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Eulalia Pérez Sedeño: “Si hay un colonialismo brutal, es el que tenemos las mujeres con el patriarcado”

La filósofa y profesora española, investigadora especialista en ciencia, tecnología y género del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, similar al Conicet de nuestro país, ha estudiado el lugar histórico de las mujeres en las ciencias y las consecuencias que de allí derivan en la elección de las carreras universitarias de las mujeres hoy; propone la filosofía hecha por mujeres como una herramienta para reflexionar y encontrar soluciones a los sesgos de género en nuestras sociedades. Ha escrito infinidad de artículos académicos y varios libros, algunos de ellos son: “Las mentiras científicas sobre las mujeres”, “Cartografías del cuerpo” y “Ciencia y género”.

REPORTAJE DE FONTEVECCHIA A EULALIA PEREZ SEDENO 20230803
REPORTAJE DE FONTEVECCHIA A EULALIA PEREZ SEDENO | MARCELO DUBINI

—Usted, que es pionera en estudios de género y del lugar de la mujer a lo largo de la historia del ámbito científico, ¿en qué momento de su vida o su carrera profesional empezó a preguntarse dónde estaban las mujeres en los inicios del mundo científico y académico?

—Empecé en la Universidad de Cambridge, porque fui allí después de hacer una tesis de “Historia de la astronomía antigua”, y a instancias del presidente del tribunal, que la juzgó, me dijo que convenía también, que completara esos estudios con la historia de la medicina griega. Entonces, fui con dos profesores, el profesor Michael Hoskin, quien desafortunadamente murió hace un año, y el profesor Geoffrey Lloyd, un especialista en ciencia griega y sobre todo, en medicina griega. Y me planteé un problema muy interesante, el de las mujeres que no podían ser tratadas por los médicos por cuestiones de pudor y el médico tenía que fiarse de lo que ellas decían, o de lo que decían las matronas o las comadronas, que eran las intermediarias. Entonces, las mujeres griegas, casi en la inmensa mayoría y casi en todas las épocas, porque hay matices, eran menores en todos los sentidos, no solamente de edad, y se planteaba un problema de autoridad. Las mujeres no tenían autoridad para expresar los síntomas, pero el médico no tenía más remedio que fiarse de estas personas que carecían de autoridad. Entonces, ahí fue donde empecé a plantearme qué pasa con las mujeres. He estado estudiando historia de la astronomía antigua y excepto “Hipatia” no me ha aparecido ninguna, y ahí fue cuando comencé con todas estas cuestiones. 

—No es lo mismo el cuerpo que el género, ¿podría, desde la perspectiva de su expertise, aclararnos la diferencia entre estos dos términos? 

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—El género es algo muy complejo, porque tiene muchos aspectos diferentes, hay identidad de género, hay simbolismo de género, hay muchas cosas, pero dicho un poco rápidamente, el género es el comportamiento, las normas que nos dicen cómo debemos comportarnos en virtud del cuerpo que tenemos, es decir, en virtud de si somos hombres o somos mujeres. Pero eso tampoco es tan simple, porque el sexo tampoco es una cosa muy simple. No hay sólo hombres y mujeres, también el sexo tiene muchos aspectos, el cromosómico, si producimos, por ejemplo, óvulos o espermatozoides, si tenemos vagina y ovarios, o tenemos pene y testículos. Y puede, además, haber combinaciones de estas cosas, incluso hay combinaciones de cromosomas. No solamente hay personas con un cromosoma XX, es decir mujeres, o con cromosomas XY, sino que hay combinaciones, pues hay gente que tiene XXY o gente que tiene un cromosoma X solo, en fin hay múltiples combinaciones. 

—Le pido una breve definición sobre el concepto de estereotipo de género y también cómo se transmite de generación tras generación. 

—Los estereotipos son ideas preconcebidas y prejuiciosas que tenemos, sobre grupos identitarios o incluso a veces sobre razas también, o etnias. Y en concreto, los de género son los que tenemos sobre las mujeres, en este caso. Cómo se trasmiten, de muchísimas maneras. Por ejemplo, a través de la familia, los padres y las madres tenemos expectativas de cómo deben comportarse nuestros hijos o hijas, pero también, por ejemplo, la escuela, trasmite a través, tanto del currículum principal como del currículum oculto, una serie de ideas acerca de los comportamientos de niños y niñas. Tenemos la vieja idea de que las niñas no sirven para las matemáticas, que los niños están mejor dotados que ellas, pero también se retransmiten entre los propios niños y niñas, porque las niñas y los niños no quieren ser el bicho raro y entonces, intentan adecuarse a lo que la mayoría de sus iguales espera de ellos. Y por supuesto, los medios de comunicación, ya que estamos en un medio de comunicación y son bastante responsables de la transmisión de estos estereotipos. 

“El género son las normas que nos dicen cómo debemos comportarnos, en virtud del cuerpo que tenemos”

—¿Cuánto ha discriminado la ciencia a la mujer a lo largo de la historia, con estudios morfológicos del cerebro y del físico, justificando inferioridad o limitación para determinado tipo de tareas y pensamientos? 

—Muchísimo a lo largo de toda la historia de la ciencia, incluso desde Aristóteles, por ejemplo, cuando decía que la mujer es un hombre mal engendrado. Y hay que tener en cuenta que, además, toda la biología aristotélica es la que fundamenta todos los estudios biológicos de occidente hasta el siglo XVIII, prácticamente, XIX. Luego tenemos un montón de teorías y de estudios supuestamente científicos, que en su momento lo eran, aunque estaban llenos de prejuicios y de sesgos, pero como estos estudios que se basaban en el aspecto del cráneo, hay muchísimos, y es muy interesante porque por ejemplo, yo mantengo, y muchas otras personas más, aparte de mí, que los valores que tenemos las personas que nos dedicamos a la investigación, valores que no tienen por qué ser necesariamente la búsqueda de la verdad o la búsqueda de evidencias, es decir, factores estrictamente científicos sino los valores que tenemos, políticos, ideológicos e incluso económicos, y por supuesto en nuestro caso feministas, intervienen a la hora de hacer estos estudios. Y entonces, claro, estas personas que se han basado en el tamaño del cerebro o en la forma del cráneo para hacer una serie de, vamos a llamarlas “teoría” para ser benévolos, acerca de las diferencias entre mujeres y hombres, las han hecho con esos prejuicios, esas ideas, esos valores, en este caso androcéntricos y sexistas que tenían sobre hombres y mujeres. Pero es interesante como por ejemplo, a finales del XIX y principios del XX surgen una serie de mujeres, educadas, con ideales igualitarios que se empeñan en demostrar, además empíricamente, que esas ideas preconcebidas son falsas. Y hacen una serie de estudios y trabajos para demostrar esto, pero se da hasta nuestros días. Hoy en día, están muy de moda los libros de “las mujeres no saben leer los mapas”, por ejemplo, están llenos de prejuicios de este tipo. Y entonces, hay grupos de mujeres, en este caso de neurocientíficas, que trabajan precisamente para erradicar ese tipo de prejuicios desde la propia ciencia. 

“Los estereotipos son ideas preconcebidas y prejuiciosas, que tenemos sobre grupos identitarios”

—¿Cuál es el problema de los estereotipos en los géneros, cómo afectaron el desarrollo de las carreras de las mujeres en la ciencia, por ejemplo; el ambiente también afecta estos estereotipos de género? 

—Ha afectado mucho porque, por ejemplo, este viejo estereotipo de que a las mujeres se les dan peor las matemáticas que a los hombres, ha hecho que muchas mujeres no opten por carreras científicas. Eso, afortunadamente, se está revirtiendo, gracias a que se han hecho acciones positivas para evitar este tipo de cosas, para convencer a las niñas, o indicarles que esto no tiene por qué ser cierto, porque además, sabemos que no es cierto porque hay muchos estudios que indican que las niñas y los niños son igualmente aptos para estas disciplinas. Pero claro, todos estos estereotipos que mencionábamos antes, en las familias, por ejemplo, el no tener mujeres que sean modelos de referencia en estas carreras hace que las niñas y las jóvenes decidan no dedicarse a eso porque no se ven ahí. Pero poco a poco, se ha ido revirtiendo y hoy en día sabemos que en la mayoría de los países el porcentaje de mujeres haciendo ciencias es muy elevado, excepto en las ingenierías, que no conseguimos que pasen del 26% al 30%. Y hay casos, además, muy interesantes con respecto a cómo lo simbólico influye en acercarse a una carrera o no. Por ejemplo, en España una cosa que sucedió fue que la informática cuando fue carrera universitaria era licenciatura, posgrado, se diría ahora en informática. El porcentaje de mujeres que había en ese momento estudiando esta carrera estaba en torno al 40% o 45%. En el momento en que pasó a denominarse Ingeniería Informática, bajó drásticamente. En estos momentos está en el 15%, porque las mujeres no se ven como ingenieras y la sociedad no las ve como ingenieras tampoco. Luego también influye una cuestión económica, por ejemplo, en matemáticas ha sucedido una cosa muy interesante en España, en concreto en el año 2009, donde yo hice un estudio sobre la situación de las astrónomas y astrofísicas en España, y tuve que ver cuál era el porcentaje de mujeres que se licenciaban en matemáticas porque es de donde provenían mayoritariamente, también de física, las astrónomas y astrofísicas estaban en el 49%. ¿Qué ha pasado? En esos momentos la salida de las personas que hacían matemáticas era fundamentalmente la enseñanza, o bien primaria o secundaria o universitaria. En los últimos años el porcentaje de mujeres ha bajado en matemáticas, porque ahora las personas que tienen licenciaturas en matemáticas son muy preciadas en el mercado laboral. Toda esta cosa de la ciencia de datos, lo que quieren son matemáticos y entonces las mujeres se están retirando. 

Eulalia Pérez Sedeño 20230825
PRESIDENTA. “El término ‘presidenta’ está aceptado desde el siglo XVIII en el diccionario. Uno de los conceptos fundamentales del feminismo es el conocimiento situado”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—¿El Premio Nobel sería un fiel reflejo de este sesgo cultural? Ha sido otorgado a 894 hombres y solo a sesenta mujeres. 

—Y no todas de ciencias. Es espectacular lo del Premio Nobel, pero creo que es un reflejo de los sesgos que tiene nuestra sociedad todavía, incluso últimamente, que los jurados de los Premios Nobel se hacen cruces, como decimos nosotros, e intentan compensar un poco estos desequilibrios, pues no hay manera. Y no es porque no haya mujeres, porque en estos momentos, por ejemplo, en biología, en todas las ciencias biomédicas, el porcentaje de mujeres en la mayoría de los países es elevadísimo y mujeres punteras, que han hecho grandes aportes, lo hemos visto con las vacunas de covid, por ejemplo.

—¿Alcanza a percibir sesgos en algo tan emergente como la inteligencia artificial entre hombres y mujeres? 

—Hay muchos sesgos porque los algoritmos de Inteligencia Artificial se nutren de corpus lingüísticos en donde están todos los sesgos del lenguaje, y de otras cosas más. Hay ejercicios que se han hecho, por ejemplo, en el traductor de Google “physician”. Lo traduce como médico, pones “nurse” y lo traduce como enfermera, jamás como enfermero. Y como esos hay muchos ejemplos, entonces es un reflejo. Pero hay que tener en cuenta también una cosa, que igual que esos sesgos están esos corpus lingüísticos, quien introduce esos corpus lingüísticos para que se formulen los algoritmos, son personas. Entonces, esas personas también pueden intentar eliminar esos sesgos de los corpus, por eso necesitamos mujeres haciendo esas cosas también.

“Aristóteles decía que la mujer es un hombre mal engendrado. La vieja idea de que las niñas no sirven en matemáticas”

—Muchos países tienen Ministerio de la Mujer o Ministerio de la Igualdad. En la Argentina se creó en el año 2019, este año tenemos elecciones y hay candidatos a presidente que anunciaron que ese ministerio dejaría de existir por discriminatorio, ¿tener un Ministerio de las Mujeres es útil, hacen falta políticas públicas y privadas que fomenten la igualdad de género, y sería importante o no, en ese caso, tener un Ministerio de Mujeres, Género y Equidad?

—Es fundamental. De hecho, si no hubiera sido por los Ministerios de Igualdad y por todas las acciones positivas, me gusta llamarlas acciones compensatorias, porque son acciones que se hacen, valga la redundancia, para compensar desigualdades preexistentes. Cuando dices afirmativas o discriminación positiva parece que tiene una connotación negativa, por eso me gusta más lo de las acciones compensatorias, pero ya está lo otro acuñado. Y gracias a estos ministerios, a estas acciones compensatorias, se ha podido avanzar muchísimo en los últimos 30 años, por ejemplo, si no, habría sido muy complicado llegar a donde estamos ahora. Y desde luego, como digo siempre, retroceder es posible porque esta idea, estos avances de estos grupos que quieren eliminar los Ministerios de Igualdad, o los planes de Igualdad, no digamos ya los planes contra la violencia de género machista, en aras de que eso es discriminatorio, aquí es cuestión de que hay unos grupos que tienen unos privilegios y otros grupos que no tienen privilegios. Entonces, hay que hacer algo para que esos privilegios no sigan aumentando entre los grupos que ya los tienen, y para que por lo menos, se compense con los grupos más discriminados y más vulnerables. 

—En la Argentina, en la década de los 70, las mujeres representaban el 75% del alumnado en las tareas informáticas, mientras que hoy solamente el 18%. Y el problema no es solamente la discriminación que sufren las mujeres en ese ámbito, sino que a consecuencia de que los programadores en su mayoría sean hombres, y los productos generados estén hechos desde la perspectiva hegemónica masculina.

—Eso tiene que ver un poco con lo que he dicho antes también de los aspectos económicos y del prestigio. Hay una ley sociológica que dice que a mayor prestigio, menor número de mujeres y que a mayor número de mujeres, las carreras se desprestigian, y eso es lo que está pasando con este tipo de carreras. También hay una cuestión educativa, de que a las mujeres se nos sigue educando de una manera no competitiva, que no es que me parezca mal, pero sí que a los varones se los sigue educando en esa competitividad y entonces, muchas chicas se van de estas carreras porque no les compensa competir por competir, sino que muchas de ellas tienen otros intereses, aparte de la propia carrera, y piensan que no merece la pena. Pero desafortunadamente creo que eso no es bueno para la disciplina, porque cuanta más variedad de puntos de vista hay en una disciplina, igual que en una empresa, es mucho mejor, porque tienes muchas más visiones diferentes y mucha más riqueza. Pero intervienen muchos factores, el económico también creo que es importante.

“Hoy en día sabemos que en la mayoría de los países, el porcentaje de mujeres haciendo ciencias es muy elevado”

—En la Argentina, en el área de informática existen algunos colectivos femeninos, como “Las de sistemas”, por ejemplo, que trabajan para visibilizar y potenciar la participación de las mujeres cis, trans y personas no binarias en la industria, hay otro que se llama “Chicas en tecnología”, ¿conoce usted estas comunidades, y a priori, supone que pueden ayudar en algo? 

—Sí, porque si no se establecen grupos que puedan más o menos presionar o hacer acciones de visibilización, es muy difícil que se puedan cambiar estas cosas. De “Chicas en tecnología”, había oído hablar, del otro no, pero en España hay parecidas y es muy importante que se formen estos grupos.

—Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), la participación global de las mujeres en el mercado laboral se redujo de 52,4% a 49,6% en las primeras dos décadas de este siglo. Mientras que en América Latina y el Caribe aumentó, de 44,5% en 1995 a 52,6% en el 2015, debido a las mejoras en materia de educación y de salud, ¿se puede dar la paradoja de que la sociedad latinoamericana sea más consciente en cuanto a la desigualdad de género? 

—Creo que sí, porque por lo que he estado viendo en el Congreso en el que participé, tuve ocasión de oír algunas ponencias de Latinoamérica, en estos momentos en determinados aspectos, sobre todo desde el punto de vista epistemológico y filosófico, Latinoamérica está en la vanguardia, porque creo que todavía se dan cuenta de que tienen que luchar, mientras que en otros países, como pueda ser España, que es de lo que más conozco, o en Inglaterra, muchas mujeres jóvenes, piensan que la igualdad ya está conseguida y entonces, no tienen este ímpetu reivindicativo, excepto los grupos muy pequeños. Pero la mayoría de la gente, si tú haces una encuesta en la universidad, por ejemplo, muchas chicas te van a decir que para qué hacer estas políticas de igualdad, que ya somos todos iguales, y no se dan cuenta de que eso no es así. Se dan cuenta cuando salen al mercado laboral, muchas de ellas. 

—Pensaba en Laclau y como en la construcción de una sociedad fragmentada no hay más proletarios y capitalistas, sino distintos grupos y para construir la representación de los de abajo, había que unir distintas injusticias, la económica de clase, de género, de raza, y me pregunto si puede tener que ver con que en Latinoamérica la injusticia y desigualdad económica es aún mayor que se pone de manifiesto de manera más marcada que en Europa la desigualdad de género. 

—Creo que sí, lo que pasa es que las crisis que hemos tenido en los últimos años debería haber hecho, por lo menos a los países de Europa, pensar un poquito más al respecto. Es una reflexión que no se está haciendo y precisamente desde el feminismo deberíamos insistir en estas cuestiones. Por lo menos en España últimamente se está librando la batalla en otros terrenos que no son, en mi opinión, lo que debería ser que es centrarse en estas luchas y en este afán por favorecer a los grupos más vulnerables, no sólo a las mujeres, hay otros grupos vulnerables también. 

Eulalia Pérez Sedeño 20230825
EL CUERPO Y LOS ESTEREOTIPOS. “Este viejo estereotipo de que a las mujeres se les dan peor las matemáticas que a los hombres ha hecho que muchas no opten por carreras científicas”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—En el ámbito laboral las mujeres experimentan una segregación horizontal con “pisos pegajosos” y vertical con “techos de cristal” en los diferentes sectores de especialidad, informática, matemática, ciencia e ingeniería. ¿Puede profundizar con los lectores a qué se refiere con “pisos pegajosos” y el más conocido “techo de cristal”?

—Es algo muy sencillo, las mujeres por mucho que se esfuercen, se encuentran con que hay un asfalto que se derrite y que las mantiene en el suelo y que no las permite subir a los niveles más altos del escalafón, ya sea en la universidad, ya sea en una empresa, ya sea en el Ibex 32, por ejemplo, donde apenas hay mujeres en las empresas del Ibex. Y el “techo de cristal” alude a lo mismo, sólo que en este caso, en vez de que te mantengan aquí, es algo que tienes, que no ves, pero que no te va a impedir seguir más adelante, más arriba. Es algo que está en todas las áreas, lo podemos ver en la academia, en la universidad, lo podemos ver en las empresas, en el mundo de la música, cuántas mujeres directoras de orquesta hay por ejemplo, desafortunadamente está en todas las áreas. 

—Si la participación de las mujeres en la economía mundial se equiparara con la de los hombres, el aumento del producto bruto mundial sería de 26%, según un estudio de McKinsey, mientras que en todas las regiones no hay una misma oportunidad de aumentar el PBI, si se logra la igualdad. O sea, reduciendo la brecha de género, en América Latina y el Caribe, el aumento sería 34%. ¿Cree que también esto puede estar relacionado con la mayor conciencia de la problemática de género en América Latina respecto de Europa y que los problemas económicos ponen en mayor evidencia otro tipo de vulnerabilidades?

—Sí, pero también hay que hacer una correlación con la cuestión de género, porque lo vería más como una co-construcción, porque también las desigualdades de género aquí son seguramente mucho más amplias que, por ejemplo, en Europa. A lo mejor no en nuestro estamento, en nuestro estatus económico y social, pero si vas a los más desfavorecidos, a grupos marginados o a grupos con una...

“Los algoritmos de inteligencia artificial se nutren de corpus lingüísticos en donde están todos los sesgos del lenguaje”

—Allí directamente el matriarcado es la norma, lo mismo sucede en Brasil, las mujeres son madres solas, jefas de hogar. 

—En España, por ejemplo, hace poco tuve que ver cuál era el porcentaje de hogares en donde sólo había...

—Monoparentales con un femenino. 

—Monoparentales, efectivamente, el 92% de los hogares monoparentales en España están regidos por mujeres, el 92%. Claro, lo están desmantelando, pero hasta ahora, teníamos un Estado de bienestar que nos permitía o que permitía a esas personas, tener una cierta ayuda, por lo menos tenemos cobertura sanitaria. Además, hasta hace poco en casi todas las comunidades autónomas teníamos salud universal. Es decir, una persona migrante tenía derecho a ser hospitalizada, a recibir ayuda sanitaria aunque no estuviera legalmente, y eso se está desmantelando poco a poco por esta ideología neoliberal, ultraneoliberal la llamaría, que está destruyendo el Estado del bienestar en nuestro país si no hacemos algo rápidamente al respecto.

—Solo 29% de los investigadores del mundo son mujeres, pero en la Argentina este número ascendía al 52,6% en 2015, representando un número muy elevado para la región, según datos de la Unesco, ¿encuentra alguna particularidad respecto de las mujeres argentinas en comparación con las de otros países de Iberoamérica? 

—Tiene que ver con el prestigio que tiene la investigación en cada país y con lo que gana una persona que se dedica a la investigación. Los hombres suelen irse a profesiones que están mejor remuneradas que las mujeres, entonces, por eso ellas ocupan esos esos lugares. En India hay un porcentaje de investigadoras muy elevado, pero ahora va a cambiar, porque se está haciendo esa revolución tecnológica tan tremenda en India. Pero, hasta hace poco, me sorprendía la cantidad de mujeres investigadoras en un país donde ni siquiera la educación es obligatoria. Y también hay que ver qué investigadoras son, por ejemplo, en India son mujeres de clase media alta, y creo que tiene que ver con el prestigio de la investigación en cada país. 

—¿Qué rol desempeña la familia, la escuela, por ejemplo, en el tema de elegir carreras afines con informática, matemática e ingeniería? 

—Un papel muy importante porque sabemos por estudios realizados que una mujer, una chica, tenga padres con estudios, sobre todo madres, las anima más a esas carreras, que si no tienen padres educados, padres y madres.

—En la Argentina se dio la educación universal a partir de Sarmiento, que un presidente y director de escuelas, había traído a las famosas maestras bostonianas a fin del siglo XIX. Ahora, cuando uno analiza la educación elemental, en su enorme mayoría son mujeres, mientras que en otras áreas no, como si estuvieran predestinadas a un trabajo pedagógico, pero en un rol de educadoras con un techo, educación primaria y secundaria como máximo, ¿eso sucedió en España también?

—También, fue exactamente lo mismo. Y tiene que ver una vez más con el prestigio y con cómo se nos educa a las mujeres, que se nos educa en el cuidado. Entonces, claro, las mujeres que están de maestras en el Jardín de Infancia o en primaria, no solamente enseñan, también cuidan. Y tiene que ver mucho con el prestigio y también con el sistema de entrada a esos estamentos, porque por ejemplo, no sé cuál es el sistema en Argentina, pero en España en el caso de las escuelas públicas, el acceso es a través de unas oposiciones bastante neutras, porque las reglas del juego están prefijadas de antemano, entonces se sabe cuáles son los criterios que se van a aplicar para que una persona obtenga una plaza en primaria, en secundaria, etcétera. Eso en la universidad ya no es así, porque en la universidad no siempre están claras las reglas. Ahora sí que hemos conseguido en España que haya unas agencias de evaluación que de una manera bastante aséptica, evalúan el currículo de las personas y que las habilita para entrar en las universidades. Pero luego son las propias universidades, los propios departamentos, quienes deciden quién entra al final o no, y ahí los criterios no están tan claros. Ahí entran mucho la cooptación, el que conozcas a las personas del tribunal o te conozcan a ti.

“Gracias a los Ministerios de Mujeres e Igualdad y a las acciones compensatorias se avanzó muchísimo en treinta años”

—Al capital relacional, en términos sociológicos.

—Exacto. 

—En la Argentina, a mediados de los 90 se dictaminó que tenía que haber cierta cantidad de mujeres en la lista de candidatos, y cuando uno lo analiza, un porcentaje de ellas para nada generalizado, son las parejas o hijas de políticos varones, fenómeno que se encuentra en otras actividades públicas destacadas como la Justicia. Que en las listas sean cincuenta y ciencuenta entre hombres y mujeres, ¿son acciones compensatorias que igual hay que mantener y potenciar? 

—Yo creo que tienen que ser cincuenta y cincuenta, pero en plan cremallera, porque si no, corremos el riesgo de poner los cincuenta primeros, varones y las siguientes cincuenta, mujeres. Eso es así, lo de las madres, las esposas y tal, que habría que poner correctores antinepotismo, porque a lo mejor, una tiene la suerte de tener una hija o un hijo brillantes y por qué les vas a evitar, pero hay que poner algún tipo de coto al nepotismo. 

—¿Qué ocurre cuando ve crecer la extrema derecha en su país, particularmente un partido como Vox, que quiere revertir las políticas de equidad de género? 

—Retroceder es posible, pero afortunadamente la sociedad española se ha dado cuenta a tiempo de que no es unpartido que favorezca la igualdad ni que favorezca la tranquilidad y el sosiego en una sociedad. Pretende volver a aquello del pasado, de que las cosas de casa se lavan en casa y no ver que la cuestión de la violencia de género es una cuestión estructural y no estrictamente privada. Es algo muy serio y va en contra de todos los logros que ha conseguido la sociedad española de la mano del feminismo, que no hay que olvidarlo, en los últimos años. La ley de igualdad, la ley contra la violencia de género, que fue un hito importantísimo en nuestro país. Pero la ley del aborto, la ley de la eutanasia, incluso votó en la última legislatura en contra de aumentar el salario mínimo interprofesional, o en contra de la reforma laboral que ha permitido reparar a miles y miles de trabajadores y trabajadoras que estaban en una situación precaria. Yo conozco a gente que tenía contrato en enseñanza de lunes a viernes. El viernes les daban de baja y los volvían a contratar el lunes, porque se ahorraban dos días de salario. Entonces, la reforma laboral, que ha sido buenísima porque ha evitado este tipo de cosas, pues también votó en contra. Está en contra de todo lo que va a favor de la sociedad y sobre todo de los grupos minoritarios, no digamos ya de las comunidades LGTB y trans, etcétera, etcétera. Y por cierto, que es una cosa que le ha costado ir en contra de la comunidad Lgtbi, le ha costado bastantes votos, porque es una cosa ya muy normalizada en España, igual que el matrimonio igualitario. Y entonces ha habido, me consta, personas de derechas que se han sentido muy molestas con ese discurso de odio de VOX contra estos grupos.

—¿Se utiliza el lenguaje inclusivo de manera reactiva también como campaña de partidos de derecha, como en el caso de su país es Vox?

—Sí, es muy divertido, entre comillas, pero lo llevan a tal extremo que violan las propias reglas de la Real Academia de la Lengua Española. Por ejemplo, el término presidenta está aceptado, si no recuerdo mal, desde el siglo XVIII en el “Diccionario”. Y ellos se empeñan a la presidenta del Congreso de los Diputados en llamarla “presidente”. Entonces, sí lo están utilizando para molestar sobre todo, a las personas y utilizándolo como un arma más. 

—¿Está de acuerdo con Judith Butler, quien plantea que la temática de género no puede pasarse de largo, si no se tiene en cuenta el contexto interdisciplinario involucrando políticas que afectan a la vida cotidiana de las personas?

—Por supuesto, es que es fundamental y además, es una de las cosas de las que ha hecho bandera el feminismo. Uno de los conceptos fundamentales del feminismo es el conocimiento situado, es decir, el conocimiento, y cualquier otra cosa, no es algo que se da en abstracto, se da en un tiempo, en un lugar y además, en unas relaciones entre unos con otros que no siempre son las mismas. Porque la relación que tenemos entre nosotros hoy puede ser una, pero puede variar dentro de una semana, dentro de un mes. Entonces, si no atendemos al contexto en el que se dan nuestros problemas, no podremos solucionarlos, estoy completamente de acuerdo.

—Las organizaciones como Gender Network cobran importancia día a día en el mundo, ¿cómo funcionan, cuál es el aporte para detectar sesgo de género en las investigaciones científicas?

—Es un grupo muy interesante de neurocientíficas que lo que hacen es luchar contra una nueva ola de sexismo que se basa en todas las instrumentaciones que hay en tomografías cerebrales, etcétera, para volver a incidir en que hay cerebros masculinos y femeninos. Son mujeres de muchos países muy diversos, y una de las cosas que hacen es analizar muy seriamente los seudoestudios científicos, porque además, los propios neurocientíficos no están de acuerdo. Pero se ha popularizado esa literatura de que los hombres vienen de Marte y las mujeres de Venus. Este tipo de cosas que es un poco lo que cala en el imaginario de la gente común. Ideas desde una perspectiva y desde una metodología muy seria están luchando contra este sexismo, estableciendo y fundamentando metodologías científicas serias que además, han llegado a descubrimientos muy interesantes, como por ejemplo el mosaicismo cerebral. O sea, no se puede hablar de un cerebro masculino, un cerebro femenino, sino que hay como una especie de continuum, donde a lo mejor tenemos en un punto cerebro diríamos típicamente masculino, aunque no se sabe muy bien qué es eso, y en el otro típicamente femenino. Pero luego hay toda una serie de modalidades y de, como decir de ensamblajes que pueden llevar a modelos, por así decirlo, cerebrales muy diversos. 

Eulalia Pérez Sedeño 20230825
CIENCIA, TECNOLOGÍA Y GÉNERO. “Las mujeres, por mucho que se esfuercen, se encuentran con que hay un asfalto que se derrite, las mantiene en el suelo y no las permite subir a los niveles más altos del escalafón”. (FOTO MARCELO DUBINI) 

—Usted dijo: “al poner las gafas de género, ves las cosas de otra manera”, me gustaría que nos explicara cómo funcionan.

—Lo único que quiere decir es, entre otras cosas, que por el hecho de ser mujer no vas a ver las cosas de otra manera. Quiere decir que claro, tú tienes que ver desde una perspectiva donde pongas de manifiesto las desigualdades, los sesgos que hay, pero eso no te lo da el hecho de ser mujer. Te lo da el hecho de hacer un examen crítico y de tener una visión crítica del mundo, en mi caso de las teorías, de las hipótesis, de las prácticas científicas. Es muy bueno usar la metáfora de las lentes o de las gafas de género, porque eso significa que los hombres también se pueden poner esas gafas y construir un nuevo mundo, porque necesitamos a todos. Necesitamos no sólo a las mujeres, sino también a los hombres.

—Quienes padecen otro tipo de injusticias ¿son más conscientes, o están más alertados, de injusticias en otros planos? Por ejemplo, ¿quien sufre en mayor proporción injusticia económica es más consciente de la injusticia de género o de la injusticia de raza?

—Insisto, en muchos casos van muy unidas. Por ejemplo, lo que hablábamos de los hogares monoparentales, cuando una mujer de clase media, no digamos ya de clase baja, tiene que ocuparse de dos niños, pongamos, no digamos ya si son tres o cuatro, se puede dar cuenta de que por ser mujer, no la van a contratar en determinados sitios y eso va a llevar a que va a tener menores ingresos económicos. Entonces, es algo que va unido o que se complementa.  

—Me refería concretamente a los países con menos nivel de remuneración. Hay países menos desarrollados donde el producto bruto per cápita es menor, y mi pregunta es si en esos países hay más conciencia de género.

—No necesariamente. Voy a poner un símil, una vez me dijo alguien,“las personas pobres no tienen tiempo de ir al psicoanalista, aunque estén muy fastidiados, porque tienen que ocuparse primero de poder comer”. En el caso de estas mujeres que tienen que satisfacer primero sus necesidades más básicas, entonces, lo del género seguramente les trae sin cuidado. 

—Buenos Aires es la ciudad con más psicólogos por habitante después de Viena, o sea, tenemos esa tradición austríaca freudiana. Usted habló del psicoanálisis como un elemento de toma de conciencia y pensamiento crítico, ¿a qué atribuye el crecimiento, el prestigio, incluso que trasciende las fronteras argentinas del movimiento feminista argentino Ni Una Menos?

—Creo que ha sido una explosión y no se ha dado sólo en la Argentina, se ha dado en muchos otros países también de Latinoamérica, en Perú, por ejemplo, en España ha sido también tremendo, y ha sido el hartazgo de ver los crímenes impunes que se han cometido contra las mujeres. El caso de México es brutal, los feminicidios no sé si se pueden equiparar a los que hay aquí.

“A mayor prestigio, menor número de mujeres y a mayor número de mujeres, las carreras se desprestigian”

—A lo mejor tenemos un narcisismo localista provinciano, ¿el Ni Una Menos no tiene una potencialidad mayor de la que ha tenido en otros países movimientos similares?

—Aquí en la Argentina, no lo sé, la verdad es que no se lo puedo decir, porque no he hecho un estudio. Sé que ha sido muy potente. 

—Vemos especialmente entre los jóvenes mucho más flexibilidad con el género, pero también algunos regresos a tradiciones, por ejemplo, en el caso de los partidos de extrema derecha hay mayor proporción de jóvenes, ¿resulta una contradicción que, por un lado, una parte los jóvenes son más flexibles, los varones están deconstruidos, y por el otro, hay un mayor porcentaje de jóvenes que adscriben a las ideas de los partidos de derecha?

—Tiene mucho que ver quizá, con esa deconstrucción de la masculinidad que se ha hecho y que no encuentran su lugar. Antes, estaba muy claro si eras un hombre, lo que tenías que hacer, lo que se esperaba de ti, eso ha cambiado mucho. Y entonces, entiendo que muchos jóvenes se sienten inseguros, y adscribirse a una ideología que le dice cómo tiene que ser, cómo tiene que comportarse y que no le plantea ningún problema porque no tiene por qué reflexionar al respecto, pues los atrae. Ahora es culpa nuestra, de las personas de izquierdas, el hacerles pensar críticamente en esas cosas.

—Otra forma de concebir colectivos vulnerables tenía que ver con la dominación colonial. Usted nació en Marruecos bajo el protectorado español, es obvio que en el caso de Iberoamérica fuimos colonias ibéricas, españolas o portuguesas, ¿hay algo en el concepto de colonialismo que tenga algún punto de contacto con esta vulnerabilidad de género?

—Sí, claro. Siempre digo que si hay un colonialismo brutal, es el que tenemos las mujeres con el patriarcado. Sí, tiene mucho que ver. Y además, hay que tener en cuenta que todo lo malo en ese sentido que tenía la metrópolis se pasó a las colonias.

—¿Qué se hace frente al avance de los movimientos antigénero?

—Luchar todo lo que podemos, por eso creo que es muy importante involucrarnos en la política, porque creo que es la única forma de pararlos. Hay que luchar, hay que defender nuestras leyes. Soy bastante teórica, no me dedico a la política, excepto en un breve lapso de tiempo, pero creo que como ciudadanas y ciudadanos tenemos que ser muy conscientes de lo que puede pasar, y luchar y apoyar a esos partidos y a esos movimientos, que están luchando contra este avance de la ultraderecha. 

“En determinados aspectos, desde lo epistemológico y filosófico, Latinoamérica está en la vanguardia”

—Se celebró recientemente el 19º Congreso Internacional de la Asociación Internacional de Mujeres Filósofas en Buenos Aires, ¿qué nos podría contar como corolario de este Congreso? 

—Es un Congreso muy importante, pero el hecho de que se haya celebrado en Buenos Aires es todavía más importante por dos motivos. Primero, porque es la primera vez que se realiza en un país latinoamericano. Se había realizado antes, por ejemplo, en España. El segundo motivo importante es que, en esta ocasión, se ha conseguido que una asociación internacional donde el inglés es el idioma predominante, el Congreso se hiciera casi en su totalidad en español aquí en Buenos Aires, es un hito importante porque tenemos que reivindicar nuestra lengua. Nuestra lengua es la segunda lengua materna más hablada de todo el mundo después del chino, y nos hemos dejado arrebatar esa primacía por el inglés. No me voy a meter ahora en eso, porque hay muchos factores que han intervenido, pero creo que es importante. Nosotros hicimos hace muchos años, precisamente con colegas latinoamericanos, un programa que se llamaba “Pensar en español”, donde uno de los hitos es una Enciclopedia de pensamiento iberoamericano, donde participan intelectuales de ambos lados del Atlántico y es toda íntegramente en español. El hecho de que este Congreso se realizara y que el 90% de las ponencias fueran en español, ha sido algo muy importante que nos va a servir para reivindicar nuestra lengua como una lengua de producción intelectual, una lengua también de activismo y una lengua que, al fin y al cabo, debemos defender todos. 

—Usted dijo que son las filósofas las que van a revolucionar el pensamiento de los próximos años, ¿por qué las filósofas? 

—Porque las filósofas son más innovadoras que los filósofos que tenemos en la actualidad. Los filósofos que tenemos en la actualidad son más conformistas, están más acordes con el canon filosófico oficial, mientras que entre las filósofas se está produciendo, por un lado, una reivindicación y un cambio del canon filosófico oficial. Se están sacando a la luz montones, no ya de mujeres filósofas, sino de aportaciones importantes de mujeres filósofas, y luego están introduciendo temas muy novedosos. Desde luego, a ningún varón se le habría ocurrido ni hace cinco años y mucho menos hace diez, que toda la cuestión del parto pudiera tener implicaciones filosóficas, o que la violencia obstétrica fuera una cuestión filosófica a tratar. Y como esa, muchas otras cuestiones, como los cuidados, entonces están introduciendo nuevas líneas de investigación muy novedosas y además, aquí en Latinoamérica, mucho más novedosas que por ejemplo, en Estados Unidos o en Inglaterra o en Alemania, están introduciendo nuevas metodologías de investigación, están sacando a la luz nuevas musas mujeres y poniendo sobre la mesa 
temas que antes eran impensables y que no habría sido posible si no hubiera sido porque son mujeres, filósofas, feministas. 

 

Un ejercicio con ChatGPT

Mediante este código QR el lector podrá encontrar en la página web de Perfil.com una versión alternativa a la entrevista  de Jorge Fontevecchia a la filósofa e investigadora española Eulalia Pérez Sedeño producida con inteligencia artificial.

Le planteamos a ChatGPT: ¿Qué le preguntarías a Eulalia Pérez Sedeño si pudieras entrevistarla?

Eulalia Pérez Sedeño 20230825

La inteligencia artificial elaboró un modelo de cuestionario de diez preguntas para Pérez Sedeño en las que incluyó: su definición de la filosofía de la ciencia y los temas más relevantes que aborda ese campo en la actualidad; su opinión sobre la relación entre la ciencia y la sociedad; la intersección entre género y ciencia, cuestión sobre la que indagó Pérez Sedeño; sus trabajos sobre epistemología feminista; los desafíos éticos y sociales planteados por el avance de la tecnología y cuáles considera que son los retos más apremiantes que enfrenta la filosofía de la ciencia.

Luego le preguntamos a la IA cómo cree que respondería Eulalia Pérez Sedeño a cada una de las preguntas. También lo hizo. 

En este enlace QR, el resultado de este ejercicio con inteligencia artificial.

 

Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.