Lejos de dar un paso al costado, como pide la oposición, el vicepresidente Amado Boudou encabezó la recepción al jefe de Estado de Armenia, Serzh Sargsyas, en lo que fue el primer evento institucional del que le tocó participar en nombre del Estado argentino después de haber sido procesado por delitos de corrupción en la causa Ciccone.
Pero no estuvo sólo. El reemplazo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, afectada por una faringolaringitis, estuvo acompañado por el jefe de Gabinete Jorge Capitanich y el canciller Héctor Timerman, entre otros funcionarios del Ejecutivo.
El vice compartió un almuerzo formal en el Palacio San Martín. Allí se firmaron acuerdos de cooperación tecnológica, de intercambio de información tributaria y de un "Programa de Vacaciones y Trabajo" del que participaron, además de Timerman, el ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao y el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, quién también está comprometido en la causa de la imprenta.
Previamente, el canciller mantuvo una reunión con su par armenio, Edward Nalbandian, con quien comentó "los últimos desarrollos del tema de la deuda (externa) y las implicancias del reciente fallo judicial (a favor de los Fondos Buitre)", según se difundió oficialmente.
El vicepresidente se mostró tranquilo en su primera aparición formal tras ser procesado. Boudou y el mandatario armenio "pasaron revista a los aspectos centrales de la relación bilateral, tanto en el plano político como en el económico-comercial y el crecimiento de la cooperación que ha venido enriqueciendo los tradicionales lazos de amistad entre ambos pueblos", según informó Presidencia.
En ese sentido, se mencionó la presencia de una "nutrida" comunidad argentina de origen armenio que "se ha destacado históricamente por su decisivo aporte al progreso y desarrollo de la Argentina, así como por su contribución a nuestra identidad nacional".
