Dos de los trece policías que fueron juzgados por el homicidio de Valentín Blas Correas (17), el joven asesinado en Córdoba cuando circulaba en un auto con sus compañeros de escuela, recibieron una condena a prisión perpetua.
Por el caso fueron juzgados trece efectivos de la Policía de Córdoba, quienes participaron del operativo y, según la acusación, plantaron un arma en el coche de los chicos.
Los cabos primeros Lucas Gómez y Javier Alarcón recibieron las penas más duras por el delito de “homicidio calificado”.
Por su parte, las dos mujeres acusadas, Yamila Martínez y Wanda Esquivel, recibieron penas de 4 años y 3 meses de prisión y 3 años y 10 meses, respectivamente.
Además, el comisario inspector Walter Soria fue condenado a cuatro años y nueve meses de prisión, y el subcomisario Enzo Quiroga y el comisario inspector Jorge Galleguillo, a cuatro años y ocho meses de cárcel.
En tanto, el subcomisario Sergio González recibió cuatro años y diez meses; mientras que el comisario Juan Antonio Gatica y el cabo Alexis Quevedo sólo cuatro años.
Por otro lado, el oficial ayudante Ezequiel Vélez fue sentenciado a dos años y seis meses de cárcel, mientras que fueron absueltos el agente Rodrigo Toloza (27) y el cabo Leonardo Martínez (29), quienes estaba acusados de "encubrimiento y falso testimonio".
Antes del veredicto, Gómez, de 35 años, quien efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria sobre el auto en el que iba Blas con sus amigos, aseguró que no tuvo intenciones de matar.
“No tuve intención de quitar la vida a nadie ni atentar contra nadie”, dijo el imputado, tras lo cual pidió “perdón”. El otro supuesto tirador, el cabo primero Javier Alarcón, por su parte, manifestó que “no” es un asesino.
Los otros once policías acusados por encubrimiento se declararon inocentes. La única que atinó a admitir que cometió “errores” cuando se encargó de “plantar” un arma a las víctimas fue Wanda Esquivel, quien además pidió “perdón”.
Según la investigación, el hecho ocurrió la madrugada del 6 de agosto de 2020, cuando Juan Cruz Camerano Echevarría (20) conducía un Fiat Argo blanco, junto a cuatro amigos y compañeros de colegio: Valentín Blas Correas, Camila Toci, Cristóbal Bocco Camerano y Mateo Natali, ahora mayores de edad pero que al momento del hecho tenían 17 años.
Cuando circulaban en la zona de avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas en el sur capitalino, se había montado un control policial de prevención en donde los efectivos hicieron señas al conductor para que aminorara la velocidad, pero al acercarse al puesto de seguridad decidió acelerar y continuó la marcha.
El expediente detalla que el cabo primero Gómez (37), “con intención de matarlos”, efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el coche, en tanto su compañero, el cabo primero Alarcón (33), “en acuerdo tácito (con Gómez) y aportando al plan común de dar muerte a los ocupantes del vehículo”, también efectuó dos disparos “a sabiendas que no había justificación legal para ello”.
Las pericias determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por el suboficial Gómez hirió de muerte a Correas. Posteriormente, y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías “plantaron” un arma en las cercanías de donde ocurrió la balacera.