Agitado día para el juez de Quilmes Luis Armella, quien ordenó allanar varias propiedades vinculadas al empresario Carlos Daniel Tomeo, investigado por lavado de dinero, a raíz de una denuncia hecha por la diputada nacional Elisa Carrió. Entre las propiedades allanadas está la de Daniel Gallo, ex vicegobernador de Tierra del Fuego.
La relación entre el empresario tabacalero y el político fueguino salió a la luz luego de los documentos encontrados en el primer procedimiento a la mansión de Tomeo en el country Abril. Allí hallaron documentos de una Ferrari 430 modelo 2009 (dominio IAG 320), la cual fue adquirida en Río Grande el lugar de “guarda habitual” era en la calle Arteche 723, domicilio particular de Gallo.
El operativo a la lujosa mansión de Gallo estuvo compuesto por una docena de efectivos de la Prefectura Naval Argentina acompañados por funcionarios de la Administración Federal de Ingresos Publicos junto con funcionarios judiciales y perros entrenados para la detección de billetes. Fuentes judiciales informaron a la agencia Télam que solo fue secuestrada una computadora notebook y algunos documentos, pero que “no se halló dinero en efectivo ni rastros del vehículo de alta gama”.
En otro de los operativos, en este caso a un empresario de nacionalidad china exsocio de Tomeo, se encontraron 200 mil dólares en efectivo, de acuerdo a lo que informó Clarín. Esta es la tercera vez que durante un allanamiento se encuentra dinero en efectivo. El 22 de septiembre, funcionarios judiciales encontraron 4 millones de pesos en efectivo y luego, durante otra pesquisa, esta vez a la tabacalera del empresario, confiscaron dos bolsos con 6.819.900 pesos y 405.101 dólares en efectivo.
Por otro lado, la tabacalera de Tomeo, Espert SA, realizó negocios con Glisud SA, una empresa que operó en Tierra del Fuego, vinculada con Gallo y también es investigada por defraudación al Estado y lavado. Además, Glisud y Espert están emparentadas por la participación del escribano Horacio Sergio Geller Gorodisch, que intervino en escrituras de ambas sociedades, antes de ser destituido por el Colegio de Escribanos de Buenos Aires, acusado de dedicarse a la fabricación de “empresas fantasmas”.
