POLITICA

Cameron es el nuevo primer ministro británico

El líder de los conservadores asumió el cargo luego de la renuncia de Gordon Brown y tras ser invitado por la Reina a formar gobierno. Galería de fotos. Galería de fotos

0511cameron468
| AFP

El conservador David Cameron se convirtió este martes en el nuevo primer ministro británico tras la renuncia del laborista Gordon Brown, y anunció su intención de formar un gobierno de coalición "fuerte" con los liberal demócratas de Nick Clegg.

"La reina me ha invitado a formar gobierno y he aceptado", declaró Cameron, que será el primer ministro más joven en casi dos siglos, a su llegada al número 10 de Downing Street, procedente del palacio de Buckingham, acompañado por su esposa Samantha.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

"Tengo el objetivo de formar una coalición completa y verdadera entre los conservadores y los liberal demócratas", dijo en su primer discurso como primer ministro ante la que a partir de ahora será su residencia oficial. "Creo que es la manera correcta de proporcionar a este país el gobierno fuerte, estable, bueno y decente que creo que tanto necesitamos", agregó Cameron, poniendo fin a cinco días de incertidumbre política tras la elección el pasado jueves de un parlamento sin mayoría absoluta.

"Nick Clegg y yo somos dos líderes políticos que quieren dejar a un lado las diferencias entre sus partidos y trabajar duro por el bien común y el interés nacional", agregó el líder 'Tory' al cumplir su ambición de llevar de nuevo al poder a los conservadores tras 13 años de laborismo.

Los liberal demócratas, que todavía no se han pronunciado públicamente sobre el acuerdo, debían reunirse en breve para aprobar la oferta de Cameron, cuyos detalles sin embargo se desconocen. Según los medios, Clegg, que fue la revelación de la campaña electoral pese a no terminar de confirmarse en las urnas, debería formar parte del gobierno, junto con otros liberal demócratas.

La renuncia de Brown. Este desenlace fue posible tras la dimisión del laborista Gordon Brown, gran perdedor de las elecciones, que no obstante trató de aferrarse hasta el último momento al poder que heredó en junio de 2007 de Tony Blair sin pasar por las urnas. "He informado al secretario particular de la reina de mi intención de presentar mi dimisión", dijo un Brown visiblemente emocionado en su última declaración como primer ministro.

Al mismo tiempo anunció que su dimisión como líder del partido laborista, anunciada la víspera, era "efectiva inmediatamente". Brown deseó "buena suerte al próximo primer ministro en momentos en que deberá tomar importantes decisiones para el futuro", sin nombrar a Cameron.

Acto seguido, se dirigió por última vez en su Jaguar oficial al palacio de Buckingham, de donde salió unos 15 minutos después depuesto de su cargo.

La renuncia de Brown se produjo tras la ruptura de las conversaciones lanzadas oficialmente el lunes entre los laboristas y los liberal demócratas, después de una infructuosa reunión de tres horas durante la mañana. Los negociadores liberal demócratas se reunieron posteriormente durante cinco horas con los conservadores para tratar de cerrar su acuerdo.

Cameron había presionado esta mañana a Nick Clegg para que tomara una decisión sobre las ofertas que tenían sobre la mesa. "He hecho una oferta muy completa, muy abierta y muy razonable a los liberal demócratas", dijo Cameron, dando a entender que no iba a hacer más concesiones. "Creo que ha llegado la hora de la decisión", agregó cinco días después de haber ofrecido un pacto "global" a los liberal demócratas.

Las dos partes acordaron al principio de las negociaciones que cualquier acuerdo tendría como "eje central" la estabilidad económica y la reducción del déficit británico, que ronda el 12% del PIB, contra 3% antes de la crisis.

A pesar de las grandes diferencias existentes entre sus programas, principalmente en temas como Europa, la Defensa, la inmigración o la reforma del sistema electoral, la aritmética favorecía un pacto de los liberal demócratas con los conservadores, que obtuvieron 306 escaños --20 por debajo de la mayoría absoluta--, porque juntos dispondrían de un grupo mayoritario de 363 diputados en el parlamento.