El Gobierno porteño lo toma como un ejemplo de, hasta ahora, un éxito en medio del caos sanitario que provoca la pandemia de coronavirus. Pasó de ser uno de los focos más conflictivos a uno de los modelos que la Ciudad replica en barrios y villas de todo el ámbito porteño. Aunque todo es tomado con pinzas, dada que la dinámica del COVID-19 es compleja, el Barrio 31 muestra hoy que la curva de infectados bajó dramáticamente en las últimas semanas.
Según datos oficiales, a los que accedió PERFIL, el denominado R. (es decir el número de contagios que se generan a partir de un infectado) bajó de un poco más de 3 (un vecino de la 31 contagiaba más de tres personas) a 0.6, y en descenso.
Se trata, según explican en el Gobierno porteño, del mismo modelo que hoy se está usando en Balvanera, en La Boca y en Constitución: la búsqueda activa de casos sospechosos. Es el sistema que diseñó el ministro de Salud, Fernán Quirós, para esta etapa de la cuarentena.
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En números: en la villa 31 se llegó a 170 positivos por día y el martes 16 hubo solo dos. Y, en los últimos siete días, hubo menos de la mitad: 50 casos en toda la semana. Es más: hay tres veces más altas institucionales que contagios.
“Todo hay que tomarlo con pinzas en una dinámica como la que tiene esta pandemia. Pero los números hoy son alentadores”, explica una fuente del área social.
El sistema, que luego se extendió a otros barrios vulnerables primero y ahora a toda la Ciudad, consta de tres ejes:
- Búsqueda activa de los infectados
- Búsqueda activa de los casos estrechos
- Testeos de los contactos estrechos al séptimo día
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“La combinación de aislar a los positivos y poner en cuarentena con los contactos estrechos dio resultado. En la 31 le sumamos un seguimiento telefónico diario y la entrega de alimentos”, apunta otra fuente del área social. “El desafío ahora es no aflojar. En todo el mundo vemos que se puede volver a complicar. Es un barrio en el que, naturalmente, el distanciamiento social es más complejo que en el resto de la Ciudad porque la gente necesita salir a trabajar o a buscar comida y las viviendas son pequeñas”, agrega.
En la Ciudad no festejan pero respiran más tranquilidad. “El barrio está más tranquilo”, concluyen. En este marco, destacan el rol de las organizaciones sociales como un factor clave: las comunicaciones internas y externas, afirman, se arman en conjunto. “Las diferencias políticas quedaron al margen”, destacan en el Gobierno porteño.