Declarado amante de las armas, “Richard” Deisernia tenía una vida ordinaria. Casado y con hijos, residía en un agradable chalet de Martínez, una de las zonas más elegantes del norte del conurbano bonaerense. Aseguraba que se dedicaba importanción de autopartes. Toda una fachada. Detrás de esa aparente normalidad -y de una puerta blindada- se escondía un contrabandista de alto vuelo. Su pasión y contactos le abrieron las puertas a uno de los negocios más lucrativos del universo criminal: la venta ilegal de armas.
Incluso, fuentes del caso indicaron a PERFIL que parte del arsenal que comercializaba llegarían a manos de los temibles Comando Vermelho y Primeiro Comando da Capital (PCC), los dos grupos brasileños que desatan una sangrienta guerra por el control del narcotráfico en Paraguay, Bolivia y Brasil.
Este miércoles fue detenido junto a otras 17 personas por Gendarmería Nacional, que desplegó -bajo la supervisión del Ministerio de Seguridad- 52 allanamientos en Capital Federal, Buenos Aires, Santa Fe, Río Negro, Córdoba y Santiago del Estero. El procedimiento que desarticuló la organización liderada por “Richard”, también apodado "Raro" y "El Káiser", fue bautizada “Operación Palak” y fue la incautación de armas más importante de la historia Argentina.
Operativo Palak: 17 detenidos con casi 1.000 armas, 30.000 municiones y un cañón
El comerciante estaba preocupado por que ni su imagen ni su hogar se viralicen en las redes. Incluso, le habría iniciado juicio a Google por esa misma razón. Pero había algo más que lo perturbaba: la advertencia de su mujer. Deisernia sabía que si volvía a ser capturado en el mismo negocio, su esposa podría cumplir la amenaza de separarse de él.
La ministra Patricia Bullrich eligió la residencia de la calle Pringles al 2500 para comunicar la noticia. En esa casa, los gendarmes hallaron un búnker oculto detrás de una estantería y al que se accedía a través de una puerta blindada. En su interior, todo tipo de armamento de guerra, que necesitan estar protegidos bajo requisitos de seguridad extremos con los que no contaba el "Káiser".
Los allanamientos relacionados a Deisernia continuaron. El jueves, detuvieron al odontólogo Hernán Castillo, quien también escondía detrás de una puerta blindada, costosas katanas y armas. Hay escuchas que lo vinculan al hombre de Martínez.
La detención no pudo ser una sorpresa para Deisernia. El comerciante de armas era requerido por Estados Unidos desde 2003, cuando en el Estado de Ohio lo acusó de vender y enviar ilegalmente partes de armas de fuego a ese país, a través de redes sociales.
La maestría del argentino consistía en enviar kits (fragmentos) que podían convertir, por ejemplo, una pistola en una ametralladora y silenciadores. Los hacía llegar vía encomiendas. La Justicia Argentina negó la extradición y, en su lugar, abrió una nueva investigación pero en 2008 un tribunal de este país desestimó el caso por considerar que no había pruebas suficientes. Los norteamericanos no se dieron por vencidos. El operativo de Gendarmería incluye dos detenciones en Miami.
En la causa, en manos del juez federal Pablo Yadarola, Deisernia aparece como el financista del grupo -que además trasformaba réplicas en armas reales y emsamblaba otras con diferentes partes- y el portador de los vínculos que permitían sacar del país la producción.
El autopartista seguía tejiendo su red vía Internet y por encomiendas. Los fragmentos de las armas que armaba su organización en Argentina, provenían de Europa y Estados Unidos. “Todas estas armas conformaban una triangulación: de Estados Unidos y de Europa a la Argentina, donde se armaban y se enviaban a Pedro Juan Caballero, Paraguay, para enviarlas a Brasil”, explicó Bullrich. “Por eso el nombre de Palak, porque es un barco de origen portugués que traía partes de armas”, detalló la funcionaria.
Las fuentes indicaron que, una vez ensambladas, las armas eran enviadas a Paraguay y Brasil de diversas formas: ocultas en vehículos, por pasos clandestinos terrestres y por la hidrovía. Incluso, utilizaron los servicios de una empresa de transportes de pasajeros de origen paraguaya, con la connivencia de un grupo de choferes.
En la primera parte del operativo, “Arsenal Clandestino”, en diciembre de 2018, se secuestró una camioneta que perteneció al Ejército Argentino. Ya vendida, el dueño no removió el ploteo oficial, una efectiva forma de pasar los controles. Se investiga si hubo complicidad de algún miembro de la fuerza para permitir esa grave irregularidad.
En Paraguay, las armas eran trasladadas vía terrestre hasta la zona de Pedro Juan Caballero, donde eran ingresadas al territorio brasilero mediante vehículos de gran porte.
Fusiles Fal, ColtM4, ametralladoras Browning calibre 12.7, un cañón marca Oerlicon, armas calibre 50, para atravesar blindados y municiones antiaéreas, se cuentan entre el armamento (unas 1200 armas) que hábilmente – según se desprende de la investigación- administraba el autopartista de Martínez, alojado ahora en la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y procedimientos Judiciales de Buenos Aires.
CP