POLICIA
actuaban en la zona norte

Detienen a los “buzochorros” que habían robado en Nordelta

Tres sospechosos fueron apresados en distintos operativos realizados en San Fernando y Benavídez. El curioso ataque ocurrió a fines de abril.

Golpe. Los delincuentes llegaron a nado hasta una casa del barrio La Isla, donde tomaron como rehenes a tres chicas de entre 10 y 15 años, y escaparon con dinero.
| Cedoc

Mojados y con traje de neoprene, ingresaban a countries de zona norte para robar en distintas propiedades. Después huían dejando un sendero de gotas de agua que se perdían en dirección al lago del barrio cerrado. A nado, pasaban el cerco y escapaban en un auto que los esperaba del otro lado. Ayer fueron detenidos tres de estos delincuentes que eran conocidos como “buzochorros”.

La banda tenía estudiado cada detalle. Siempre utilizaba un buzo, una embarcación y un auto. Las víctimas eran sorprendidas por un grupo de hombres con trajes de neoprene y con un arma, de fuego o blanca, en la mano. Escapaban arrojándose al agua y utilizaban un gomón para transportar los elementos robados hasta un auto, en marcha, que los esperaba para huir a toda velocidad. Con esta modalidad, robaron una casa en el barrio La Isla, de Nordelta, en abril de este año, y del mismo modo ingresaron en el barrio cerrado Santa María de Tigre, en 2012.

Ayer fueron detenidos tres presuntos miembros de esta banda conocida como los “buzochorros”. Los investigadores están tras los pasos de un cuarto delincuente. “Tenemos confirmado que hay un miembro más, pero no descartamos que la banda sea más grande”, destacó el comisario Claudio Blanco, jefe de la Departamental Conurbano Norte, en diálogo con PERFIL.

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Los efectivos realizaron ayer tres allanamientos en la Villa San Jorge, de San Fernando, y en Villa La Ñata, en Benavídez, de los que resultaron detenidos tres jóvenes de 30 años que tendrían antecedentes por la misma modalidad. Además, se secuestró un auto Fiat Uno adulterado, un arma, joyas, prendas de vestir de marca, anteojos de sol y elementos tecnológicos que serán exhibidos para que las víctimas puedan identificarlos.

“Teníamos indicios que nos señalaban que eran los mismos delincuentes que habían operado en la zona años atrás y esa información fue aportada al fiscal Sebastián Fitipaldi”, precisó Blanco. “En aquel momento, fueron juzgados por el hecho, pero luego ganaron la calle, se reorganizaron y volvieron a operar”, aclaró Blanco.

El último golpe lo realizaron a fines de abril. Tres delincuentes ingresaron a la vivienda de un empresario textil en el barrio La Isla, en Nordelta. Con un cuchillo, amedrentaron a tres chicas de entre 10 y 15 años, que se encontraban solas en el domicilio. Según relataron las jóvenes, tres “buzochorros” ingresaron por la puerta de la cocina, por el sector trasero de la casa, que se conecta con el lago central del predio, y uno las amenazó con un cuchillo. Los tres vestían ropas oscuras y dos de ellos tenían colocados trajes de neoprene.

Los ladrones ataron y encerraron a las tres menores en un dormitorio. Robaron el contenido de la caja de seguridad. Se apoderaron de 20 mil pesos, mil dólares y joyas y se fueron con el botín por el lago en la pequeña embarcación que, luego, fue encontrada abandonada.

Cuando escaparon, las menores llamaron a su familia y al personal de seguridad del lugar. Un bote y una linterna (robada en la casa) fueron las primeras pistas que dejaron los integrantes de esta banda, que fue desbaratada ayer. Estos dos elementos fueron encontrados en un sector de cañaverales del lago central del barrio La Isla y a los investigadores les permitió llegar hasta los ahora detenidos.

“Esta banda operaba de acuerdo a las medidas de seguridad del country que podían vulnerar: podían atravesar un canal, cortar una cerca o ingresar al predio en el interior de una camioneta. Hacían inteligencia previa, por eso no usaban la violencia, porque sabían muy bien a qué casa ingresar y con lo que se iban a encontrar”, destacó Blanco.

Según las fuentes, los sospechosos también serían responsables por otros robos en barrios cerrados. Los casos ocurrieron en La Arboleda y Ayres, en Benavídez.