Dos pizzas de muzzarella fría y la brutal agresión a un repartidor hicieron cobrar relevancia el nombre de Santiago Pissani. Se trata de un empresario misionero y ex campeón de distintas artes marciales que en las últimas horas fue denunciado por el joven, por lo que se inició una investigación para determinar cuáles fueron las circunstancias en las que ocurrió el ataque.
Pissani tiene 55 años y es propietario de Uniformes Pissani, una tienda de ropa ubicada sobre la calle Barrufaldi al 2272 -en frente de dónde sucedió la golpiza- en la ciudad de Posadas, que confecciona prendas personalizadas. Según indicaron medios locales, el hombre ya habría sido acusado de protagonizar episodios similares aunque, en un entrevista radial, sostuvo que el delivery lo atacó y él se defendió.
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En sus redes sociales, el empresario se muestra como fanático de vehículos de lujo, como autos y camionetas, e incluso se lo ve en recorridas por rutas junto a varios motociclistas. Además, en su cuenta de Facebook comparte múltiples postales de viajes alrededor del mundo: Roma, Nueva York y Florida son algunos de los destinos.
Por otro lado, el hombre que se desempeña en el rubro textil es practicante de diferentes deportes y se especializa en disciplinas de las artes marciales. Tiempo atrás se consagró campeón en judo, artes marciales mixtas y lucha grecorromana en Misiones y otros lugares de la región. Además, suele organizar este tipo de torneos.
El comerciante atrajo por primera vez la atención de los medios locales en 2020, después de haberse involucrado en un episodio similar al actual. En ese entonces, junto a un vecino golpearon a un hombre que había querido ingresar a una vivienda, supuestamente, con fines de robo.
“Qué se hace la víctima el pibe"
Después de que el Juzgado de Instrucción 2 de Posadas, a cargo del magistrado Juan Manuel Monte, ordenara su detención, Pissani se refirió a la pelea que mantuvo con el repartidor, identificado como Sebastián Lafuente. "Esto se agrandó pero fue una pavada, no tenía que haber pasado lo que pasó, para mí es un bajón", dijo en declaraciones al Red Ciudadana.
"Yo con el pibe no tengo nada personal, no estaba enojado con el muchacho”, explicó, al mismo tiempo que confesó que su enojo se dio tras esperar alrededor de dos horas el pedido de dos pizzas de muzzarella. Pero cuando el joven llegó con la comida fría, "explotó".
“Estaba enojado con la pizzería, tardó más de una hora, llamó por teléfono y me dicen que no me pueden mandar porque se quemó el horno. Le llamé 20 veces más y siempre me decían que estaba yendo”, precisó el empresario, que había realizado la orden primero a través de una aplicación.
La defensa del agresor
“Cuando vino el muchacho le dije `flaco, está todo bien, pero esta pizza esta fría´. Yo estuve mal porque las tiré al piso, pero las levanté y le dije que las llevé, porque no me pueden hacer esperar dos horas y traerme la pizza fría”, mencionó. Acorde a su relato, Lafuente le habría pedido que igualmente le diera el dinero porque si no su jefe se lo descontaría de su sueldo. “Le digo vos llévale y si te descuentan, yo mañana te doy la plata a vos", añadió.
“Le pegué un empujón y le dije 'andate', me dijo que me iba a cagar a trompadas y me metió una patada. En defensa, lo tiro al piso, me subo encima y cómo no se calmaba, le pegué un poco, pero apenas lo palmeo. Le digo `te voy a soltar, te vas a subir a tu moto y te vas a ir ´”. Esa secuencia quedó registrada por un vecino que filmó la agresión con su celular, donde se escuchan los gritos del trabajador pidiendo ayuda.
“Se fue caliente porque ligó, él pesaba 90 o 95 kilos, tenía un metro ochenta y pico y me metió un patadón, yo gracias a Dios sé defenderme. Él no está ni lastimado, salió a llorar por todos lados diciendo que si lo está”, concluyó en su relato.
Por la golpiza, Lafuente terminó con lesiones en el ojo, en el cuello -debido a la correa de su casco- y en el pómulo izquierdo. Según el joven de 23 años, Pissani habría salido con un cuchillo y lo amenazó para que se fuera, motivo por el cuál él se defendió con una patada y, tras empujarlo, el comerciante quiso sacarle el casco.
FP CP