Juliana Awada. Dispuesta a pisar fuerte en la recta final
Había sostenido un bajísimo perfil. Algunas fotos en revistas, notas aisladas en canales de cable. Pero nada más. Sin embargo, su irrupción el lunes en ShowMatch cambió la estrategia: ahora en el PRO creen que la figura de Juliana Awada podrá aportarle mucho más que una simple primera dama a Mauricio Macri.
Por ello, Juliana comenzará a ser cada vez más importante en la campaña: cenas, galas, reuniones de fundaciones, viajes y hasta cuestiones de su interés, como los centros de primera infancia, la mostrarán como una mujer con un rol más político.
Aunque no quiere ser candidata ni funcionaria, y asegura que sólo acompaña a su marido, se la verá mucho más en el último tramo de la campaña presidencial. Es más: las últimas cenas de Macri tanto con su equipo de colaboradores como con Gabriela Michetti y su novio, Juan Tonelli, fue ron con la presencia de Juliana. A diferencia de él, a ella le gusta –y sabe– cocinar.
Su gama de relaciones también roza con la política: es amiga de Karina Rabolini (en la semana se sentaron juntas en la cena de Conciencia), un vínculo que se creó mucho antes de que ella fuera la mujer del principal candidato opositor. Con Malena Massa no tiene relación. Apenas la saludó antes del programa de Marcelo Tinelli. Awada no tiene asesor de imagen. Escucha a los colaboradores del PRO, que arman la agenda.
Ya decidieron que, si Macri es elegido presidente, se mudarán a la Quinta de Olivos –hoy viven en un piso en Avenida Libertador–, pero no abandonarán los fines de semana su “lugar en el mundo”: su quinta en Malvinas Argentinas llamada Los Abrojos.
Cuando tenía apenas 23 años Juliana se casó con el millonario conde belga Bruno Barbier, padre de su hija Valentina. En 2010 se casó con el jefe de Gobierno, y luego nació Antonia.
Diseñadora de ropa, por tradición familiar, impulsó Cheeky. También es dueña de Awada. Tiene tres hermanos, entre ellos el reconocido actor Alejandro Awada. Su hermano Daniel está encargado de la marca Como quieres que te quiera. Su otra hermana, Leila, es artista plástica.
Karina Rabolini. “No soy política, sólo acompaño a Daniel”
Karina Rabolini suele repetir vestidos, sobre todo durante la campaña. Es que algunos, como uno de jean (ver foto), los usa como cábala. En los últimos meses, la mujer de Daniel Scioli irrumpió las redes sociales con videos cortos en los que enseña el peinado recogido que usa desde hace seis años, toca el piano y hasta baila tango.
Rabolini aprendió esta danza a mediados de los 90, cuando después del programa de entretenimientos Pinball (lo conducía ella en América) iba con la producción a practicar los pasos. Nunca se imaginó que detrás del fracaso de ese ciclo que apenas duró unos meses encontraría la gracia que la llevó a bailar el tango frente a la Casa Blanca en Washington con un ciudadano chino.
“No soy política, vivo la política desde el lugar de acompañar a Daniel”, explica la mujer de Scioli sobre su rol en la campaña y agrega que su intención es “que Daniel se sienta contenido y acompañado por su familia”.
Rabolini se muestra espontánea frente a las cámaras cuando le toca pedir el voto para Scioli. “Vengo trabajando en temas sociales desde hace más de siete años. Aprendí mucho y hoy siento que la experiencia me permite tener más posibilidades de resolución; más que comodidad es aprendizaje”, dice.
Sobre Malena Massa y Juliana Awada responde: “Todas acompañamos a nuestros maridos donde nos sentimos que mejor colaboramos. Tengo buena relación con las dos”.
Malena Galmarini. “Somos diferentes, yo no vendo ropa ni cremas”
Al día siguiente de su aparición en ShowMatch, las dos principales marcas de lociones contra la pediculosis del mercado le enviaron a Malena Galmarini gran cantidad de muestras gratis de sus productos. Sergio Massa había contado en el programa que conduce Marcelo Tinelli que su mujer se contagió piojos. Malena se rió y le dijo a un colaborador que pida más productos para distribuirlos entre los vecinos más humildes.
“No me gusta la exposición, no soy una vedette ni quiero serlo”, dice Malena Galmarini a PERFIL sobre su aparición en los medios en plena campaña electoral. Sin embargo, la mujer de Massa tomó un rol protagónico acompañando al candidato en recorridas y decisiones clave.
Aunque a Malena no le gustan los eventos sociales, suele acompañar a su marido en las visitas protocolares. Sus hijos, Milagro y Tomás, también rondan los actos y juegan a la pelota mientras ellos reciben a distintos dirigentes. “Estoy muy cerca de Toto y Mili, nuestros hijos, y contengo mucho a nivel familiar.
Cuando sos mujer y estás en política, ese rol te ayuda a ver también cuáles son las problemáticas y dificultades a las que tiene que enfrentarse cualquier madre cuando quiere desarrollarse, trabajar o estudiar. En nuestro país, las mujeres son las más pobres, las que menos oportunidades tienen para formarse y las que menos ganan en relación al salario de los hombres”, comenta Galmarini sobre su rol.
En el detrás de escena de los actos, Malena es la primera en emocionarse y lagrimear, pero también es quien encabeza los cánticos en apoyo a Massa. No suele usar ropa de marca (aunque Leticia Carrosela es una de sus modistas preferidas), y muchos le aconsejan que no repita vestidos, pero ella no suele hacer caso.
Malena marca diferencias con Karina Rabolini y Juliana Awada: “Las conozco poco y casi no las veo, salvo en algún evento. Creo que somos diferentes: yo no vengo del mundo empresario, no tengo un emprendimiento comercial ni vendo ropa o cremas”, concluye ante este medio.