A diez días de su asunción, Alberto Fernández definió el nombre del interventor de la Agencia Federal de Inteligencia. Quien conducirá el organismo mientras prepara un proyecto para su reestructuración será Cristina Caamaño.
La fiscal criminal y correccional porteña y titular de Justicia Legítima fue consultada por el gobierno de Fernández para estar al frente de la Agencia Federal de Inteligencia antes de la campaña. “Hay una posibilidad”, le dijo a PERFIL uno de los dirigentes de máximo nivel de la Casa Rosada esta semana. El jueves, Camaño visitó al Presidente y este viernes se oficializó el decreto.
“Primero la intervención y luego el proyecto sobre su funcionamiento”, dicen en Balcarce 50 sobre el futuro de la AFI. A cargo de la nueva ley que Fernández quiere mandar al Congreso estarán Gustavo Beliz (secretario de Asuntos Estratégicos), Vilma Ibarra (secretaria Legal y Técnica) y Marcela Losardo (ministra de Justicia). Las urgencias de la gestión hicieron que su redacción se posponga. “Puede ser dentro de un proyecto general con respecto a la seguridad o es solamente un aspecto como es el tema de la inteligencia federal”, dicen en el Gobierno.
“Primero la intervención y luego el proyecto sobre su funcionamiento”, dicen en la Rosada
En la última etapa del gobierno de Cristina Kirchner, con la modificación de la ley nacional de inteligencia, las escuchas fueron transferidas al Ministerio Público Fiscal. Fue Caamaño quien estuvo a cargo del Departamento de Interceptación y Captación de Comunicaciones (Dicom). Con la llegada de Mauricio Macri al poder y las escuchas en manos de la Corte Suprema, Caamaño criticó con dureza los cambios, sobre todo cuando se conocieron los primeros audios de Cristina Kirchner con Oscar Parrilli. En plena campaña electoral hacia octubre, las declaraciones de Caamaño generaron polémica, ya que pidió reformar la Constitución y recortarle el poder a los jueces de Comodoro Py, algo que evalúan en la Rosada.
Caamaño ya fue funcionaria y persona de máxima confianza de Nilda Garré con quien compartió el ministerio de Seguridad entre 2010 y 2013. Para aceptar ese cargo, lo consultó con el ex procurador Esteban Righi, no sólo por ser su jefe, sino también por considerarlo un amigo.
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La fiscal sufrió distintas amenazas, como en la investigación de el crimen de Mariano Ferreyra. Ya había recibido amenazas y resistido presiones en el causa de Juan Carlos Bayarri, uno de los acusados falsamente por el secuestro de Mauricio Macri.
Caamaño suele repetir que no tiene miedo y que, cuando comienza a investigar, no mide consecuencias. En la Rosada aseguran que esto y su trabajo diario, que puede llegar a ser de hasta 14 horas, es lo que convenció a Fernández de que su perfil era el indicado.