PERIODISMO PURO
Entrevista - Video

Aníbal Fernández: “Si se llega a un acuerdo, es lo mejor que nos puede pasar”

El actual ministro de Seguridad nacional, hombre de confianza tanto del Presidente como de la vicepresidenta, y que ha ocupado cargos de los más importantes en diferentes gobiernos peronistas, apuesta a la unidad del Frente de Todos, reconoce que no tiene una buena relación con Máximo Kirchner y La Cámpora, y que las cosas que dice, sabe por qué las dice.

Aníbal Fernández 20230422
Aníbal Fernández, en la entrevista con Jorge Fontevecchia | Pages

—¿Qué pasó esta semana con los ruidos que hubo por la salida del jefe de asesores del Presidente, Antonio Aracre? ¿Eso repercutió en el salto cambiario de los dólares no oficiales? 

—Las últimas semanas vienen sucediendo cosas que son las que motivan algún tipo de reacción. A cada acción va a existir una determinada reacción y en política eso se aprovecha, no cabe ninguna duda. Entre una oposición que ve posibilidades de competir porque este presidente se fumó los cuatro años de gobierno de Macri, que fueron horrorosos, más la pandemia, más la guerra, más la sequía, el impacto es fortísimo. Y a la par de esa situación, las discusiones propias de la interna que tienen que ver con generar temperatura a partir de esa discusión, desde qué lugar uno se para, a mi juicio, sin abandonar nunca la posibilidad de estar unidos, porque si no sería esa sí una imposibilidad cierta de que el peronismo pudiera cumplir con todo su objetivo. Creo que lo que sucedió es eso, lo que pasó con Aracre creo que ha sido una mala interpretación, no he hablado con el Presidente todavía, pero en la gráfica que yo veo, conociéndolo como lo conozco, me da la sensación de que lo que hizo es lo que cualquiera de nosotros hubiera hecho, privilegiar a quien está trabajando en una tarea ciclópea, como es el caso de Sergio Massa, y habrá preferido prescindir de los servicios de este señor Aracre. Lo vi una vez, quiso verme y charlar de política, estuvimos charlando, no conozco más que eso, pero creo que tiene que ver con ello, con fortalecer la posición, el lugar y el espacio del que tiene la responsabilidad en este momento.

—Y más allá de que toda oposición en todas partes del mundo trata de sacar ventaja de cualquier situación que pueda resultar negativa para el oficialismo, por qué concretamente, para fortalecer a Massa, había que sacar a Aracre, ¿qué hizo? 

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—No creo que haya que sacarlo, me da la sensación de que es él el que toma la posición y que lo debe haber hablado con el Presidente. No he hablado con el Presidente, con lo cual no puedo darles un dato concreto y no invento estas cosas. Pero lo que se ve y lo que se aprecia en una situación tan particular y en la visión que uno mira de lo sucedido y de lo que puede significar rozarlo a Sergio Massa en este momento, me parece que hay que ser por lo menos muy cuidadoso, sobre todo a los ojos de quienes nos están mirando, pensando seriamente en lo que significa el repensar el acuerdo en algún momento.

—¿Cualquier excusa sirve para atacar a Sergio Massa, sería su punto?

—Y sí, hay una cláusula en el acuerdo que la pone el Presidente, en la cual dice que la posibilidad de poder evaluar, redefinir, repensar, de alguna manera el acuerdo si hubiera situaciones exógenas que pudieran complicar... 

—El acuerdo con el Fondo Monetario, dice usted.

—Exacto, el cumplimiento. La primera parte, que fue la que se ocupó de entrada, fue la guerra propiamente dicha entre Rusia y Ucrania. Y la segunda parte es la sequía, que ninguno de nosotros fue capaz de imaginarla de semejante manera. La sequía impacta en los precios, la sequía impacta en las reservas, la sequía impacta en la moneda, con lo cual es imperioso que eso sea entonces mirado y cuidado con la exigencia que uno se tiene que poner para las cosas más importantes. 

—Lo mismo que ocurrió esta semana con esta idea de que en realidad iba a haber una devaluación del 30% y que se le achaca a Aracre haber sido artífice de esa versión, independientemente que sea cierto, en otras semanas había circulado otro rumor sobre un definitivo desdoblamiento cambiario. Estos rumores pueden ser asignados, como usted dice, a que hay elecciones y que la oposición trate de aprovechar cualquier situación para debilitar al ministro de Economía, pero ¿qué hace el Gobierno para que esos rumores terminen siendo verosímiles y dañinos?

—El Gobierno lo primero que toma, vuelvo sobre los pasos, toma cuatro años catastróficos con una deuda en primer lugar con los bancos, imposible de igualar, razón por la cual los bancos dejan de prestarle a la Argentina y recurren al Fondo Monetario Internacional, y la deuda con el banco, 45 mil millones de dólares, con vencimientos inmediatos. Habría que sentarse a discutir esto. Hay una parte de compañeros míos que quieren discutir el acuerdo como si fuera un capricho del Presidente, que tiene capacidad y brazo de palanca para hacerlo y cambiarlo cuando se le antoje y como se le antoje. La verdad es que no es eso. La verdad es que los acuerdos que se fueron haciendo, como el caso en primer lugar de los bonos en manos privadas, las soluciones después de lo que había sido el default en pesos, lo que tiene que ser el acuerdo con el Fondo. Y en el acuerdo con el Fondo aparece esta famosa cláusula, a la que yo reivindico y que insisto sobre este tema, de repensar ese acuerdo en tanto y en cuanto aparecieran cosas que complicaran las posibilidades de cumplir con él. ¿Cuáles fueron ellas? La primera parte que se empieza a estudiar, y que es la que reconoce el Fondo, es la guerra, que no estaba. Las situaciones cambian para todos en ese marco, pero por si fuera poco, en la Argentina aparece la sequía, y eso sí que realmente impacta desde el punto de vista económico en el corazón de toda la producción agrícola ganadera, que tiene una importancia superlativa para nosotros.

Aníbal Fernández 20230422
PASADO EN LO PÚBLICO. “Había dirigentes con más color o con más formación, con más enjundia, con más capacidad para proponerse cosas nuevas. Una de las cosas más lindas que hice de las 19 veces que juré fue ser ministro de Trabajo”. (FOTO ERNESTO PAGÉS)

El último reportaje que hicimos fue en diciembre de 2021 y el título decía “Lo peor para Alberto Fernández ya pasó”, todavía no habían comenzado la guerra en Ucrania ni la sequía. 

—La verdad es que todavía no me recibí de Dios, pero el día que sepamos nosotros con tanta anticipación que puede haber una guerra y que puede haber una sequía como la que está soportando nuestro país, uno podría entonces ser más cuidadoso con esas cosas. Lo que uno suponía es que con la pandemia ya había sido más que suficiente, y con empezar a resolver los viejos problemas para encontrar una Argentina con políticas públicas honestas, y con mucha seriedad respecto de todos los temas que se tienen que estar tocando, dónde está la desocupación en este momento, cuánto es la cantidad de trabajo no precario que se ha generado, cómo se trabaja para el desarrollo de políticas que tengan que incentivar la producción, cómo se hace para incentivar la producción agrícola ganadera, que es uno de los puntales de nuestra producción.

—Es cierto pero cuando uno mira a Uruguay, Paraguay, Brasil... 

—En Uruguay son 3 millones y medio de habitantes en 175 mil kilómetros cuadrados, no es comparable.

—Me refiero respecto al tema de la inflación y la pérdida de valor de la moneda.

—Pero no tuvieron a Macri, el endeudamiento que genera nadie lo quiere absorber, pero alguien lo tiene que hacer porque impactó de lleno en el lomo de los argentinos. Y ese lonjazo hay que comérselo, hay que darle a eso una visión criteriosa, porque el daño es muy grande y va a tardar muchos años en resolverse.

—Pero ese daño sí estaba cuando usted dijo que lo peor para Alberto ya había pasado. 

—Y parecía ser que era la gráfica, hasta acá cortamos. Si uno tiene un nivel de producción sin la sequía, va a tener un nivel de producción muy alto, las pérdidas van a ser muy grandes. 

“Muchas de las cosas que estamos viendo y que se exhiben y se discuten en algunos de los medios llaman la atención porque son horrorosas”

—Aceptemos entonces que hay una situación de fragilidad, una oposición que aprovecha, como en todas partes del mundo...

—No llamemos frágil el hecho de la aparición de una sequía cuando esto Argentina no lo soportó nunca en su historia. Por lo cual, no es que es frágil y uno no quiere mirarlo, o lo quiere negar o se corre de la situación, es impensado que podía pasar, pero pasó. 

—Por eso digo, hay una situación de fragilidad concurrente por distintos factores, dados, adquiridos, y una oposición que va a tratar de aprovechar cualquier situación para tratar de mejorar su posición electoral. El economista Álvarez Agis dijo hace pocos días que si Milei entra en la segunda vuelta con posibilidades de ganar recomendaría a los argentinos que sacaran sus depósitos en dólares, ¿se imagina esa situación en agosto? 

—No, después otro día va a sacar su papel y me va a contar lo que le estoy diciendo en este momento, pero no veo eso. Sigo creyendo que en la Argentina pueden discutirse un montón de cosas. Cuando Juan Perón volvió a la Argentina sacó el 62% de los votos, el 38% no lo votó. Cuando Cristina tuvo su mejor momento, sacó 54% de los votos, el 46% no la votó. Hay una franja que no vota peronistas, por qué lo va a hacer ahora. Hay una discusión que se va a dar, y que se tiene que dar a corto plazo, dentro de mi partido para definir gráficamente cómo se resuelve. Si se pusieran de acuerdo y hay una única posición para que una determinada persona sea la que represente al partido de la mejor manera posible y compita con todas las reglas de juego; la otra es que no se pongan de acuerdo y haya una primaria abierta simultánea y obligatoria.

“Sí o sí tenemos que ir unidos y hay que buscar encontrarle la vuelta. Estoy convencido de que tiene que ganar el peronismo”

—En cualquiera de los dos casos usted cree que el Frente de Todos va a estar en el ballottage y Milei no.

—Estoy convencido, sí claro, es una de las opciones. Porque muchas de las cosas que estamos viendo y que se exhiben y se discuten en algunos de los medios llaman la atención porque son horrorosas. No es que exageran o que tienen una posición que a uno no le guste, son horrorosas. El tema de la dolarización, por tomar solo uno de los tantos temas que ellos esgrimen, la realidad es que es impensado porque no se sabe exactamente lo que se quiere, pero le dicen a cualquier persona que no conoce técnicamente cómo procede este tipo de situaciones, lo primero que va a decir es: “Yo tengo un peso, me va a dar un dólar, yo prefiero tener dólares que tener pesos”. Y la verdad no es eso, uno tendría que armar una batería de elementos que están definidos en pesos, tomar la cantidad de reservas que uno tiene, dividir los pesos por las reservas y saber más o menos cuánto es la cantidad de dólares que le cabrían a una discusión respecto de su propio salario, de su propia tenencia en pesos. Y la realidad es que van a ser migajas, y el impacto va a ser horroroso en cuanto al dolor que le va a producir a un pueblo. Entonces esas cosas hay que decirlas, pero pareciera ser que cuanto más descabellada es la presentación del candidato, hay una parte, como no está dispuesta a votar al peronismo, ni al Frente de Todos, ni como se quiera llamar la parte que represento en este caso, estaría acompañando una posición transgresora porque pareciera imposible. Pero ahora la transgresión pasa por la derecha mostrando este tipo de ridiculeces, pero que muchos las compran. 

“Nos sentamos a una mesa, hablamos, discutimos, pactamos programas o definiciones concretas de hacia dónde queremos ir”

—Hace un mes parecía que la competencia en las PASO era el único camino existente, ¿hay un crecimiento de la idea de que es posible encontrar un candidato de síntesis y se reduce progresivamente la posibilidad de que compitan distintos candidatos en las PASO?

—El Presidente tiene una visión que es la que sostuvo siempre, desde el primer momento. Él lo que dice es que el Frente de Todos tiene que ganar, que él va a hacer todo lo que esté a su mano para que pueda ganar. Ahora dejo de lado lo que yo pienso, ¿qué dice el Presidente? Que hay que hacer todo lo que podamos porque sí o sí tenemos que ir unidos y hay que buscar encontrarle la vuelta. El Presidente, que ha tenido una gestión honesta, que es un tipo honesto, que muestra su forma de actuar, que la puede mostrar y exhibir de todas las formas que se le ocurra, porque representa a un segmento del peronismo que es el que está gobernando y que no se va a correr de ese lugar.

—¿Cambió su opinión en los últimos meses sobre lo que sería más conveniente para ser más competitivos electoralmente?

—No me cambia, pero lo que no voy a dejar de pensar primero es en la posibilidad de un acuerdo, siempre.

—Su primera opción es que haya un candidato de síntesis.

—Si se llega a un acuerdo, es lo mejor que nos puede pasar, porque esa visión de todo el peronismo trabajando unido, con una fuerte impronta de aggiornamento, de cosas que no se están viendo, de seguir machacando sobre soluciones que aún no se logran, como en el caso de la inflación, pero arrancamos de un 54%, hay que hablarlo esto, hay que contarlo, hay que seguir insistiendo...

—Esa es su opinión pero no la del Presidente, quien sostiene que las PASO competitivas son útiles para ayudar a enriquecer el acervo de la coalición.

—Porque en lo que insistía el Presidente cuando dijo eso, y yo estaba de acuerdo con su visión, es que no puede uno arrogarse el derecho a llamarse a sí mismo el caudillo y poner con el dedo a quien se le antoja. Debiera ser una situación sorteada, ya la Argentina tiene otra visión, otra forma de actuar que tendría que resolver. Dejo las dos opciones, que son las bien contundentes y bien gráficas. Nos sentamos a una mesa, hablamos, discutimos, pactamos programas o definiciones concretas de hacia dónde queremos ir. Nos ponemos de acuerdo: ¿quién representa mejor? Una discusión que va a llevar necesidades de definición y posibilidades de ver quién es el que mejor puede representarlo y alcanzarlo. Sería el día más feliz de mi vida, lo encontramos, listo, ya está resuelto, el candidato o la candidata será A o B, y la discusión está saldada.

Aníbal Fernández 20230422
LA UNIDAD DEL FRENTE DE TODOS. “La realidad es que nuestra posición asumida es la de dar una pelea permanente en la que uno no se va a correr de ese punto”. (FOTO ERNESTO PAGÉS)

—¿Su evaluación es que hay más posibilidades de encontrar ese candidato de síntesis de lo que había hace dos meses?

—Me parece que sí.

—Con los años las relaciones se fortifican o se distancian, ¿la suya con Alberto Fernández se ha ido fortificando, para llegar a ser casi un exégeta del Presidente?

—Tuve una muy buena relación con él desde hace muchos años. La primera vez que lo conocí me lo presentó el doctor Duhalde y me pidió que hiciéramos determinada cosa hace muchos años. Yo era secretario del Senado de la Provincia, antes del 91, 90, 89, por ahí. Nos fuimos viendo después, sin trabajar juntos, hasta que cuando Néstor, un jueves me acuerdo que se hace un acto en el hotel que está ahí en Carlos Pellegrini pasando Corrientes, que es el acto donde Néstor es durísimo con Menem respecto de la posición que se venía, porque el ballottage ya estaba definido y Menem dos horas después dice que se baja del ballottage. A partir de ese momento, pasaron unos días sin que nadie supiera nada. En el caso mío, habíamos trabajado mucho con Néstor, yo le decía que entendía que tenía que trabajar gratis para el peronismo, porque a Carlos Menem, a quien le he tenido mucho cariño y que lo he respetado muchísimo, no iba a acompañarlo. Con Adolfo Rodríguez Saá, si bien le tengo mucho respeto, hemos sido senadores nacionales juntos también, no sentía la obligación de acompañarlo. Sí sentía la obligación de acompañar a Néstor, le decía: “A mí no me debés nada, yo te voy a acompañar porque tengo la obligación peronista de acompañar”. Y él me decía: “No, vas a ser ministro mío, vas a trabajar conmigo”. Claro, porque cuando pasa todo esto, viernes, sábado y domingo, y nadie sabía nada de nada, el lunes llamé a un gran amigo ya desaparecido, el Chueco Masón, y le pregunté si sabía algo de todo esto. Yo era ministro de Producción en ese momento, estábamos en Diagonal Sur. Me dice: “Venite”, me voy a la Casa de Gobierno y me dice: “Hasta este momento sos ministro de Trabajo, pero existe una posibilidad de que seas ministro del Interior”. La verdad, venía de ser ministro de Trabajo en la Provincia, una de las cosas más lindas que hice de las 19 veces que juré fue ser ministro de Trabajo. Y al día siguiente, un martes, me iba a almorzar y me llama Alberto para contarme que el Presidente le había ofrecido ser jefe de Gabinete de Ministros y me dice: “En tal condición, la de jefe de Gabinete de Ministros electo, me pidió el Presidente que te ofreciera ser ministro del Interior”. Allí comenzó nuestra relación. Si tengo que decir respecto de aquella a la de hoy, en aquella teníamos una muy buena relación, hoy es un amigo. 

“Nunca saqué los pies del plato, como se dice en política. Nunca viví de la política, siempre viví para la política”

—Los años fueron cimentando una relación. 

—Sí, claro, una relación distinta, hoy somos amigos. 

—Dijo “de las 19 veces que juré”, ¿conoce otros que tengan ese récord?

—No sé, lo que sé de las 19 veces es que nunca le pedí a nadie que me llevara. Hace poco, viajando en auto, se me dio por ponerme a pensar, en el año 87 asumí como prosecretario del Senado, después fui secretario del Senado. Después fui intendente municipal de Quilmes, convencional constituyente, senador provincial, secretario de Gobierno, secretario de Trabajo, ministro de Trabajo, ministro del Interior, no, perdón, secretario general de la Presidencia, ministro de Producción, ministro del Interior, ministro de Justicia y Derechos Humanos, jefe de Gabinete de Ministros, senador de la Nación, secretario general de la Presidencia, diputado nacional, en el medio renuncié para ser ministro del Interior y jefe de Gabinete de Ministros.

“Ahora la transgresión pasa por la derecha. No puedo entender que un trabajador diga que puede votar a Milei”

—El primer juramento fue en 1987.

—29 de diciembre del 87. 

—Por lo tanto lleva 26 años.

—Diecinueve juramentos. 

—Me viene a la cabeza un tango, la idea del juramento, el amor y la traición...

—Nunca saqué los pies del plato, como se dice en política. 

—¿Y siempre el mismo entusiasmo?

—Siempre las mismas ganas. Nunca viví de la política, siempre viví para la política. 

—¿Qué ve hoy diferente a 26 años atrás?

—En alguno de los casos añora uno a determinados dirigentes, había dirigentes con más color o con más formación, con más enjundia, con más capacidad para proponerse cosas nuevas. Si uno iba a dar una pelea... Fui a todos los paros en contra de Alfonsín, y las cosas de la vida me han dado la oportunidad de que él me distinguiera con su afecto, porque no voy a llamar amistad, sería un irrespetuoso, pero hablaba muchísimo porque el doctor Duhalde me había pedido que me ocupara de la relación con él. Alfonsín hasta sus últimos momentos fue un laburante de la política. Lo llamaban de cualquier lugar del país para resolver un problema y él se metía a resolverlo, y si podía resolver para el gobierno, hablaba con el gobierno y era yo el que tenía esa tarea. Si uno tenía que ir a elecciones con el radicalismo, sabía quiénes estaban. Ayer miraba un pedacito de un programa que cuenta un pedacito de la historia de Semana Santa. Habla Rico inclusive, habla Freddy Storani, que en ese momento representaba a 19 diputados nacionales que se ponen en contra de la Ley de Obediencia Debida y Punto Final, son momentos que van generando. Cuando uno mira todos esos cuadros, la pucha. Y de mi partido, de la misma manera. 

Aníbal Fernández 20230422
EL MINISTERIO DE SEGURIDAD. “Las malas pasadas que me puede jugar mi verba no son porque se me escaparon. Yo lo pensé, cuando acierto y cuando desacierto”. (FOTO ERNESTO PAGÉS)

—Hay algo que lo caracteriza, sea ministro de Interior, ministro de Trabajo, sea ministro de Seguridad o jefe de Gabinete, que es una locuacidad hiperbólica, es una persona cuyo verbo a veces le juega malas pasadas. 

—Tengo una ventaja. Las malas pasadas que me puede jugar mi verba no son porque se me escaparon. Yo lo pensé, cuando acierto y cuando desacierto. 

—La última, que es la que generó la controversia más actual: “Las calles van a estar regadas de sangre y de muertos si gana la oposición”.

—No es lo que dice la nota. Me pregunta el periodista cómo veo yo a la oposición, y lo que digo es que a mí no me gusta hablar de la oposición. Soy un tipo que reniega de eso. Vamos a competir, listo, cada uno hace la suya, prepárense, hagan lo que quieran. Yo tengo que prepararme yo. Si nosotros no estamos en forma y con capacidad para poder hacerlo, qué vas a discutir. Pero para que no parezca que me saco el lazo con la pata, sí voy a hacer alguna acotación, ojo con lo que están diciendo. Ojo con la dolarización, ojo con el te voy a agarrar una motosierra y voy a echar a todo el mundo de Aerolíneas, voy a echar a todo el mundo, termino la obra pública, reduzco el 13% del Producto Bruto Interno. Puedo hacer una lista de cien cosas, todo eso si, primero, tuvieran la suerte de ganar. Y si ganaran, ¿querrían hacer una cosa de esas características? Significa que van a tener un millón y medio de personas en la calle, ¿se van a quedar en su casa esperando que alguien les diga que les resolvió la situación? No, van a reclamar por ello. Y eso solo cierra con represión. Esto es lo que dije yo, “eso sería con represión, ahí va a tener sangre y va a tener muertos” porque va a cerrar con represión, la única forma que tienen. No ha sido ninguna expresión desafortunada. Solo digo que de echar un millón y medio de personas a la calle, ese tema va a tener complicaciones severas. Esto es lo que estoy diciendo. 

“Esa mala imagen que uno puede tener en una encuesta tiene que ver con lo que está dispuesto a hacer”

—Pero vayamos al fondo de la cuestión, ¿usted imagina que ese es el escenario que va a suceder si gana Juntos por el Cambio?

—Es lo que dicen. Te repito, no me ocupo demasiado de la oposición. Es lo que dicen. A Macri le preguntó un periodista y le dice: “Pero lo que usted está diciendo puede traer complicaciones, muertos inclusive”. Y Macri dice: “Bueno, habrá que bancarlo”.

—Naomi Klein hizo un célebre ensayo a comienzos de este siglo que llamó “La doctrina del shock”, donde planteaba que para que se aceptasen determinadas modificaciones era necesario que la gente perdiera cierta capacidad de resistencia. Recientemente circuló una frase de Perón diciendo que en algún momento no iban a ser bombas ni represión, que la dominación se haría a través del hambre por vía de una hiperinflación, y la gente iba a terminar votando a sus propios verdugos. ¿A esa situación social usted se refiere?

—Es idéntica esa situación, porque terminarían votando a sus propios verdugos. He escuchado a gente trabajadora. Se dice que para el capitalismo no hay un producto mejor terminado que un trabajador de derecha. No puedo entender que un trabajador diga que puede votar a Milei. 

“No soy un progresista, que me quiero disfrazar si no lo soy. Nunca he cambiado de manera de pensar”

—¿Qué hicieron mal ustedes para que eso pase? 

—Porque es su verdugo, usted lo acaba de decir. Es lo mismo que Klein, es el verdugo el que ellos están eligiendo como solución en este caso. 

—Lenin decía que “los capitalistas son tan ignorantes que lucran vendiendo las sogas con que se los va a ahorcar”, acá usted invierte el rol. 

—Acá es peor el tema, porque durante mucho tiempo hubo una izquierda perfumada en la Argentina que votaba por izquierda, pero gobernaba y vivía por derecha. Se sacaron esa careta, ahora son ellos, se muestran como tales y se lo dicen en la cara, porque pareciera que no lo entienden o para que lo cuenten de la forma que se les ocurra. Entonces, en ese caso aparece esto con Macri. Apareció otro video en el cual le preguntan a él respecto de lo sucedido y él dice que no, que si tiene que haber muertos habrá muertos. Y es lo que dije yo, no inventé nada, porque todos los que se enojaron, de mi partido pocos, ninguno cometió la torpeza de llamarme para criticarme por ese tema. Pero algunas semanas después fue toda la oposición la que terminó hablando de lo que yo hablé, porque son los temas que ellos blanden, convencidos de que el que me está interpelando no comprende. Entonces yo le puedo decir a ese señor lo que voy a hacer. El no lo comprende, se lo va a comer y eventualmente me vote, gane eventualmente también. Y una vez que gané, cuando yo haga todo lo que tengo que hacer y tenga un millón y medio de personas en la calle enojadas porque fueron traicionadas, como van a ser traicionadas por este hombre, eventualmente, ¿qué le va a decir? “Mire, yo le dije a usted que iba a hacer esto, que iba a dolarizar”. Véalo, en la semana pasaron siete u ocho videos, en lo cual insisten, no saben ni lo que dicen respecto de lo que significaría una dolarización. 

—Vuelvo con ¿qué hicieron mal ustedes para que ese escenario sea factible? 

—Mal debemos haber hecho montones de cosas, no rompe platos el que no los lava, así que no voy a descubrir nada, pero no es el tema.

—Uno puede romper muchos platos o algunos platos. 

—Sí, claro, uno rompió platos porque lavó muchos platos. 

—Son muchos años de peronismo lo que usted está diciendo.

—Sí, puede ser, por qué no. Pero la discusión tiene que ser más profunda todavía, porque el tema no es solamente haber roto los platos, el tema es que hay más cosas por hacer, hay complicaciones. Así comenzamos esta charla y esas complicaciones, por supuesto, las facturas vienen todas a nuestra casa con nuestra dirección, el sellito, el QR y todo lo que sea que nos pertenece a nosotros. Con lo cual tenemos que terminar pagando por los cuatro años de Macri más la mentira de lo que está haciendo, más el Fondo Monetario Internacional, todo ese tipo de cosas. Eso también lo tenemos que pagar entonces como un plato roto más por nosotros.

—Otra hipótesis. Macri en 2015 tenía un discurso más de centro que el que tiene hoy, Bullrich estaba en la Coalición Cívica en 2007 con Carrió, por lo que se podría decir que hubo un corrimiento hacia la derecha de parte de lo que antes era Cambiemos. ¿Son ideas propias o en realidad muchos políticos son instrumentos de los poderes fácticos que establecen el discurso de época adecuado al que ellos se ajustan? 

—Sí, claro.

—¿Puede profundizar?

—Absolutamente. Los únicos gobiernos que no toleraron que el poder real debiera instrucciones al poder formal fue Juan Perón, Néstor y Cristina, y Alberto en estos tiempos.

—Y Alfonsín.

—Y Alfonsín en muchas políticas, sí señor. Después hay visiones que son absolutamente opacadas, o por inoperancia o por genuflexión. Pero la realidad es que nuestra posición asumida es la de dar una pelea permanente en la que uno no se va a correr de ese punto. No soy un progresista, que me quiero disfrazar si no lo soy. No soy un tipo de derecha. ¿Dónde me siento más cómodo? Yo soy peronista, pero si en ese marco hubiera que hacer algunas definiciones entre los jacobinos, los girondinos y los monárquicos, sé que estoy del centro un poquitito más inclinado hacia la izquierda, me siento más cómodo, me hallo con muchos más amigos y con mucha gente más formada en ese palo que en otro lado, pero del peronismo más central y más definido.

—Entonces para usted los poderes fácticos usaron a los presidentes como instrumentos, más elegantemente Hegel decía que son cuerpos que usa la historia para seguir su rumbo.

—Yrigoyen fue el primero que lo intentó, porque su acuerdo con Roque Sáenz Peña permite que aparezca el 8871, la ya conocida Ley Saenz Peña y que, entre otras cosas, le permita llegar a un gobierno popular, votado por hombres nada más, pero un gobierno popular. Pero tenía cinco terratenientes, el de Hacienda, el de Agricultura, el de Obras Públicas, el del Interior y el canciller, con lo cual le costó. Sí, claro que le costó. No era tan fácil de un plumazo, porque así se llegaba. Había un trabajo detrás de todo esto. La realidad es que después que pasaron ciento y pico de años, uno se da cuenta de que vaya al pueblo, que una calle se siga llamando Hipólito Yrigoyen, y de los mugrientos que lo derrocaron y lo hicieron pedazos y que lo enchastraron y lo ensuciaron. Juan Perón dice en el 45: “¿Dónde están todos esos, los que decían del robo de Yrigoyen, no están en ningún lado porque no pueden ni siquiera mostrarse. El millón de personas que fue al velatorio de Hipólito Yrigoyen tendría que haber ido a la Plaza de Mayo a defenderlo”.

Aníbal Fernández 20230422
JUNTOS POR EL CAMBIO. “Solo digo que de echar un millón y medio de personas a la calle, ese tema va a tener complicaciones severas”. (FOTO ERNESTO PAGÉS)

—Siguiendo su cosmovisión: los únicos que no aceptaron esas directrices fueron Perón, Néstor y Cristina, y agregó a Alfonsín, ¿qué pasó entonces en 2001? ¿Tampoco De la Rúa aceptaba ser intrumento de esos poderes fácticos?

—El cambio no era De la Rúa, el cambio era Duhalde. Ahí hay un error histórico fenomenal y no se supo reparar eso. Yo era ministro de Trabajo, me tocó venir a discusiones muy calientes con Machinea, con Patricia Bullrich misma, era ministra de Trabajo.

—Pero ahí fueron funcionales al peronismo, o a Duhalde se podría decir.

—No, me parece que malinterpretaron el designio y trabajaron en contra de lo que representaban sus propias teorías.

—Así como se cansó el establishment de Cavallo en 2001, ¿se cansó el establishment del peronismo ahora en 2023? 

—Yo creo que lo de Cavallo no es cansancio, lo que faltó ahí es poder. Juan Perón dice que es más fácil gobernar que conducir. Y una cosa es Cavallo conducido por Carlos Menem y otra cosa es Cavallo conducido por De la Rúa, no es lo mismo. 

—Se lo acusa de amenazar al decir usted “miren que si votan a estos tipos correrá sangre”.

—No, porque si supiera que lo que digo, de la forma en que lo digo, representa una amenaza, se expresa, aparece como, tiene el formato de, una amenaza y eso puede significar que no se meta la pata. Y déjeme pensarlo y a lo mejor lo hago por mi propia voluntad. Pero no creo en las amenazas. Creo en la política y la discusión se tiene que dar en el marco de la política, como sucedió en esto. 

“A cada acción va a existir una determinada reacción y en política eso se aprovecha”

—¿Y no funcionó en el caso suyo cuando se dijo “ojo, que si se vota a Aníbal se está votando la droga”?

—Sí, recontrafuncionó. 

—¿Y no lo hizo pensar que a lo mejor había algo suyo en el inconsciente de que estaba devolviendo la amenaza injusta que recibió?

—Ahora no, hablo con toda claridad. No soy un tipo que tenga pelos en la lengua, con lo cual no van a andar tratando de buscarles la vuelta a mis palabras porque son llanitas. Es muy simple lo que digo. 

—Pero en su caso funcionó. 

—Vuelvo a insistir: “Ojo con estos, dicen que son capaces de dinamitar el gobierno” no me como la curva de la metáfora. Lo que están diciendo es que eso así no lo van a tolerar, que van a echar gente de los medios públicos, que van a echar gente de Aerolíneas, que terminan con la obra pública, dice Milei.

—No parece que Milei sea quien tenga más posibilidades de gobernar. ¿Puede referirse a Juntos por el Cambio?

—Tampoco me voy a poner tan cuidadoso a la hora de... 

—Entre Milei y Juntos por el Cambio hay diferencias.

—Entre todos los que están hablando. Sí, pero Macri dice que si hay muertos habrá que bancárselos.

—No ve a Macri en retirada. 

—Yo creo que Macri no tiene ninguna posibilidad de ser nada y que lo único que tiene hasta este momento no sé si es su procedencia calabresa o no sé qué cosa, que por temor o por alguna cosa ninguno quiere sacar los pies del plato, pero que nadie quiere saber nada con Macri parece que es más que gráfico. 

“Todo lo que estoy diciendo respecto de Máximo y respecto de La Cámpora se lo he dicho a ellos”

—¿Usted cree que un gobierno de Juntos por el Cambio tendría similitudes con lo de Milei?

—No necesariamente, pero muchas de las cosas que se dicen son así. Entonces lo único que digo es, vuelvo a insistir al periodista…

—… con el silogismo de “si tal cosa, tal otra”.

—No hablo de la oposición ahora, para no parecer que me saco el lazo con la pata, ¿qué pienso? Si están diciendo todas estas cosas, primero si ganaran, segundo, si ganaran y fuera cierto que van a hacer eso, porque Macri también habla de dinamitar parte del gobierno y lo hizo. ¿Cuántas pymes perdimos? Siete mil quinientas pymes, ¿cuántos puestos de trabajo perdimos? ¿Cuánto producto bruto?

—¿Usted cree que en la interna de la oposición van a ganar aquellos que plantean dinamitar, derrumbar? 

—No, quiero creer que no, de corazón. Aspiro, sea quien fuere y en el partido que fuere, voten hombres y mujeres racionales, convencidos de que la Argentina hay que prepararla y pensarla para tantos años vista.

—Así como le pasó esto de que iba a haber sangre, le pasó también aquello de que podría haber más pobres en Alemania que en Argentina, dependiendo... 

—¿Nunca leyó usted la estadística alemana? Nunca la leyó porque yo me acuerdo, así como tiene sus papelitos, que sentados acá, le dije a usted vea las estadísticas en Alemania, que tienen una forma de leer distinta que la nuestra, que es la de la Cepal. Ellos son multicausales, ellos meten todo en ese índice.

—Entiendo que una persona que gana mil euros puede ser considerada pobre en parámetros europeos, si se refiere a eso.

—Está poniendo el ejemplo que usted quiere y yo le estoy poniendo el ejemplo de la estadística. Vean el Indec, por llamarlo de alguna manera, porque si lo digo en alemán, después se mofan mis amigos, el Indec alemán, presten atención a cuánta es la pobreza que tienen y en qué condiciones.

—Muy bien. Pero más allá de eso, el sentido común indica que habrá un problema de inadecuación de la traducción de los índices, porque la cantidad de pobres que hay en Alemania...

—La diferencia que tenemos unos con otros es que nosotros seguimos midiendo como medía la Cepal, la pobreza en un corte determinado. Y lo que Alemania hace ahora es una medición que es...

—Por eso, ¿hay menos pobres en la Argentina que en Alemania, Aníbal?

—No, pero estamos hablando de otro momento y nos olvidamos del origen. Y el origen fue que en la FAO le habían dado un premio a Argentina, en cabeza de la presidenta de la Nación, hablándole de la pobreza y lo que uno dice es: “Mire, lo que están midiendo es esto”. 

“No saben ni lo que dicen respecto de lo que significaría una dolarización. Ojo con la dolarización”

—Donde lo quiero llevar es a que usted es un espadachín de la palabra y en determinados momentos se mete muy seguro de sí mismo en lides en las que inevitablemente termina enredándose.

—Pero a ver, no me lo como. Sé lo que estoy diciendo, ahora, si ustedes hacen el trabajo fácil, cuando digo ustedes, digo editores y titulares de diarios o de medios de comunicación, a la oposición. Clarín decía el otro día en tapa: “Irresponsable dos puntos, y explicaba lo que había dicho yo”, no, los irresponsables son ustedes que no dicen lo que dice Macri, que no dicen lo que dice Milei. A mí me preguntaron qué opinaba y yo dije, “Si ganaran y llegara a suceder, va a haber un millón y medio de personas en la calle y eso cierra con represión”.

—Al de la sangre si gana la oposición, o más pobres en Alemania que Argentina le agrego cuando dijo: “Los narcos ganaron”, en el caso de Rosario.

—Veinte años hace que está sucediendo lo mismo. El 11 de octubre de 2013 ametrallaron la casa del gobernador Bonfatti, ¿qué quiere que le cuente?, me dice usted que ganó la fuerza de seguridad en Santa Fe, ¡no! Lo que estoy diciendo es que nosotros estamos ahí con toda la fuerza que nos propusimos, no paga un centavo la provincia, está pagando el Estado nacional, estamos entrando a todos los barrios, tenemos una cantidad importantísima en superficie y tenemos una cantidad muchísimo más grande en inteligencia criminal. Todo el esfuerzo que se está haciendo para dar por terminado con un tema que si no lo resolvemos va a terminar siendo un problema para los Argentinos.

—Tengo la sensación de que a usted le gustan las difíciles, confiando en su oralidad les dice a sus colegas: “Déjenme a mí, córranse”, frente a cualquier causa difícil de explicar porque no tiene prejuicio de meterse en temas complicados.

—Si me animo es porque lo debo conocer. No soy un tipo común, yo leo, estudio.

—¿Que se banca después los costos de imagen?

—Los temas que aparecen los leo. Lo de Alemania no es un tema que me apareció de la nada, es un tema que leí, lo estudié, lo busqué.

—¿Por qué cree que perdió las elecciones en la provincia de Buenos Aires?

—El tema más severo es el tercer candidato. Nunca hay tres candidatos, siempre son dos. En este caso hubo un tercero y muy buen candidato, que era Felipe Solá. Sacó casi 18 puntos. ¿Quién lo pagó? El peronismo lo pagó.

—¿Pero no cree usted que muchas veces paga un precio alto por su verba encendida? 

—Seguramente, porque no soy ni chorro ni coimero. Con lo cual esa mala imagen que uno puede tener en una encuesta tiene que ver con lo que está dispuesto a hacer. Cuando empecé a militar en política, muy chiquito, 14 años, no tenía 15 años todavía. Al poco tiempo, a los 16, nos llevaron un día a practicar con pistolas. Era el momento, y tiro muy bien, pero no es el palo mío ese. Mi palo es intentar ser un cuadro político que pueda defender al peronismo. Y eso es lo que hice toda mi vida, leer, estudiar y hablar con los que sabían mucho de esta cosa como para aprenderlo. Y creo que tan mal no me ha ido.

“De acá a diciembre hay que gobernar. Siempre gobernamos, así que no va a variar la situación”

—¿Y tira con las palabras muy bien, como dijo?

—Tiro con ideas, tiro con propuestas, tiro con verdades que se están tapando o tratando de tapar con algunas cosas para...

—Animándose a decir cosas que pueden ser políticamente incorrectas. 

—¿Por ejemplo? 

—Son varios los políticos que llaman la atención de la audiencia porque dicen lo que los recatados no se animarían a decir, vale recordar luego la metáfora marítima: “El pez por la boca muere”. 

—“Es la economía, estúpido”, decía Clinton.

—A usted también le salieron muchas bien, el problema es que si uno tira y tira, algunas le van a salir mal.

—Pero le queda chico el estudio para juntar las mías.

—¿Cómo cree que va a estar la economía en agosto y cómo le va a ir a Massa?

—Lo primero que hay que ver es que está haciendo un trabajo encomiable. Es muy fuerte lo que está haciendo. Le pone horas hombre a montones y el trabajo en muchas cosas rinde sus frutos. No dejamos de ver lo que estamos viendo.

—¿Puede ser candidato aunque tenga 7% de inflación mensual?

—Sí, es uno de los que pueden ser candidatos.

—Alfonsín decía que había derrotas que tenían grandeza de la que muchos triunfos carecían.

—Seguramente, cuando habla de la posibilidad de que el radicalismo se derechice dice eso, “que se acostumbren a perder”, decía Alfonsín. Si el radicalismo para ganar elecciones se tiene que derechizar, entonces que se acostumbren a perder, decía él. Y es una gráfica que a todos nos termina llamando la atención. Tiene que ver con la capacidad que uno tenga de ser consolidado en su manera de pensar. No puede estar uno siendo hoy de Boca, mañana de River. 

—Alguien puede ganar perdiendo. ¿Sergio Massa podría ganar no logrando el objetivo que se planteó en términos económicos?

—Hay mucho apuro, la realidad es que la Argentina está en una situación tan particular que vamos a ver esto, de esto se va a hablar a fines de mayo. Ahí vamos a tener una visión. Todo lo que se hable ahora, acuérdese lo que digo, todo lo que se habla ahora está colgado de alfileres nada más. No tiene ningún criterio de fondo, porque todos están tratando de posicionarse y ver cómo se gana la “pole position”. No hay otra cosa que vocación y mucha aspiración y muchas ganas de hacer, pero cuando se empiezan a ver realmente, empiezan como los viejos jugadores de fútbol, a ponerse el aceite verde en las piernas, va a ser recién los últimos días de mayo. Ahí vamos a empezar a ver la realidad.

—Usted se anima a temas que otros no se animan, como también a polemizar con personas a las que otros no se les animan, entre ellas Máximo Kirchner, ¿cuál es su relación con el hijo de la vicepresidenta? 

—Hoy no es buena. Me da la sensación de que para él y para mí no es justo que eso sea así. Yo amé a su padre, es un verbo que nadie utilizaría por un tipo, pero yo amé a ese hombre, lo he querido entrañablemente. Y con Cristina lo mismo. Pero hay cosas que no me callo, creo en lo que creo y eso es lo que siento. Él tiene tanto derecho como yo en creer en lo que cree y hacer lo que se le antoja con su grupo político. Son cosas que se tienen que mirar desde ese punto de vista. Desde el punto de vista del peronismo, creo que ni me saca ventaja ni le saco ventaja, los dos tenemos una posición que seguramente en algún momento va a coincidir, porque antes si hay un acuerdo, como recién charlábamos, o después, el que gane la primaria abierta simultánea y obligatoria, nos vamos a terminar juntando.

—¿Y a La Cámpora, qué rol le asigna?

—No he tenido buena relación, y todo lo que estoy diciendo respecto de Máximo y respecto de La Cámpora se lo he dicho a ellos. Porque no soy de estos tipos que hablan por atrás y después se esconden. Una vez se lo dije a los tres más importantes en mi estudio. Una vez, uno por uno, les he contado por qué malogran una herramienta electoral haciendo tales cosas. Y en otra oportunidad, Máximo me invitó a su despacho en la Cámara de Diputados y después vinieron los otros dos compañeros, y volvimos a hablar del mismo tema. Nunca he cambiado de manera de pensar, siempre fue la misma, ¿por qué tiene que coincidir con la de ellos? No tengo ningún derecho a pretender que ellos coincidan con mi manera de pensar, pero no coincidimos. Si no coincidimos, uno tiene que tratar de ver si siempre trata de acercarse de la mejor manera con los otros. La masa crítica hay que componerla, hay que formarla, hay que trabajarla, no se compra en Carrefour.

—Cuando vio las imágenes de que a Berni le estaban pegando unos colectiveros, ¿cuál fue su primer pensamiento, cómo lo fue elaborando después? ¿Se trató Berni de un significante que trascendía a él?

—Me dolió el alma, no puede pasar eso porque tengo la misma vocación, la misma forma de hacerlo. Si veo que hay un conflicto por ahí, se lo dije a él. Hoy estuve con él, porque hoy se hizo la reunión anual de los ministros de Seguridad por la Ley de Seguridad Interior. Estuvo presente por la provincia de Buenos Aires, así que estuvimos charlando del tema. Pero soy de los que si ven que hay un conflicto, trato de medir los riesgos y si veo que no son demasiados los riesgos a correr voy solito, me meto y trato de encontrar la forma para resolver, que creo que es lo que hizo él. Eso de pegarle y tirarle piedras... le rompieron la cabeza atrás, fue una cosa muy desagradable. Eso no tiene por qué suceder. 

—¿Representa algo más allá que él mismo, encontró algo parecido al “que se vayan todos de 2001”, le pegaban a él o al Gobierno?

—Hay un montón de cosas ahí que si uno se pone a mirarlas con detenimiento, no tienen nada que ver con la discusión de los propios colectiveros. No minimizo la crítica o la vocación de plantarse, parar y reclamar derechos, no lo minimizo. Pero eso no se consigue lastimando a una persona. Si la vocación de él no fue ir a pelearse, no fue con 200 personas con escudos y palos, fue solo. En todo caso, no les gusta que esté, bueno, váyase. 

—Cuando la CGT dice que peligra la cohesión social, ¿encuentra algún punto de referencia con 2002 en el que usted intervino?

—No, no se parece en nada. En aquel momento trabajaron ese tema. Fue masajeando lo suficiente como para tratar que prosperara. Tan mal percibido, o mal pensado o mal preparado estuvo que en la elección de 2001 es la que más cantidad de votos positivos tuvo, y en la que más cantidad de gente votó. Quiere decir que la sociedad les dio un bife en la boca a todos esos autores diciéndoles: “La solución es por la democracia”. Más gente votó, más votos positivos hubo, elijan al que quieran. Ahí están, los que se propongan que los midan y que los elijan. Y el que salió salió, pero no por la vía de que se vayan todos, porque fue un enorme invento y porque hubo un montón que no eran inmediatos formadores del círculo rojo o de esta estructura de poder real, pero que presionaban para ello.

—¿Teme alguna situación así, alguna repetición en el período entre las PASO y la entrega del poder?

—No, hay que manejar las cosas como corresponde y hay que darle el lugar a quien le corresponde para que compita. Yo estoy convencido de que tiene que ganar el peronismo, que hay elementos para poder prepararse y encontrar el formato. Otros pensarán lo suyo, hay que competir, se meten de a uno los votos.

—¿Se psicoanaliza o se psicoanalizó alguna vez?

—Sí, claro.

—¿Con el mismo analista?

—Con el mismo, y cuando por un trabajo creía que no tenía que analizarme, que tenía que tener la cabeza libre para pensarlo, dejé de ir. Y cuando pasaron ocho meses, diez meses, un año, no mucho más que eso, decidí y lo fui a buscar, llegué al edificio, estaba el encargado y me dice: “Ah no, se murió hace cuatro o cinco meses”. Creí que me moría yo en ese mismo momento.

—¿Año?

—95, 96 tiene que haber sido.

—Desde bien joven se analizaba.

—Sí, después volví a analizarme un tiempo con Eva Giberti. Dejé de asistir, lo acordé con ella, por supuesto, porque me parecía que era una carga para ella muy grande y que no era justo.

—Y últimamente no se analiza, ya está, ya se recibió.

—Pero no lo descarto, me hacía mucho bien.

 


 

Aníbal Fernández: “Muchos ‘compañeros’ no pararon de tirar piedras”

El viernes por la mañana, tras conocerse el video de Alberto Fernández anunciando que no se presentaría como candidato a su reelección, Aníbal Fernández volvió a ser entrevistado por Jorge Fontevecchia en su programa de radio.

—Evidentemente ayer a la tarde (por el jueves), mientras hacíamos el reportaje, usted no sabía la decisión que tomaría el Presidente. 

—El Presidente me citó a las 08.00 en Olivos y lo charlé con él en ese momento. Comprendo, participo y me satisface la visión del Presidente. El Presidente fue elegido para trabajar a tiempo completo tratando de resolver los problemas de los argentinos. Y los tiempos no dan como para poder hacer eso y encima quedar bien como para tener una encuesta más o menos aceptable. Los trabajos se tienen que hacer sin miramientos, y el esfuerzo y lo que significan cuatro años de una catástrofe económica, endeudamiento, vencimientos imposibles de pagar, el Fondo Monetario, la pandemia, la guerra, la sequía que impacta sobre los precios, sobre la reserva, sobre la moneda. Todo eso el Presidente lo resume en su video; dice: “No me quejo de nada porque es el tiempo que me tocó vivir”. Si le toca vivir en ese tiempo hay que hacerse cargo de lo que tiene cada generación, llegar al 10 de diciembre con la mayor cantidad de problemas resueltos y democratizar el peronismo, que garantice que ni caudillos ni ventajeros les saquen ventaja a otros y haya una competencia lo más sana posible.

—¿Cómo se imagina esa competencia? ¿Se imagina compitiendo a candidatos que representen los tres fundadores del Frente de Todos? ¿Sergio Massa tendría que renunciar a ser ministro de Economía para poder ser candidato? 

—La realidad es que hablar de candidatos es temerario. Todavía habría que esperar un poquitito, porque faltan sesenta días para presentar las listas. Forzosamente tienen que alinearse los que están dispuestos a presentarse a competir, y saber que tienen garantizadas las posibilidades por igual con todos los contendientes y que la solución va a ser salir de una elección ajustada a pelear de hinchada. Pero para que aquel a quien le toca representar los intereses  del segmento al que pertenecemos nosotros, que representa nada menos que al ámbito de los trabajadores, de los viejos, de las mujeres, de las embarazadas, de las personas con discapacidad de los vulnerables para que en este país esté garantizado tanto para el hombre como para la mujer, tenga las características indispensables para poder hacerlo.

—¿Cómo vio al Presidente tras anunciar la decisión?

—Lo vi muy bien. Satisfecho con lo que estaba haciendo. No hay en esto un lugar para dramas o melodramas sujetos a esas características, al contrario, él tiene la satisfacción de que hizo todo lo que se podía hacer, que así lo decidió y que no lo hizo porque lo empujó la adversidad, sino porque estaba convencido de que las cosas suceden, porque suceden y hay que ocuparse de ellas, así lo cree y así lo hizo. Ahora el período cumplido será el 10 de diciembre con la mayor cantidad de cosas resueltas dentro del marco de sus posibilidades.

—¿Ve a Scioli compitiendo con Sergio Massa?

—Yo veo a todos los compañeros que tengan vocación de hacerlo, con ganas de competir, que compitan, todos. Cada uno sabrá cuál es su encuesta, cada uno sabrá cuál es la capacidad que tiene para competir. No es menor lo que está haciendo Sergio, es un trabajo ciclópeo para poder cumplir con esa meta de solucionar los problemas internacionales que nos generamos y que nos permitan dar elementos de sobra para intentar salir de ese atolladero  de la inflación.  No nos olvidemos de que arrancamos con un 54%, pero hay que encontrar una salida, porque eso impacta de lleno en el bolsillo de los trabajadores. Y hay muchas cosas por hacer, ya sabremos quiénes son a cortísimo plazo los que pretenden competir para ser analizados y valorados por el electorado argentino y peronista, y veremos cómo sale una discusión de esas características, sabiendo que es el Presidente el que estaba al frente del partido y va a garantizar la democratización y que va a impedir que caudillos y ventajeros hagan una cosa de estas características.

—¿Podría haber un candidato que represente la unidad del Frente de Todos?

—Le voy a hablar de mis anhelos, que creo que poco le importan a usted, pero voy a hablar en voz alta de cuáles son mis anhelos. Mis anhelos son que haya una competencia y que después todos nos podamos encolumnar detrás del que triunfó para que el resultado sea el único que esperamos nosotros. No lo puedo ver de otra manera. Estamos acostumbrados a que el Partido Justicialista vaya con un solo candidato.

—Esa no es la vocación del Presidente. El Presidente lo dice con todas las letras, la democratización del peronismo es la que va a garantizar que en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias aquellos que se presenten tengan igualdad de oportunidades y se puedan presentar ante un electorado para concitar su atención, y el que lo gana gana. Estoy convencido de que esa es la forma, no hay más lugar, insisto, para un caudillo que diga “es fulano”, o que haya un ventajero que se apropie de una lapicera imaginaria y decida que pone en las listas a sus amigos. Esas cosas ya no pueden suceder más. Hay que organizarnos de la mejor manera y el Presidente se comprometió a hacerlo él estando al frente de esa discusión.

—Para que Alberto Fernández decidiera no presentarse, ¿hubo dirigentes que trabajaron contra el Presidente?

—Claro que sí. Ustedes lo saben, no necesitan que yo se lo diga, ustedes están esperando que les cuente, que es así, y se lo cuento, lo ratifico. Pero ustedes sabían que hay un montón de “compañeros” que no han parado de tirar piedras, a lo mejor pensando que eso iba a gastar al Presidente y el Presidente, agobiado por la cantidad de piedras que tiran al divino botón, bajara los brazos y se corriera para que entonces el destino de los caudillos y los ventajeros finalmente saliera otra vez ganando. Y no sucede eso, el Presidente sabe a qué vino y de qué se está ocupando en este momento. Haber tomado la decisión de no competir precisamente para poder terminar de la mejor manera que pueda su gestión, también va a sumar a esa situación la garantía de que todos los que quieran competir no van a ser bochados ni va a aparecer un señor, como ya ha sucedido, que diga que en su distrito no pueden competir, no hay otras listas, porque se encuentra directamente un error de tipeo en la planilla y por eso es objetada. Eso no va a suceder. Va a haber la garantía de que puedan competir todos para que no haya complicaciones.

—Es conocida por todos la metáfora del ‘pato rengo’,  ¿qué va a pasar de aquí a diciembre?

—De acá a diciembre hay que gobernar. Siempre gobernamos, así que no va a variar la situación. Algunos dirían “no, no puede ser que él se baje”, yo creo que no se baja de ningún lado porque nunca se subió. Y si así fuera, ¿cuántos meses faltan? ¿Cinco? Hay que ir como estamos todos los días, administrando y cuidando lo que corresponde, porque es una gestión honesta y un presidente honesto. No estábamos acostumbrados hasta 2019 que eso sucediera. El Presidente es un hombre honesto y lo que hay que terminar de ver es entonces cómo se orquesta, cómo se ordena y cómo se acomoda de la mejor manera en términos políticos. Hasta aquí estábamos con ventaja, porque había otros grupos políticos u otros partidos políticos que estaban trabajando con candidatos o con precandidatos que podían exhibirse ante el electorado. Nosotros no podíamos hacerlo porque estábamos esperando esta posición, que ya está muy clara. 

 

Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.