La noche del 31 de mayo de 2019 Mafalda Beatriz Secreto, una conocida costurera y modista de la localidad bonaerense de Colón, asesinó de un disparo y descuartizó a su esposo, José Luis Arenas. Más tarde, manifestó que lo hizo porque "no aguantaba más" y denunció que su pareja la golpeaba y drogaba para obligarla ejercer la prostitución. Ahora, tres años después, la Justicia comenzó a juzgarla.
Los jueces Guillermo Burrone, Gladys Hamue y Alejandro Salguero encabezan el debate oral y público por el homicidio de Arenas, que tenía 59 años, y murió tras recibir un disparo en el maxilar derecho. La abogada Raquel Hermida Leyenda, defensora de Secreto, pedirá su absolución al sostener que fue víctima de violencia de género y drogada para ser abusada por otros hombres en contra de su voluntad.
La autora del libro "Cómo asesinar a tu esposo" fue condenada por asesinar a su esposo
El juicio comenzó este lunes en la sede de los tribunales de la ciudad de Pergamino, ubicados en la calle General Pinto 1251. En representación del Ministerio Público Fiscal se encuentra el titular de la Fiscalía Nº 2 de Colón, Ignacio Uthurry, también a cargo de la etapa de instrucción.
En la primera jornada se ausentó una ex pareja de Arena debido a un "cuadro de estrés". Ella es considerada una testigo clave para el caso ya que su testimonio podría beneficiar a Mafalda. La mujer había denunciado tres veces por hechos de violencia de género al hombre y otras cinco por violar la restricción perimetral.
Mató a su esposo tras sufrir abusos
Mafalda Secreto, que podría recibir una pena de entre 10 y 25 años de cárcel, se encontraba detenida desde hace tres años, cuando ocurrió el crimen. La acusada, de 65 años, estaba divorciada e inició una relación de pareja con Arenas, con quien convivía en su casa. Acorde a su historia, al poco tiempo el hombre empezó a amenazarla, hostigarla y a ejercerle violencia verbal y física.
Hermida Leyenda afirmó que su defendida fue "golpeada brutalmente" por el hombre para sacarle dinero. "A veces ella no podía seguir trabajando porque debía presentarse en lo de un empresario para buscar las órdenes de una costura y no podía salir de la casa", aseguró.
Con el tiempo, la modista también comenzó a sospechar que Arenas la drogaba, ya que se sentía continuamente cansada, con sueño, y en algunas oportunidades no podía levantarse ni para abrir su negocio. A esto se le sumaron "lesiones vaginales" que se le presentaron e "imágenes raras de hombres que venían a su cuarto". "Él la prostituía a la noche con gente que venía de Rosario", sostuvo la letrada.
Por otro lado, manifestó que la mujer reaccionó luego de ver que su nieto también fue drogado, un día que lo estaba cuidando. Además, Arenas la habría amenazado con "prostituir a sus hijas y a su nieta" y venderle la casa.
La noche del crimen
Mafalda había declarado que su pareja utilizaba armas para amenazarla. Aquella noche de mayo, Arenas se acostó en la cama, puso una pistola en su pecho y le pidió que fuera a la cocina para buscar algo. Mientras caminaba vio un revólver en el escritorio. Lo tomó, volvió al dormitorio y le disparó. Murió producto del balazo, que le produjo una hemorragia y un hematoma en la nuez.
Entonces, la costurera fue a la casa de uno de sus hermanos para pedirle ayuda para deshacerse del cuerpo. En un primer momento no le creyó, pero horas después realizó una denuncia en la comisaría local. Los efectivos se dirigieron al domicilio de la mujer y se encontraron con un panorama horroroso: el cadáver había sido llevado al fondo del terreno, en un galpón, y lo había tapado con la lona de una pileta.
Casa del terror: drogó a su marido, le amputó el pene con una motosierra y lo puso en una sartén
Estaba boca abajo. Le faltaban los miembros inferiores a la altura de la rodilla y el brazo derecho desde el codo. Además, presentaba una herida de bala, del revólver calibre .38, en el maxilar derecho.
La autopsia corroboró que Arenas murió por las heridas provocada por la bala tras agonizar durante 12 horas. En referencia a los cortes, se supo que fueron realizados post mortem con una amoladora que la mujer había comprado un día antes en una ferretería.
Según las declaraciones de los vecinos a las autoridades, existían situaciones violentas y amenazas del hombre a la mujer, a la que incluso llegaron a ver golpeada. En tanto, según informó Hermida Leyenda, Secreto reconoce la autoría del hecho pero las pericias psicológicas y psiquiátricas de la asesoría pericial de Pergamino coincidieron por completo con los profesionales de parte de la Red de Contención, que establecieron que Mafalda había vivido un trastorno mental transitorio.
FP / ED