La presidenta Cristina Kirchner reconoció ayer, aunque sin decirlo, que el acuerdo con Irán para indagar a los sospechosos del atentado a la AMIA quedó congelado en los hechos. Y le propuso a la oposición que acerque una idea superadora que sirva para llevar a los acusados a la Justicia. “Sin declaración indagatoria no hay posibilidad de que se avance ni un milímetro”, advirtió la jefa de Estado.
El memorándum con Irán se aprobó en el Congreso argentino en febrero de 2013. Irán lo sacó por decreto, pero no avanzó con la instrumentación. Cuando hizo el anuncio, hace más de un año, Cristina Kirchner lo presentó como una patriada histórica. Ahora, la realidad la enfrentó con la falta de resultados. El canciller Héctor Timerman admitió hace unas semanas el fracaso del convenio. Sumidos en el pesimismo, los kirchneristas les pasaron la pelota a los bloques opositores.
La Presidenta reveló que en diciembre de 2013 se reunió con las autoridades de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y que les propuso que reunieran un equipo jurídico para buscar una alternativa al acuerdo. Dijo que, tiempo después, las autoridades de la DAIA le habían reconocido a Timerman que no le encontraban la vuelta. Ayer, el secretario general de la organización, Jorge Knoblovits, rechazó los dichos de la mandataria. “Me siento muy molesto. Desmiento terminantemente que se le haya reconocido al canciller Timerman que no había otro instrumento jurídico mejor que este memorándum o que éste era el único que podía ser viable”. El dirigente aclaró que no es posible aplicar otro instrumento sin antes derogar este memorándum.
De todos modos, CFK defendió el acuerdo: “Si fuera tan malo, Irán no se negaría a cumplirlo”, precisó.
“Golpe suave”. En otro tramo de su discurso, la jefa de Estado denunció un intento de “golpe suave” en Venezuela. Aclaró que no se pronunciaba en defensa del gobierno de Venezuela ni del presidente, Nicolás Maduro, sino en respaldo a la democracia. “Créanme que sería fatal para la región permitir que vientos ajenos derrumben un país hermano”, advirtió. Agregó que jamás se le ocurriría no respetar la voluntad popular.
“Le digo a la oposición que espere, que en 2016 tienen la posibilidad de hacer un plebiscito revocatorio”, explicó. Añadió que defendería a un gobierno de derecha si estuviera atravesando una crisis institucional. “La democracia no es de derecha ni de izquierda”, concluyó, en el tramo de alusiones a la política exterior del Gobierno.