Mientas se prepara para viajar a Roma para participar del acto de asunción de Jorge Bergoglio, Cristina Kirchner ya sentó una postura clara a los funcionarios de su gobierno: tener una posición “moderada” con el nuevo Papa. Así, por lo menos, se lo expresó la Presidenta a algunos interlocutores en las últimas horas.
Esta postura tiene una doble interpretación. Por un lado, marca distancia de los kirchneristas que salieron a criticar con dureza al flamante papa Francisco, entre los que se destacaron el periodista Horacio Verbitsky, agrupaciones de Derechos Humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Luis D’Elía o incluso dirigentes de La Cámpora. Todos ellos hicieron hincapié en las supuestas actuaciones u omisiones de Bergoglio durante la última dictadura militar.
Por otro lado, la postura de Cristina deja en claro su intención de no “sobreactuar” la relación con el nuevo líder espiritual del catolicismo. Es sabido que ese vínculo, hasta ahora, fue malo. Desde el gobierno de Néstor Kirchner comenzaron las primeras diferencias, ya que el ex presidente consideraba que el entonces cardenal “hacía política”. Por eso, la mandataria prefirió ahora evitar las felicitaciones desmedidas y cumplir simplemente con los pasos protocolares. En ese sentido, por ejemplo, fue la carta de salutación que firmó en un primer momento. En tanto, se formaron dos grupos en el Gobierno. Están los que creen que la designación de Bergoglio es “muy mala” para ellos, por las críticas que pueda realizar desde su nuevo cargo. Sin embargo, otro sector considera que tendrá un perfil similar al de Juan Pablo II, que no se dedicará específicamente a la Argentina y que incluso por su formación “antiliberal, criticará más los esquemas de ajuste de Europa”.
Mañana, la Presidenta viajará junto al canciller Héctor Timerman y el resto de la comitiva oficial rumbo al Vaticano. Allí, está previsto que salude a Francisco (con quien no se reúne desde 2010) y apenas hable unos pocos minutos. Desde el Gobierno, además, especulan con la posibilidad de que, por tratarse de un papa latinoamericano, ella será la primera mandataria del mundo en saludarlo.