El súbito resurgimiento de Máximo Kirchner en la arena política volvió a poner sobre el tapete electoral al linaje K. Con menos estruendo y sin actos multitudinarios, la inoxidable ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, encara la etapa definitiva del Gobierno con bríos de renovación: integra la nómina de posibles reemplazantes del Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y es medida como candidata para la Gobernación de Santa Cruz.
"El proyecto nacional va a seguir. Estamos enamorados del proyecto nacional, pero no hay que perder nunca el rumbo", aseguró Alicia Kirchner al diario Tiempo Argentino, en una definición que suena a declaración de principios de la continuidad kirchnerista en el poder.
Alicia no escapa al axioma verticalista que se aplica a todos los funcionarios del proyecto nacional: "Hará lo que le diga Cristina", dicen quienes mejor la conocen. Ante la inminente salida del Capitanich de la Jefatura de Gabinete, la hermana del expresidente Néstor Kirchner figura junto al titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y el presidente de Aerolíneas, Mariano Recalde, como relevo para un cargo que vio desfilar a cuatro -sin contar a Coqui- funcionarios durante el cristinismo.
¿Vuelta al pago? Otro probable destino político que también se viene meneando para la actual ministra de Desarrollo Social sería la Gobernación de Santa Cruz. Los sondeos telefónicos de un eventual lanzamiento de "Alicia 2015" en la provincia sureña son bien conocidos por los patagónicos. La lista de "medidos" incluye, a su vez, al ministro de Planificación, Julio De Vido, y al "tapado" Máximo Kirchner, éste último para la intendencia.
Con su hermano como gobernador alineado al menemismo, la ministra tuvo una fallida incursión como candidata electoral para la Intendencia de Río Gallegos en 1995, al caer derrotada ante el reelecto radical Alfredo Martínez.
Siempre presente. Pese a su paso como funcionaria de la Dictadura, Alicia siempre ató su futuro político a la suerte de su hermano menor Néstor. Tanto en Santa Cruz como en el Estado, la actual ministra fue una de las bases del modelo kirchnerista: mantuvo su cargo, siempre ligado a la actividad social, durante los casi doce años de gobierno en la provincia patagónica y se mantiene, durante poco más de una década, al mando del edificio de 9 de julio. Sus intentos por salir de él nunca fueron satisfactorios: las encuestas que sondeaban su imagen para pelear por la Gobernación de Buenos Aires siempre dieron saldo negativo.
Ambiciones y militancia. La ministra maneja un presupuesto millonario, sus partidas para los planes de Inclusión Social tuvieron un incremento de $441 millones, y ocupa un rol clave en la contención de posibles estallidos en un período de inflación y estancamiento. A su vez, Alicia tiene un pie en el universo militante del kirchnerismo como conductora de la agrupación Kolina, que actúa como brazo político asistencial y, de a poco, comienza a ocupar casilleros políticos relevantes en los diferentes ministerios.