La baja ostensible de casos en la villa 31 la colocó como un caso de estudio. El Ministerio de Salud junto a la Secretaría de Integración Urbana, que se dedica especialmente al desarrollo del barrio, viene trabajando en un estudio de seroprevalencia. Es decir, analizando quiénes tuvieron anticuerpos compatibles con el desarrollo del coronavirus entre los vecinos y no sufrieron síntomas de envergadura.
Las conclusiones del estudio mostraron que, por cada caso confirmado, hay otros nueve que no cursaron la enfermedad. Según explican en el ministerio que comanda Fernán Quirós, estos resultados implican que, en primer término la cantidad de asintomáticos es mucho más grande de lo que se pensaba. Y, en segundo lugar, hay una gran cantidad de oligosintomáticos, es decir, aquellos que tuvieron una leve tos o poca fiebre por uno o dos días apenas, y siquiera llegaron a la consulta médica.
El Gobierno porteño eligió la villa 31 porque fue el barrio popular donde primero se extendió la pandemia y, aunque había generado mucha preocupación, también fue, a la vez, el primer lugar donde se fue superando la crisis sanitaria y el índice de contagios muestra, desde hace casi un mes ya, una baja.
El estudio de seroprevalencia demostró en sus conclusiones, según informaron en la Ciudad:
- La prevalencia en ese lugar, basada en el test de IgG (que mide anticuerpos en la sangre) es de 53.4%.
- Por cada caso confirmado de coronavirus, 9 vecinos fueron IGg positivo, “lo que indica que tuvieron el virus y fueron asintomáticos u oligosintomáticos”, según reza en el estudio.
- “Se evidenció un efecto de cluster dentro de las viviendas, lo que demuestra que convivir con un caso confirmado de COVID-19 duplica las probabilidades de haber desarrollado inmunidad al virus y, por ende, ser IgG positivo”, explican los especialistas porteños.
- El riesgo de infección más grande fue encontrado en el área del Bajo Autopista, una de las zonas más vulnerable de la 31.
En el ministerio de Salud explicaron a PERFIL que el estudio resultó significativo y “se trata de puntos clave para crear políticas públicas sanitarias en base a evidencia científica en pos de la contención del virus en el territorio porteño”. Es más: hay organismos internacionales donde se presentarían los resultados para ser tenidos en cuenta en otros países con asentamientos y barrios populares.
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El estudio, por dentro. El trabajo de campo se realizó entre el 10 y el 26 de junio y se seleccionó una muestra poblacional significativa: 398 domicilios en donde había 577 viviendas, de las cuales 489 compartían baños y cocina. Como resultado, 873 personas aceptaron ser testeadas de manera voluntaria en la puerta de sus domicilios. La edad promedio fue de 38 años y el 57.2% eran mujeres, informaron en la Ciudad.
El estudio estuvo a cargo de un equipo de investigación compuesto por representantes de las Direcciones Generales de Salud Comunitaria y de Atención Primaria, dependientes del Ministerio de Salud porteño; promotores de la salud; y epidemiólogos voluntarios.
El primer caso de coronavirus en el Barrio 31 se reportó el 24 de marzo, apenas cuatro días después de haber sido anunciada la medida de distanciamiento obligatorio por parte del Gobierno Nacional. El Operativo Detectar en ese lugar comenzó el 5 de mayo como una respuesta al aumento en la cantidad de casos. Como resultado, en 6 semanas, la nueva estrategia de acción territorial, la búsqueda activa puerta a puerta y el seguimiento de los ‘contactos estrechos’ logró bajar el R (índice básico de reproducción del virus) a 0.6. Es decir, actualmente cada vecino enfermo contagia a menos de una persona.
Para el 1 de julio la tasa de incidencia del coronavirus en el Barrio 31 era de 5.9%, 2.949 personas dieron positivo de un total de aproximadamente 40 mil vecinos.
CP