La ex Ciccone está funcionando a full en la producción de billetes. Es más, desde que fue decidida su expropiación cuando estalló el escándalo de Amado Boudou, se ha modernizado, incluso a costa de la Casa de Moneda y ha aumentando su número de empleados.
Según contaron a PERFIL fuentes con más de 15 años dentro de la Casa de Moneda, que pidieron reservar su identidad, la calcográfica se encuentra produciendo billetes de $ 100, $ 50 y $ 10. Los de $ 50, que tendrán la imagen de las islas Malvinas, y $ 10, en los que figurará Belgrano con uniforme militar, son los nuevos billetes que presentó este año la Presidenta, y deberán estar en la calle para septiembre.
Desde que la ex Ciccone fue estatizada en 2012, la Casa de Moneda fue absorbiéndola y hoy actúa sin contratos propios, virtualmente como una planta productora de esta entidad presidida por Katya Daura. Desembarcaron gerentes de carrera dentro de la Casa de Moneda pero se mantuvieron los empleados, por lo que viven el procesamiento de Boudou con tranquilidad. De todos modos, más que en los talleres, el número de empleados creció en el sector administrativo. Entre la Casa de Moneda y la calcográfica, el personal aumentó en unas 300 personas, y hay en total 1.800 empleados.
La titular de la Casa de Moneda, Katya Daura, mantiene todavía buen lazo con el vicepresidente. A veces lo hace también a través de uno de los asesores más cercanos del vice, Juanchi Zabaleta.
Las nuevas máquinas impresoras –Super Orloff– que tenían que haber ido originalmente a la Casa de Moneda para modernizarla, fueron a parar a la ex Ciccone. Por efecto de la inflación y por la negativa a subir la denominación del papel moneda, este año se están demandando 1.700 millones de billetes. La Casa de Moneda puede producir unos 600 millones de billetes al año, mientras la capacidad de Ciccone es de alrededor del doble.
Ciccone cuenta con máquinas que imprimen hojas de a 50 billetes, mientras que en la Casa de Moneda producen hojas de 28. El plan de renovación de la Casa se cayó con la expropiación, y quedan máquinas de hasta cuarenta años de antigüedad. La capacidad de Ciccone, por el contrario, se incrementó con la expropiación. A pesar del escándalo que involucra al vicepresidente, Daura se mantiene firme en su puesto y sigue siendo el brazo político de Amado Boudou en el control de las políticas de impresión de moneda.
Por otro lado, la interna política entre el vice y Florencio Randazzo está cada día más caliente. El ministro del Interior envió a producir los nuevos DNI con chip –que tendrán historia clínica, por ejemplo– a la Casa de Moneda de España. Las autoridades de la ex Ciccone afirman que hay capacidad operativa para hacerlas en sus instalaciones o en Casa de Moneda. La única máquina que faltaría es la que introduce el chip. Incluso, aseguran que es más caro hacerlos afuera que comprar esa maquinaria.
Pero Randazzo y Boudou son históricos enemigos hasta para las políticas públicas que anuncian.