El diccionario de la Real Academia Española revela que la palabra "profundizar" es la acción de "discurrir con la mayor atención y examinar o penetrar algo para llegar a su perfecto conocimiento". Al ejecutar el motor de búsqueda sobre la palabra "cambiar" reproduce entre sus 15 acepciones "dejar una cosa o situación para tomar otra".
Sin embargo, el anuncio del próximo Gabinete Nacional no hacen más que confirmar que ni el presidente Néstor Kirchner, ni su esposa, la mandataria electa, Cristina Fernández, ni el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, leyeron esas definiciones de enciclopedia antes de lanzar a la primera dama en la carrera presidencial.
Las nuevas viejas designaciones ministeriales dejan en evidencia que el matrimonio presidencial apostó por la moderación política, y pateó para después del verano 2008, la definición de la puja entre albertistas (kirchneristas porteños) y pingüinos patagónicos (encabezados por el inquebrantable Julio De Vido). En ningún momento sobresalió la idea de "penetrar algo" para "tomar otra cosa", como se sostuvo durante la reiterativa campaña electoral.
El propio Fernández se ocupó de aclarar que no habrá giros de 180 grados en la futura conducción del país. "La gente no votó un cambio drástico", dijo al cerrar la presentación de la lista de los 13 convocados por la senadora bonaerense , de lo cuales seis continuarán en sus cargos, tres mudan sus oficinas y sólo cuatro se incorporan a la administración K.
Elegir a un "recién salido de una salita verde", como definió Felipe Solá a su pollo Martín Lousteau (37 años), para manejar la cartera económica, revela que las decisiones más importantes para el país seguirán en manos de los Kirchner, delegando en el ex asesor del Banco Central, tareas de reorganización institucional, como por ejemplo encarrilar al INDEC o despegar a Guillermo Moreno de la secretaria de Comercio y de Defensa de la Competencia.
La sorpresiva llegada de Lousteau se enmarca en la confianza depositada por Fernández en el ex ministro de Producción bonaerense, reafirmada por el vínculo que los une al directorio del Grupo BAPRO que preside el joven economista, donde el jefe de Gabinete tuvo asiento.
Otro de los criterios que prevaleció a la hora de elegir figuritas fue no meter la mano donde puede morder el roedor: dejar sin cambios los ministerios en manos de funcionarios sospechados de corrupción, o denunciados por no cumplir sus deberes de funcionarios públicos.
Muestra gratis de ello es la continuidad del cuestionado De Vido, quien mantendrá el control de la caja más gruesa del Gobierno: las inversiones en obra pública. Denunciado por sobreprecios en la construcción de gasoductos y viviendas , además de dudosas entregas de millonarios subsidios a transportes públicos, el arquitecto De Vido se garantiza la inmunidad de los fueros diplomáticos para no desfilar por los tribunales.
Lo mismo ocurre con Nilda Garré en el Ministerio de Defensa. Donde la mayoría de los futurólogos veían el alejamiento de la ex embajadora en Venezuela por las numerosas irregularidades en la seguridad aérea , las denuncias por contrabando de armas y los inexplicables traslado de ex militares , prevaleció la voluntad superior para dejar a la ministra en su sillón de la avenida Paseo Colón.
Las diferencias entre patagónicos traídos por Kirchner desde Santa Cruz y los porteños abanderados por el Frente para la Victoria y el justicialismo capitalino se mantuvo durante los recientes cuatro años de gestión, y nada indica que cesarán en los próximos meses.
Apadrinados por Alberto Fernández llegan Lousteau (Economía) y Florencio Randazzo (Interior) -ambos felipistas- y para el área educativa Juan Carlos Tedesco (Educación) y Lino Barañao (Ciencia y Tecnología).
Pingüinos como De Vido y cercanos al Grupo Calafate que lidera Kirchner, sobreviven, Oscar Parrilli (Secretaría General de Presidencia), Carlos Zannini (Secretaria Legal y Técnica), Alicia Kirchner (Desarrollo Social) y con el aval de Hugo Moyano, Carlos Tomada (Trabajo), con el mismo respaldo se muda del PAMI Graciela Ocaña a Salud.
También se quedan Jorge Taiana (Cancillería), Nilda Garré (Defensa) y Aníbal Fernández (Justicia, Seguridad y Derechos Humanos).
Tanto Cristina Fernández como Néstor Kirchner se ocuparon que la incógnita sobre el nuevo viejo gabinete nacional conforme a todos: albertistas, pingüinos, moyanistas, felipistas, sin dudas, de ahora en más, todos cristinistas.