Las órdenes las impartía desde la cárcel. El Coya quiso vengar una supuesta mexicanización de droga y contrató sicarios para llevar adelante su plan. Una de las víctimas sobrevivió, a pesar de haber recibido seis impactos de bala. Pero la otra no corrió con la misma suerte. Desde esta semana los siete presuntos integrantes de la banda están siendo juzgados.
Ricardo Rojas, alias Coya, es para la justicia el cabecilla e ideólogo de la organización. Desde prisión se habría contactado con otras personas para llevar adelante su plan: quería matar a Ricardo Gerónimo.
Coya le contó su plan a Enzo Quiroga con quien compartía celda en la comisaría 13 por una causa por drogas y le dijo que tenía 4 mil dólares para ofrecerle a quien apretara el gatillo. Entonces fue Quiroga quien se encargó de juntar las piezas para concretarlo.
Así fue como se contactó con Norberto Mendoza para encargarle el “trabajo” e involucró a su pareja, Daniela Liborio, para que sea nexo entre las partes. Luego le encargaron a Matías Sarmiento, que le consiguiera las municiones calibre 9 mm a Mendoza para que termine con la vida de Gerónimo.
“Mendoza es quien actuó como ejecutor de lo que pidió Rojas en primera instancia: el homicidio de Ricardo Adrián Gerónimo, pero sobrevivió a seis disparos”, detallaron las fiscales penales 1 y 2 de la ciudad de Orán, Alda Daniela Murúa y Mariana Torres que llevaron adelante la investigación.
El 1 de mayo de 2017, Mendoza esperó que Gerónimo bajara de su auto para abrir la puerta de su casa. Era de noche, el reloj marcaba la una de la madrugada y se veía muy poco. Parecía un escenario ideal para cometer un crimen. Pero no lo fue.
El sicario efectuó más de 15 disparos contra Gerónimo y huyó. Seis de ellos impactaron sobre el cuerpo de la víctima. Las detonaciones alertaron a la familia de Gerónimo, que lo llevaron de urgencia al hospital.
Las personas que se presentaron en el centro de salud para conocer cómo estaba la víctima no pudieron llevarle “buenas noticias” al Coya. Gerónimo había sobrevivido y el martes declaró en el juicio que tiene en el banquillo de los acusados a los siete integrantes de la banda.
Cinco días después de ese hecho, Coya tenía otro objetivo en la mira. Pero esta vez no quería fallar y contactó a otras personas para terminar con la vida de Raúl Martínez. Quien había sido su amigo en las andanzas delictivas, pero que después se habría cambiado de bando en el negocio narco.
Para la organización del atentado, Coya contrató a un sicario tucumano. Según las fiscales del caso, José Martín Castillo fue el que apretó el gatillo y no falló. Mientras que Alejandra Núñez habría participado de la logística extramuros.
El 6 de mayo, Martínez bajó de su Toyota Hilux a comprar un choripán. Eran las 21.50, el hombre esperaba su pedido cuando el sicario se bajó de una moto y le disparó. Seis tiros terminaron con su vida.
Las fiscales Murúa y Torres, cuando pidieron la elevación a juicio del caso, señalaron que “sin dudas se tratan de hechos de extrema gravedad, en los que se advierte claramente el desprecio por la vida por parte de los imputados, quienes no repararon en planificar, hacerse de armas, vehículos y otros elementos para la ejecución de los crímenes encargados”.
¿Quién es Coya? Un hombre de 35 años que creció rodeado de “mala junta” en el barrio San José de la localidad salteña de Orán y que comenzó a delinquir desde muy chico. Empezó a robar bicicletas, hasta que se convirtió en motochorro, para terminar en el mundo narco, detalla el sitio Fuera de la Ley de Orán.
Quienes lo conocen lo describen como una persona petiza, que “no tiene el porte de alguien a quien temer”. Pero los investigadores le atribuyen no dudar a la hora de mandar a matar a los que consideró “traidores”.
El Coya fue detenido en marzo de 2017 por una carga con 80 kilos de cocaína que llevaban dos de sus hombres. En marzo pasado fue condenado, junto a otras tres personas, a 9 años de prisión en una causa por narcotráfico. Entre los acusados estaba su pareja, a la que le dieron seis años.
La justicia lo acusó de acopiar 330 kilos de marihuana y 11 kilos de cocaína en un depósito que llamaban “La Iglesia” en Orán. Él daba las órdenes desde el Complejo Penitenciario Federal 3 de General Güemes donde estaba detenido. Además de la pena, le ordenaron pagar una multa cercana al millón y medio de pesos como autor del delito almacenamiento de estupefaciente y le confiscaron dos autos y dos motos.
Acusación penal. La banda iba a empezar a ser juzgada la semana pasada, pero la primera audiencia se suspendió por problemas técnicos y se pasó a un cuarto intermedio. El último lunes se retomó el juicio.
Por los hechos investigados, Rojas, Mendoza y Castillo deberá responder como coautores a los delitos de homicidio y tentativa de homicidio, en ambos casos doblemente agravado por haber sido cometido bajo “promesa remuneratoria, por el número de participantes y por la utilización de arma de fuego”.
Quiroga, Sarmiento y Liborio, por el ataque a Gerónimo, afrontan el juicio como partícipes necesarios por los delitos de tentativa de homicidio doblemente calificado por promesa remuneratoria y por el número de participantes y agravado por la utilización de arma de fuego.
Por el crimen de Martínez, Núñez carga con la acusación del delito de “partícipe necesario del delito de homicidio doblemente calificado por promesa remuneratoria y por el uso de arma de fuego”, detallaron desde el Ministerio Público Fiscal de Salta. En todos los casos, la escala máxima prevé para todos los acusados la pena de prisión perpetua.
Los jueces de la Sala II del Tribunal de Juicio de Orán María Laura Toledo Zamora, Héctor Fabián Fayos y Raúl Fernando López determinarán cuales fueron los roles y responsabilidades de cada uno de los integrantes de “la banda de los sicarios de Orán” como se la conoce.
Declaró la víctima que recibió seis tiros
“Fijate que vas a declarar porque te vamos a matar.” Esa fue la amenaza que recibió Ricardo Gerónimo, el hombre que sobrevivió al ataque de la banda de los sicarios de Orán, en Salta. Según declaró el hombre en el juicio que se lleva adelante contra los siete miembros de la organización.
Gerónimo dijo el martes pasado ante los jueces que no se presentó antes porque el año pasado había recibido amenazas de muerte de parte de la pareja de Ricardo “Coya” Rojas. Según el testigo, la mujer le dijo “fíjate que vas a declarar porque te vamos a matar”.
Contó que trabajó para Rojas hasta 2016 cuando se fue con Raúl “Lalo” Martínez, la víctima fatal de la banda. Gerónimo, también, relató que había tenido problemas con Coya por “culpa de su mujer”, que incluso lo “había apuñalado cuatro o cinco veces pero que no lo denunció porque tenía un pedido de captura en su contra”.
Aseguró que Rojas le había presentado a dos tucumanos, entre ellos a José Castillo, como sicarios. Y recordó que una vez Coya le dijo que “si tenía algún problema o si había que matar a alguien ellos lo podían hacer”.