POLICIA
“Tenemos derecho a ser felices”

Fue violada en un taxi y escribió un libro para cerrar sus heridas

Manuela Ponz fue abusada en 2015. Esta semana presentó su obra, La mala víctima, en la Feria del Libro. Busca ayudar a otras mujeres.

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Lucha. Manuela presentó La mala víctima en la Feria del Libro el martes pasado. Estuvo acompañada por su marido y su mamá, Adriana, a quien le agradeció haberla acompañado durante estos siete años de lucha tras el abuso sufrido por parte de un taxista que actualmente se encuentra prófugo. | gza manuela ponz

Manuela Ponz se considera una luchadora. Destila una fuerza arrolladora cada vez que se la escucha hablar. Tiene potencia y compromiso. Y como ella misma dice, es mucho más que esos “30 minutos de su vida” en los que fue abusada por un taxista en el barrio porteño de Villa del Parque. Con todo eso escribió su libro, La mala víctima, para que las mujeres que atraviesan momentos violentos sepan que “no somos víctimas para siempre, que tenemos derecho a ser felices y que esa es nuestra mejor justicia”.  

“El libro es más para mí que para el resto. Lo escribí para cerrar de algún modo un capítulo de mi vida que la Justicia y el Estado me impedían cerrar. Hoy, siete años después, parada en otro lugar, más plantada, necesité decir que hay otro camino por fuera del dolor. Y es la alegría de encontrarse con otra qué pasó por lo mismo que vos y quiere pelear para que no le pase a ninguna más”, cuenta a PERFIL Manuela, esta joven de 26 años, militante feminista, estudiante de abogacía y vicepresidenta de la Comisión de Género de la Asociación del Personal Legislativo.

 

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"Quería dejarle un legado a mi hijo desde la construcción y no desde el dolor"

 

Ese “otro camino” del que habla es, según ella, una forma de rebelarse a lo esperable. En ese sentido, explica que lo ve como “la protesta ante la demanda de la sociedad de que seas la mujer derrotada y rota que alguien más tiene que arreglar”. Y sostiene con fuerza: “Que no nos defina nunca más lo que ellos hacen con nosotras, sino lo que podamos hacer a partir de eso”.

El 18 de abril de 2015, Manuela había salido de un boliche en el barrio de Colegiales. Se tomó un taxi para regresar a su casa, que quedaba a unos 15 minutos de distancia, pero en el trayecto se quedó dormida y Tito Franklin Escobar Ayllon (51) aprovechó la situación para sorprenderla y abusarla. El acusado, desde entonces, está prófugo y figura entre los delincuentes más buscados del país. A la fecha todavía nadie lo atrapó. 

Manuela destaca que cuando empezó a escribir a sus 20 años “todo era enojo y no había nada más que bronca”, algo “totalmente normal después de ser violentada”. Luego notó que la tristeza no se iba con el paso del tiempo: “Así empecé a hacerme cargo de lo que yo quería”. 

 

"Esto no me pasa a mí, le pasa a una sociedad que pide a gritos evolucionar"

 

 

“El mundo esperaba de mí una mujer rota, traumada para siempre. Porque nos crían diciéndonos, además, que ser abusadas sexualmente es lo peor que nos pasa en la vida. Y yo era en realidad una mujer que quería vivir. Pero vivir de verdad. Vivir como vive la gente que se anima a vivir. Con ganas. No quería sobrevivir. Quería vivir. Quería vivir, además, para exigir que esto deje de ser así. Para cambiar el mundo”, asegura en uno de los posteos que hizo en sus redes sociales para promocionar su libro.

 

El pedido de captura del taxista acusado del abuso Manuela Ponz.

 

Gestación

Manuela escribió su primer libro “la noche antes de parir”, según narra en diálogo con este diario. En abril del año pasado nació su primer hijo, Alfonso, y de alguna manera también vio la luz La mala víctima.  A la joven siempre le gustó escribir, y luego del abuso sexual volcó en un blog todas sus sensaciones y sentimientos. 

“Traté de sacar algunas cosas del blog, pero no fue hasta la noche antes de parir, que no podía conciliar el sueño, que lo escribí”, recuerda, y luego el trabajo para ella fue “tratar de no traicionarme, de no temerles a mis propias palabras, porque a veces es doloroso leerse abandonada, sola, volver y revisar”.

Manuela entiende que con un bebé de un año la maternidad es algo que aún está aprendiendo, pero la ayudó a focalizar en otros aspectos de la vida. “Con la maternidad me di cuenta de que el tiempo alcanza menos, y también me di cuenta de que quería pasar mi tiempo haciendo cosas que le dejaran un legado a mi hijo desde la construcción colectiva, no desde el dolor. Y ahí entendí que la vida pasaba muy rápido como para dejar que algo que duró treinta minutos ocupara el resto de mi vida”.

Presentó su libro el martes pasado en la Feria del Libro. Estuvo acompañada por su mamá, Adriana, y a su marido, a los que les agradeció por ayudarla a “luchar contra sus demonios”. Y su mensaje, ante los presentes, fue desde la convicción y la necesidad de construir una sociedad distinta: “No hay otra manera de modificar la realidad en la que vivimos si no es con nosotras en la calle, organizadas, en nuestros sindicatos, en nuestros lugares de trabajo. No hay otra manera de cambiar las cosas que no sea con la militancia y el trabajo colectivo, porque esto no es algo que me pasa a mí, es algo que le pasa a una sociedad que pide a gritos evolucionar porque ya nos ha lastimado demasiado a todos y todas”.

Por eso, en su discurso destacó: “Este libro es sobre mi historia, pero lo escribí pensando en todas las mujeres y poder ayudar, aunque sea un poquito, a que las mujeres que son atravesadas por esa violencia decidan hacer otra cosa con eso que hacen de nosotras. Que no somos víctimas para siempre, que tenemos derecho a ser felices y que esa es nuestra mejor justicia: ser felices igual. Estar organizadas, estar acompañadas, y si no fuera porque nos levantamos entre nosotras no podríamos ni empezar a pensar en cómo hacer que se caiga este sistema injusto que nos tiene a nosotras como víctimas. Si nos condenaron a nosotras a ser víctimas, al menos tengamos la rebeldía y la valentía de ser malas víctimas”.

 

Uno de los más buscados

Tito Franklin Escobar Ayllon figura entre los prófugos más buscados. Su nombre y su imagen forman parte del Registro Nacional de Reincidencia, donde se vuelcan los datos de las personas requeridas por la Justicia, y sobre él pesa un pedido de captura nacional e internacional emitido por Interpol desde 2015 cuando fue acusado de abusar sexualmente de Manuela Ponz, cuando la joven tenía 20 años, en la Ciudad de Buenos Aires.  

Escobar Ayllon tiene 51 años y es de nacionalidad boliviana. Su último domicilio declarado está en la localidad bonaerense de Sarandí. Pero nunca se lo encontró. El Chevrolet modelo Spin donde Manuela denunció que fue abusada sexualmente apareció, poco después del día del hecho, abandonado. Pero del acusado no había rastros. 

El 18 de abril pasado se cumplieron siete años del abuso y Escobar Ayllon sigue prófugo. Según denunció Manuela, fue atacada dentro del vehículo alrededor de las 5.30 de la madrugada. Ella había salido de un boliche en el barrio porteño de Colegiales y detuvo un taxi para regresar a su casa. Cuando se quedó dormida fue atacada por el taxista, que la abusó y luego la abandonó en Villa del Parque

En 2019, el Ministerio de Seguridad de la Nación difundió una imagen con las distintas apariencias que podría tener el prófugo. Con anteojos, pelado, pelo corto o más largo, con barba o afeitado, para quien pudiera reconocerlo si el prófugo hubiese alterado su apariencia inicial. También se ofreció una recompensa de 500 mil pesos (que aún está vigente) para quien aporte datos certeros sobre su paradero.