Dice que tiene 27 y así convence a sus contricantes de que acepten el envido cantado, pero cuando llega la hora de mostrar las cartas, pone sobre la mesa sus 33. “Mi abuelo era muy tramposo jugando a las cartas. Yo aprendí de chiquito. Esto es el truco, otra cosa es la vida”, explica Aníbal Fernández a PERFIL cuando termina la partida.
Los fines de semana, el jefe de Gabinete se pasa varias horas jugando al truco con amigos en el último pasillo del balneario Ola Lá de Villa Gesell. Ayer, ganó tres partidos de los cuatro jugados, y uno de ellos fue contra el ministro del Interior, Florencio Randazzo. De buen humor, Fernández pidió gaseosas y una picada para los periodistas que miraban sus jugadas.
—¿Qué sensación le quedó después de haber salido al aire diciendo: "Me van a tirar todo lo que puedan y me chupan los dos huevos”?
—Si van a hablar de ese tema, me interesa que lo recalquen: no me quejo por lo que dije, lo sostengo, pero no me gusta la grosería, no tengo necesidad de recurrir a esa grosería. Si sabía que estaba al aire, hubiese dicho lo mismo de otra manera. En el fondo, es lo que siento. Toda mi vida tuve una boca terrible, qué va a hacer.
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