En julio de 2018, Laura Schultz recibió un diploma y una medalla de American Airlines por haber cumplido 25 años de vuelo. Hasta el mes pasado esta mujer de 58 años trabajaba para esa aerolínea internacional como comisaria de a bordo. Pero ese día, poco después de las 6 de la tarde, su carrera se desplomó como un castillo de naipes. En un operativo de rutina, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) descubrió en su equipaje tres lingotes de oro, otras joyas y 11.413 dólares, entre otros valores, que ella aparentemente no pudo justificar.
La acusada, una ex Reina de la Nieve de San Carlos de Bariloche, terminó procesada por los delitos de “contrabando de divisas, lingotes de oro, alhajas y relojes en grado de tentativa”, en una causa que investiga el juez federal Marcelo Aguinsky. No está presa porque no tiene antecedentes delictivos y porque de prosperar la acusación penal la condena no será de cumplimiento efectivo. Schultz, por lo pronto, deberá responder con sus bienes porque la Justicia le trabó un embargo de 93 millones de pesos.
La causa contra la comisaria de a bordo se inició el jueves 23 de septiembre pasado, cuando la empleada de American Airlines estaba a punto de embarcar el vuelo AA900 que tenía como destino final la ciudad de Miami.
Schultz pasó su bolso por la cinta de la máquina de rayos x del aeropuerto de Ezeiza y tres oficiales de la PSA detectaron objetos extraños en el equipaje de la mujer.
La acusada llevaba 2,200 kilos de oro por un valor estimado en los 210 mil dólares. Entre otras cosas, descubrieron tres lingotes, un colgante con soga roja y una pieza, una gargantilla, un collar de eslabones, un brazalete, cuatro pulseras y un par de aros. Además, tenía 11.413 dólares (cuando el máximo permitido es U$S 10 mil); 19.377 pesos; 292 mil pesos colombianos y varias monedas antiguas.
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“Lo que surge en primer término y de modo irrefutable es que existió una voluntad encaminada a extraer del territorio nacional, en forma no bancarizada y sin previa declaración, las divisas, lingotes de oro, láminas de oro, alhajas y relojes secuestrados en el procedimiento”, entendió el juez Aguinsky en su resolución.
Para el magistrado, la comisario de a bordo “actuó con el conocimiento y voluntad exigida por el tipo penal y en esta ocasión, intentó sortear el control aduanero valiéndose de su experiencia y habitualidad en el cruce de fronteras”.
En otro tramo de la resolución, el juez aseguró que “el ardid queda, asimismo, demostrado teniendo en cuenta que el brazalete de oro con la inscripción ‘Laura’ y el colgante de soga roja con la pieza de oro con la inscripción ‘Maguie’ que la Srta. Schulz transportaba, aparecen convenientemente pintados de negro para simular ser a simple vista artesanías de rústica factura, cuando en realidad debajo de esa cubierta se escondía más de un kilo de oro”.
Para los investigadores del caso, el secuestro de estos objetos de oro puede ser la punta de un iceberg para descubrir una organización importante. “Se está investigando si hay una asociación ilícita. No descartamos que estemos frente a una banda dedicada al tráfico de oro hacia los Estados Unidos”, señala a PERFIL un vocero que trabaja en la investigación.
“Desde la actual gestión se está trabajando mucho sobre la comprensión del delito desde una perspectiva patrimonial financiera, para entender que detrás de toda organización criminal hay una lógica de rentabilidad económica, como pasó con el caso del clan Derminio de la ciudad de Gobernador Galvez, donde se descubrió a una organización que lavaba dinero narco y donde se secuestraron más de dos millones de dólares físicos”, apuntan desde la fuerza federal que conduce José Glinski.
“Son parte de una herencia familiar”
Laura Schultz negó ser contrabandista y aseguró que los bienes que llevaban eran parte de una herencia familia.
La acusada presentó un escrito en el que reconoce que el dinero le pertenece, como así también algunas de las monedas antiguas que fueron secuestradas, y aclara que “otras son colectas que realiza Unicef”.
Sobre las joyas y los lingotes de oro, dijo que eran una herencia familiar, aunque aparentemente no tendría documentación que lo respaldara.
Schultz es integrante de “Airline Amba-ssadors”, una organización internacional que recorre aeropuertos con una alcancía para recolectar ayuda para la “Asociación Civil Gotitas de Esfuerzo” de Bariloche. Entre compañeros de vuelo y ocasionales pasajeros, juntaba ropa, zapatos, frazadas y hasta juguetes.