“No puedo comprender por qué se me priva de mi libertad”, escribió de puño y letra José Pedro Potocar en una carta que le hizo llegar a PERFIL. El suspendido jefe de la Policía de la Ciudad está aislado y detenido en una celda del Edificio Centinela, de Gendarmería Nacional (GNA). Desde allí asegura estar atravesando una “injusta situación” y destaca que trabajó toda su vida para que “ser policía sea sinónimo de estar al servicio y no de corrupción”.
Desde el martes pasado, el comisario general está detenido en Retiro. Lo acusan de formar parte de una organización policial que cobraba coimas a comerciantes y a trapitos en la zona de Núñez; a los primeros a cambio de una seguridad privilegiada y a los otros para liberarles la zona. Potocar rechaza la acusación y asegura, en cambio: “Me formé para ser policía, proteger y servir a la sociedad”.
“Yo siempre cumplí mis obligaciones, no sólo como policía sino también como ciudadano, y no sería ésta la excepción. A lo largo de este proceso siempre estuve a disposición de la Justicia y nunca evadí mis responsabilidades. No puedo comprender entonces por qué, y con la nula prueba, se me priva de mi libertad”, cuestiona su encierro Potocar, que quedó detenido el martes pasado, luego de presentarse voluntariamente en los tribunales para ponerse “a disposición de la Justicia”.
Para el fiscal de instrucción porteño José María Campagnoli, el comisario general sería uno de los supuestos líderes de una asociación ilícita que exigía dinero a comerciantes de Núñez y Saavedra.
Según el funcionario, Potocar, que se desempeñaba entonces como director general de Comisarías antes de ocupar la jefatura de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, y la comisaria inspectora Susana Aveni (también detenida), “recibían periódicamente un pago a instancias del comisario Norberto Villarreal (que está prófugo), de la Comisaría 35ª” (ver aparte).
Para el fiscal, las pruebas en contra de Potocar se sustentan en testimonios de “arrepentidos” y en un cuaderno encontrado en la Comisaría 35ª donde se indicaban, según presumen los investigadores, pagos a la Dirección General de Comisarías (DGC) que estaba a cargo de Potocar.
“La persona cobraba y le hacía entrega del dinero al inspector, y éste al director general José Pedro Potocar”, declara en la causa el comisario “arrepentido” Marcelo Stefanetti.
Descargo. “Trabajé toda mi vida para que, como en otros países, ser policía sea sinónimo de estar al servicio y no de la corrupción”, escribió Potocar en la carta dirigida “a los vecinos”. Y arremetió:
“Confío en la Justicia y en Dios para que se revierta rápidamente esta injusta situación que me ha tocado atravesar”.
El comisario general está siendo asesorado por los abogados Christian Poletti, Gabriel Iezzi, Hernán Vega y Víctor Varone. Para ellos no existen pruebas en contra del jefe policial. Pidieron una ampliación de su indagatoria.
El suspendido jefe de la Policía de la Ciudad está alojado en un sector de casas que tiene el predio de Gendarmería en el barrio porteño de Retiro. Por ese lugar, pasaron otros presos mediáticos como Ibar Pérez Corradi (acusado de ser el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez) y Ricardo Jaime (el ex secretario de Transporte), hasta que fueron trasladados a cárceles del Servicio Penitenciario Federal (SPF).
Hasta ayer, Potocar sólo había recibido visitas de sus familiares y sus abogados, con quienes trabaja en su defensa. “El martes presentamos recusación para el fiscal (por José María Campagnoli). Además, esperamos el pase a Cámara de Apelaciones de la presentación por excarcelación denegada, con más planteos de nulidades”, explicó a PERFIL Iezzi. “Mientras tanto, el fiscal sigue desfilando por los medios”, ironizó.
En la misiva que envió a PERFIL, Potocar se definió como un “hombre de familia” y que “ama” ser policía. “Tengo vocación de servicio y amo mi profesión. Basta con preguntar a los vecinos a cuántos de ellos tuve el placer de recibir y escuchar, cara a cara, sus problemas, siempre para intentar dar una solución acorde a la función de servicio público para la que me formé”.
Y resalta: “Me formé para ser policía, proteger y servir a la sociedad”.
Su familia convoca a una marcha en su defensa este miércoles
“Justicia por Potocar”. La familia del suspendido jefe de la Policía de la Ciudad inició una campaña para defenderlo y lograr su excarcelación, denegada esta semana. Eligieron las redes sociales para rechazar su detención, asegurar que es inocente y convocar a una marcha en la puerta de los tribunales.
“Mi papá está detenido injustamente”, coinciden los tres hijos del comisario.
“El miércoles 3 de mayo a las 18.30, frente al Palacio de Justicia –Talcahuano 550–, convocamos a la sociedad para pedir justicia por José Pedro Potocar. Un hombre está privado de su libertad sin sustento jurídico. Sin banderas más que la de la justicia, los invitamos a acompañarnos pacíficamente para reclamar su libertad. Familia Potocar”, dice la publicación.
“No pretendemos que todos confíen en mi papá, pero sí que se sepa que este hombre es inocente, y que está privado de su libertad solamente por trascendidos”, escribió su hija Agustina en las redes.
“Lamentablemente, vivimos en un país muy injusto, donde las personas honorables y de bien no tienen lugar en los altos cargos porque no conviene. Algún día eso va a cambiar”, se quejó.
El texto completo de la carta de Potocar a PERFIL
El desplazado jefe de la Policía de la Ciudad, José Pedro Potocar, detenido desde el martes en el edificio Centinela, escribió una carta en la que analiza la situación que le toca atravesar a partir de la denuncia del fiscal José María Campagnoli. Aquí la transcripción completa.
Buenos Aires 29 de abril de 2017
Carta de José Pedro Potocar a los vecinos
Estimados vecinos:
Me formé para ser Policía, proteger y servir a la sociedad. Gracias a Dios, me topé con personas en todos los ámbitos que me escucharon y me dieron la oportunidad de difundir mi formación y conceptos con otros policías para poder así contar con una fuerza digna para los vecinos de esta ciudad.
Soy un hombre de familia y agradezco a Dios el hermoso grupo afectivo que me rodea.
Mi esposa me acompaña en todas las vicisitudes sin descuidar su profesión y el hogar. Junto a ella formamos a nuestros hijos con los mismo valores que compartimos.
Tengo vocación de servicio y amo mi profesión. Basta con preguntar a los vecinos a cuántos de ellos tuve el placer de recibir y escuchar, cara a cara, sus problemas, siempre para intentar dar una solución acorde a la función de servicio público para la que me formé.
Yo siempre cumplí mis obligaciones, no sólo como policía sino también como ciudadano, y no sería esta la excepción.
A lo largo de este proceso siempre estuve a disposición de la justicia y nunca evadí mis responsabilidades. No puedo comprender entonces por qué y con la nula prueba, se me priva de mi libertad.
Trabajé toda mi vida para que como en otros países, ser policía sea sinónimo de estar al servicio y no de corrupción.
Agradezco el apoyo de amigos, familiares, vecinos y todos los que sin conocerme personalmente le han hecho llegar a mi familia su apoyo.
Confío en la justicia y en Dios para que se revierta rápidamente esta injusta situación que me ha tocado atravesar.
Atentamente
José Pedro Potocar