Luis Barrionuevo se muestra exultante con su nueva misión. Ayer, mientras acompañaba al boxeador Lucas Matthysse en la presentación de la pelea con el filipino Pacquiao, se jactó de su cargo: “Ahora que soy interventor del peronismo...”, dijo para introducir al boxeador y estallaron los aplausos en la sede de su gremio.
Mientras la mayoría de sus colegas estaba enfrascado en la disputa por la conducción de la CGT, Barrionuevo se quedó con el partido. Y ahora va por más. Quiere sumar la intervención de los principales filiales provinciales y también desea quedarse con las 62 Organizaciones, el brazo político del sindicalismo peronista que hoy está bajo el control del sector más oficialista del gremialismo que comanda Ramón Ayala, titular de Uatre.
Según pudo saber PERFIL, en base a fuentes al tanto de los planes del titular de Uthgra, en estas horas está realizando un inventario e investigando la existencia de posibles irregularidades en la gestión de las autoridades desplazadas. En particular, sus allegados aseguran que desapareció el libro de actas y que faltan discos rígidos en varias computadoras. Además, están investigando contratos de limpieza y el manejo de los fondos. La lupa está puesta sobre el uso de parte del presupuesto para el rubro “capacitación”. Aún no han decidido si presentarán una denuncia, pero creen que la investigación les podrá brindar armas para prepararse para la apelación.
En paralelo, Barrionuevo comenzó a tender redes entre políticos y sindicalistas para avanzar en su plan de regularizar el PJ. La mayoría de sus interlocutores augura poca vida para este peculiar experimento político que ha motivado el fallo de la jueza María Romilda Servini. El único dirigente que se mostró con él en los últimos días fue Gustavo Sáenz, el salteño que acompañó a Sergio Massa en la fórmula presidencial y hoy suena como posible candidato a gobernador con el apoyo de Cambiemos.
El miércoles, reunió a su tropa sindical que supo formar la CGT Azul y Blanca. En su mayoría son gremios pequeños. Siempre el poder del incombustible líder sindical estuvo más en su capacidad de juego político que en la lealtad de gremios grandes. Durante este encuentro realizó una serie de contactos telefónicos en busca de aliados para avanzar sobre las 62 organizaciones.
En la mayoría de los casos escuchó más reproches que apoyos. Ocurre que entre los sectores mayoritarios de la central hay una fuerte desconfianza, varios creen que hay una mano del Gobierno detrás de esta jugada. Cerca de Barrionuevo, sin embargo, se muestran confiados en volver a dar la sorpresa y ganar apoyos para continuar con la intervención.
Con 76 años, Barrionuevo es una especie única en el mundo político y sindical. El año pasado, celebró su cumpleaños con una fiesta inspirada en El Padrino. Este año, también celebró la victoria obtenida por su gremio en los Martín Fierro Digitales y eligió emular en esta oportunidad a Frank Sinatra: cantó A mi manera.
El factor Moyano
En público, no hubo opiniones de Pablo o Hugo Moyano sobre la inesperada intervención del PJ. Dirigentes cercanos a ellos aseguraron que fue una sorpresa y salieron al cruce de las versiones sobre una posible colusión entre el líder camionero y Luis Barrionuevo. El miércoles, el moyanista Omar Plaini llevó su apoyo al desplazado presidente del PJ nacional José Luis Gioja. Según indicaron cerca de los dos dirigentes, hubo en la semana un contacto telefónico, pero no existe un plan conjunto y que la intervención llegó para el moyanismo como una sorpresa. Un dato importante es que el dirigente gastronómico piensa avanzar sobre el peronismo bonaerense, algo que lo pondría en colisión directa con los Moyano. Pablo integra el consejo del PJ provincial.