La Cámara de Casación Penal atraviesa semanas de tensión. La investigación abierta contra el titular del tribunal, Gustavo Hornos, y el escándalo por dichos misóginos de Juan Carlos Gemignani, uno de sus pares, generan mucho ruido interno.
Pero también las aguas se agitan en público. El vicepresidente de Casación, Alejandro Slokar, pidió un cambio de rumbo y “en particular la remoción del presidente de la Cámara”. El juez lo hizo por escrito dos veces, la segunda, cuando Hornos se negó a certificar los chats de Gemignani contra las mujeres, durante un acto institucional.
Gemignani amenazó a todos sus colegas con denunciarlos si divulgaban el contenido de los chats, en los que, según reconstruyó PERFIL, dijo a sus colegas de la Cámara, que habría igualdad cuando se les reconociera a las mujeres el derecho a delinquir y fueran penadas como tal.
Ante esto, Angela Ledesma y otras mujeres juezas de la Casación solicitaron que Hornos ordenara la certificación de esos mensajes a los efectos de tomar las medidas correspondientes contra Gemignani. Pasaron 15 días del hecho, pero la certificación no llegó.
Slokar añadió: “Violencia de género no es sólo la agresión física que daña a la mujer, sino que también puede ser una actitud, un silencio y la falta de colaboración” y advirtió que “Si no se cambia este patrón cultural, la violencia de género nunca va a eliminarse”.
Cuando Darío Villarroel consultó su opinión sobre Lawfare, Slokar recordó que “en algún caso existió linchamiento mediático y persecución arbitraria con desapego a las garantías, con la complicidad judicial” y exclamó: “Acá no hay lugar para distraídos. Se sostiene o se hunde el Estado de Derecho”.