Facundo Muñoz (32) es un hombre conocido dentro del hampa rosarino. Lo apodan “Macaco” y está preso hace varios años. Su nombre saltó a la fama cuando lo señalaron como uno de los autores del crimen de Claudio “Pájaro” Cantero, el mítico líder de la narcobanda Los Monos, asesinado el domingo 26 de mayo de 2013 a la madrugada en Villa Gobernador Gálvez.
Como sucede con otros capos narcos, ahora parece que su prolongada estadía en prisión no le alcanzó para soltar el negocio de la droga. En un operativo con varios allanamientos simultáneos, la Policía Federal Argentina (PFA) allanó el calabozo que ocupa en la cárcel de Ezeiza y confirmó que seguía la contabilidad de una organización narco rosarina.
Muñoz fue imputado junto con otras catorce personas que terminaron detenidas en el marco de una causa que investiga el fiscal Claudio Kishimoto, la Oficina Procunar de Rosario y el juez Carlos Vera Barros.
Lo curioso de su caso es que era muy prolijo: llevaba un cuaderno con una detallada contabilidad del dinero recaudado y de la droga comercializada, según revelaron fuentes de la investigación.
“Macaco” está a punto de cumplir diez años en prisión. Lo arrestaron en junio de 2013 por el asesinato de “Pájaro” Cantero y, pese a que fue absuelto en el juicio que se realizó en el año 2017, siguió en la cárcel por otras causas. En una de ellas fue condenado a ocho años y medio de prisión.
Según esta nueva investigación, dos de los quince sospechosos arrestados en el marco de estos operativos respondían a sus órdenes. Uno de ellos era el hermano de Luis “Pollo” Bassi, otro histórico narco enfrentado a Cantero y a quien siempre le atribuyeron su homicidio.
Los procedimientos se iniciaron el viernes 14 de abril a la noche, cuando los detectives de la División Antidrogas Rosario detectaron la reposición de la droga en un domicilio de Villa Gobernador Gálvez, el cual venía siendo vigilado desde hacía meses, en una acción conocida en la jerga policial como “bajada”.
A partir de eso se confirmó que la organización narcocriminal investigada se disponía a distribuir la droga entre sus principales clientes.
Según se supo, la investigación se había iniciado a partir de la detección de actividades de microtráfico, utilizando redes sociales y grupos de mensajería encriptada.
Las fuentes señalaron que desde su lugar de detención, “Macaco” utilizó como mano de obra a su pareja, quien habría sido la encargada de recibir la droga y hacer entrega a sus subordinados para la distribución.
En los operativos, los efectivos lograron secuestrar más de 40 kilos de cocaína, en su mayoría en su clásica presentación de ladrillos; 20 kilos de sustancia de corte; armas de grueso calibre como pistolas 9mm y escopetas tácticas con mira telescópica; gran cantidad de munición; más de 1.500.000 pesos; balanzas, precintos; teléfonos celulares y vehículos de alta gama.