Tras las inundaciones, el macrismo vivió días de plena ebullición: discusiones puertas adentro, acusaciones entre funcionarios por las obras y por las ausencias. Es que no sólo Mauricio Macri estaba en las playas de Brasil, tampoco estaba el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta (en Turquía), ni el ministro de Desarrollo Urbano (a cargo de las obras pluviales), Daniel Chain (en Europa), ni el secretario general, Marcos Peña (en Tierra del Fuego).
En el PRO confiaron que, en un primer momento, estuvieron desorientados. Si bien se reunieron en el Centro Único de Emergencias, la magnitud de la inundación los sobrepasó. La cuestión de las obras fue central.
Una de las conclusiones fue que la obra del arroyo Medrano (que mitiga inundaciones en Saavedra y la zona aledaña al Parque Sarmiento) no estará ni en agenda. En primer lugar, porque se trata de una obra que debería ser compartida con la Provincia y la Nación (afecta a Vicente López, Tres de Febrero y San Martín), y en segundo lugar porque en el PRO decidieron avanzar con el arroyo Vega (Belgrano y Núñez) y, según explicaron, no hay fondos suficientes para ambas cosas.
En este marco, el macrismo se esperanza con que se resuelva la situación con los fondos buitres para conseguir 120 millones de dólares que el Banco Mundial aprobó para el Vega. Por este tema, ayer en el PRO deslizaron que el empresario Nicolás Caputo, íntimo amigo de Macri, se habría reunido con directivos de la brasilera Andrade Gutiérrez, la firma que había ganado la licitación para el primer tramo de las obras y que se cayó hace poco más de un mes. Ahora se deberá convocar a una nueva licitación, que llevaría no menos de un mes.
Por otra parte, también hubo reproches internos ante la falta de reacción. “Llamaban los militantes para ver qué hacían, y no teníamos una línea concreta de acción”, suelta uno de los legisladores que participó de los operativos.
“Había sólo cinco grúas, empleados de la Ciudad de vacaciones y muchos estaban demasiado preocupados por ver qué decían los medios”, confía otro funcionario, que suele tener problemas gremiales. “Teníamos 600 personas en la calle, no puede ir cualquiera a ayudar, y además eran 350 mil personas”, respondió otro de los funcionarios.
Al ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, de quien depende el área de Emergencias, se lo escuchó bufar por tener que permanecer despierto casi dos días seguidos. Diego Santilli, el ministro de Espacio Público, intentó explicar que el mantenimiento de sumideros y la recolección de residuos no había complicado la situación.
Los medios fueron otra preocupación. “El 80% de los medios son del kirchnerismo”, se quejaban en Bolívar 1. Horas después, el desastre en La Plata alivió a muchos. “El foco ahora era otro y ni los medios oficialistas podían culpar a Macri”, decían los macristas.
Surgió la idea de armar una red de voluntarios y preparar una mega actividad solidaria para los damnificados.