POLICIA
víctima de violencia de género

El calvario que vivió Mafalda, la mujer que descuartizó a su pareja y fue absuelta

Mafalda Secreto se puso en pareja con José Arena en 2018. Él se instaló en la casa de ella en la localidad bonaerense de Colón y luego de unos meses de “enamoramiento” la mujer empezó a vivir un infierno. Tuvo que ocultar los golpes que recibía con maquillaje y usando anteojos negros. La obligaba a consumir cocaína y la entregaba a conocidos para que abusaran de ella. En mayo de 2019 lo mató. Esta semana la Justicia entendió que actuó en legítima defensa.

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Juicio. Mafalda Secreto acompañada por su abogada Raquel Hermida Leyenda, quien planteó que la mujer actuó en “legítima defensa”. | tiempo de pergamino

Mafalda Secreto (65) sintió “alivio” y pudo “dormir tranquila” una vez que se la llevaron detenida luego de haber asesinado y descuartizado a su pareja. Porque desde que empezó a tener una relación con José Arena (60) vivió un calvario: la golpeaba, la drogaba y la prostituía. El tribunal que la juzgó por el homicidio entendió que la mujer actuó en “legítima defensa” inmersa en un contexto de violencia de género que “iba en aumento” y los jueces destacaron que “no tuvo otra salida” más que matar.

Ella era una mujer conocida en la localidad bonaerense de Colón por su labor como costurera. Tenía un taller en su casa con empleadas. Tenía numerosos clientes y solvencia económica. Llevaba una vida familiar activa y con contacto permanente con sus hijas y nietos.

"Era una mujer de carácter y él me convirtió en un trapo de piso", contó al costurera que descuartizó a su pareja

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Mafalda lo conocía de la juventud y la contactó por redes sociales en 2018. “Era carismático y encantador y me enamoré de él sabiendo que era muy mentiroso”, recordó. Arena se instaló en su casa al poco tiempo. Se trataba de un hombre adicto y que se mostraba armado en el taller de costura y hacía alarde de su pasado como pirata del asfalto

“Antes entraba a la casa de Mafalda y parecía un hogar, pero desde la llegada de Arena se convirtió en un antro, todo oscuro, juegos en la computadora, armas”, declaró en el juicio un testigo que era cliente de la mujer y conoció a Arena. Esa manera de graficar la transformación que se vivió en esa casa, es similar a lo que sucedió en la vida y autoestima de la costurera.

Los jueces destacaron en su veredicto que Mafalda en el juicio recordó que “esos últimos días fueron de mucha violencia, encierro total y oscuridad en la casa; el taller ya había dejado de funcionar. Había adelgazado casi 15 kilos y llevaba tres días sin dormir, el consumo de cocaína era cada vez mayor y si se negaba recibía una trompada o un culatazo. Estaba como un zombie o autómata. Le había quitado todo y alejado de todo”. 

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Mafalda Secreto mató de un disparo a su pareja, José Arena, en mayo del 2019. El hombre la golpeaba, drogaba y prostituía.

Por los golpes, Mafalda empezó a usar anteojos negros e inventaba que se había golpeado con algo. El 7 de abril lo denunció por “malos tratos”, pero luego Arena la obligó a “levantar la denuncia”. Por miedo a que le pasara algo a sus nietos, ella lo hizo.

“José”, dijo Mafalda cuando ingresó a la habitación ese 30 de mayo de 2019 y le disparó. El hombre, que estaba acostado en la cama, murió casi en el acto. Luego la costurera intentó deshacerse del cuerpo cortándolo en partes. 

Momentos previos a ese desenlace fatal, Arena, una vez más, había maltratado a Mafalda y le había imposibilitado hablar por teléfono con su hija, enferma de leucemia, que la había llamado llorando porque le habían cerrado sus cuentas bancarias. 

Mafalda contó que le desarmó el celular y le tiró la batería para que no pudiera hablar. Se acostaron en la cama y luego de mirar un partido de fútbol buscaron una película. La costurera relató que él le agarró la mano cuando estaba en la cama (algo que hacía siempre), mientras ella no paraba de llorar. 

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Arena le gritó “que parara de llorar o la iba a matar” y que luego “se iba a encargar de sus hijas y de sus nietos” y le pidió que fuese a buscar algo para comer en la cocina. “Volvió de la cocina con el agua y al pasar por la computadora observó abierta una página de Facebook con una foto de su nieta adolescente y una bota suya, vio el arma grande (que siembre estaba ahí, mientras que el arma más chica la tenía consigo Arena), la tomó, llegó hasta el dormitorio, llamó a su pareja por su nombre y disparó. Después de ese episodio, no recuerda nada más de lo que hizo”, se describió en el veredicto.

Mafalda contó en el juicio que “estaba aterrorizada de que algo ocurriera con sus nietas” porque creía que Arena “estaba involucrado en la trata de personas”. 

Le pidió ayuda a su hermano. Y fue éste el que la denunció a la Policía. Cuando los efectivos llegaron a la casa ubicada en la calle 11, entre 50 y 51, Mafalda confirmó que había matado a su pareja. Ese día en su celda sintió alivio. “Sentí que iba a dormir tranquila”, le contó a la profesional que realizó la pericia psicológica para la causa. Su calvario con Arena había terminado.

Veredicto. El fiscal del caso Ignacio Uthurry había pedido 18 años de prisión para Mafalda al entender que no actuó en legítima defensa como planteó su abogada defensora, Raquel Hermida Leyenda, porque a su entender “la acusada tenía a su alcance otras opciones antes que matar”.

El funcionario judicial calificó de “mendaz” el relato de Mafalda y sostuvo que ella “amplificó las situaciones de violencia que vivió” con el objetivo de “mejorar su posición”. Y la acusó de “homicidio cometido en estado de emoción violenta”

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Mafalda fue absuelta por el crimen y le agradeció a los jueces "que la hayan escuchado".

Por su parte, Hermida Leyenda había solicitado la absolución de Mafalda quien llegó a juicio con prisión domiciliaria y monitoreada con una tobillera electrónica. La abogada criticó “la ausencia de perspectiva de género en el tratamiento del caso” y sostuvo que su defendida actuó en legítima defensa en un contexto de violencia.

El lunes último la costurera recibió la absolución como había pedido su abogada.  “El Sr. Fiscal manifestó que Mafalda Secreto podría haber optado por otra salida. Sinceramente, dado el cuadro de situación que observé tras la prueba producida en el debate, no advierto que la acusada haya contado con otras salidas disponibles”, explicó el juez Guillermo Burrone en su veredicto, que fue acompañado por los otros dos magistrados, Raúl Alejandro Salguero y Gladys Hamué.

“No puedo pasar por alto, completó la idea, que Mafalda Secreto era golpeada con regularidad y que sin dudas volvería a ser golpeada; las agresiones no eran algo que se daban en un momento particular o en forma aislada, sino que se generalizaron durante los últimos seis meses de la relación y formaron parte de un proceso en el que se encontraba inmersa y del que no podía salir de otra manera, aunque lo intentó”.

Mafalda, tras la absolución, le agradeció a los jueces “que la hayan escuchado”. 

Será para ella momento de comenzar una nueva vida, ahora en libertad.