ya hay en la provincia un macrismo activo con esas banderas. Ya no es conveniente aquel discurso amoroso de Schiaretti con Macri del período 2015-2019.
Junto con esta situación de falta de mensaje genuino del cordobesismo se escucha un gobierno nacional que propone políticas públicas de crecimiento y equidad con un discurso peronista de unidad.
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A estas consideraciones se suma la muy concreta y asfixiante situación financiera y presupuestaria de la provincia que quiere un ‘exit’ pero que al mismo tiempo pide alivios a sus escaseces.
Como sostuvimos en la elección de 2019, Schiaretti juega por el prestigio. Tal como Maquiavelo nos enseñó, el cordobés ya tuvo el poder y ahora perseguirá el honor. De grandes afinidades con Macri - probablemente personales e históricas y no de carácter ideológico- para el mediterráneo el honor consiste en que una porción importante de cordobeses no lo rechacen. La suya es una estrategia racional que consiste en evitar el desamor. Cuando ya no debe competir para ganar el voto de una base popular, se jubila tranquilo. Mientras tanto, procura recibir beneficios económicos de nación. Transitará el camino al final del período pudiendo nominar a un/a sucesor de su estirpe. Mientras tanto, cada ley sustantiva será rechazada por lo/as representantes cordobesistas.
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No será, sin embargo, sencillo evitar la fragmentación de su partido. Se pudo maniobrar mientras se contaba con full command, pero hacia el final, con el desgaste propio de los períodos extensos no se conseguirá evitar que su partido –o una parte– opte por adherir al programa nacional de unidad. Para un partido de grieta ya estarán los radicales cambiemos, y el cordobesismo deberá redefinir su lugar.