Hay un barrio de la zona norte de Rosario que pasa sus días en un clima de miedo y amenazas tras una semana en la que hubo cuatro asesinatos. En el plazo de cuatro días, dos adolescentes y un adulto fueron masacrados a pocas cuadras de distancia y las calles de La Cerámica se vaciaron a causa del miedo.
Hablar de tranquilidad en una gran ciudad puede ser inimaginable, pero ocurre. Casi ningún auto circulando, calles y veredas vacías, escuelas sin alumnos y apenas el ruido de algún que otro perro ladrando. El tiempo pasa lento en esta zona de Rosario, donde los vecinos y vecinas denuncian qué hay amenazas vía redes sociales.
Ya era de madrugada aquel miércoles 10 de mayo cuando Jeremías Natanael López, de 15 años, estaba junto a un grupo de amigos en la vereda de su casa. Transcurría todo en los términos normales hasta que un auto se apareció por la calle Siripo 1.400 y, sin mediar, desde adentro le dispararon a quemarropa y lo mataron. “Benjamin”, cómo le decían, era muy conocido en la zona, y su muerte no causó más que tristeza y consternación entre sus vecinos.
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No era el primer crimen en la cuadra, de todos modos. En enero también habían matado a Marcelo Nicolás Gálvez, de 27 años. Y la primera relación que trazaron los vecinos y vecinas sobre los crímenes es un kiosco de venta de drogas ubicado allí. Los medios, presentes en la zona, no tardaron en recopilar decenas de testimonios que dieron cuenta de esa situación.
Más muertes
Pero dos días después, otro crimen sacudió a La Cerámica. Luis Alberto Gómez, de 36 años, estaba tomando una cerveza con sus amigos en Unión al 2800, a 200 metros de donde había sido baleado Jeremías, cuando los atacaron a tiros desde un auto. La misma modalidad, otra vez. "Se equivocaron", dijo al día siguiente un familiar de la víctima.
Según consignó La Capital, en una crónica firmada por Martín Stoianovich, en ese contexto el barrio volvió a atravesar dos crímenes que lo hundieron en el miedo, la tensa calma y el horror. Es que en el anochecer del sábado pasado fueron asesinados Máximo Luján, de 13 años, y Maite Gálvez, de 14.
Estos dos crímenes cambiaron la dinámica del barrio.
"Primero decían que habían robado una garrafa, después un ventilador y le fueron sumando cosas hasta que se dijo que se habían llevado droga que es de una banda que está queriendo meterse en el barrio", aseguró a La Capital una vecina.
Mientras tanto, por redes sociales se canalizaron las advertencias ante el horror de no poder salir por miedo a ser asesinado. “Están circulando en los grupos de WhatsApp que si no aparece el que están buscando a las 00 matan al que crucen en la calle del barrio cerámica”, dice uno de los menajes que se viralizó en la zona. “A todos los que vivan en la zona norte, más exactos (sic) en el barrio parque casas, se recomienda no salir esta noche. Está amenazada la zona y en la cerámica ya decretaron toque de queda a las 22”.
Así, en ese duro contexto, viven cientos de familias que no pueden hacer su vida de manera normal tras el supuesto robo de un paquete de droga. "Los que se mandaron la cagada están escondidos abajo de la tierra, por eso se la agarran con la gente que no tiene nada que ver", dijo este miércoles una vecina.
"Ahora está tranquilo porque anda la policía, no sé hasta qué hora, pero al menos hasta que nos metemos adentro a la noche están", sumó la mujer.
Escuelas vacías
Las escuelas vacías son parte de un panorama que a simple vista no se ve desde la calle, pero que puertas adentro es una realidad. "Lo único que podemos hacer es mantener las puertas de la escuela abiertas para que vengan los alumnos, aunque sean pocos", dijo una docente de la primaria 1315 Itatí de Corrientes, ubicada en República de Irak al 1500.
Ahí iban Máximo Luján y Maite Gálvez, los dos adolescentes asesinados en los últimos días.
A pesar de la sola presencia de un efectivo de la policía en la puerta, la docente contó que la mayoría de los estudiantes no van. "El 90 por ciento de los chicos no vienen, ayer y hoy fueron muy pocos. Este es el único lugar de resguardo que tienen hoy los chicos. Y también es importante que no se atrasen", sumó la mujer.
El panorama forma parte de un agravado estado de situación de la violencia narco en la ciudad de Rosario, donde hay más de un crimen por día en promedio. La droga, en el centro de una trama que sacude el día a día de personas que aman su barrio, su casa y su vecindad, pero que por momentos quisiera huir a un lugar tranquilo, un lugar en el que no los maten.
AS / LR