Asistir a la presentación del libro de Cristina Kirchner, “Sinceramente”, es privilegio para unos pocos. Mil invitados, exactamente, la capacidad colmada de la Sala Jorge Luis Borges en el predio de La Rural, donde se desarrolla la 45° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Y algunas de esas invitaciones tienen, incluso, lugares reservados dentro de la sala que da la bienvenida al público con un enorme letrero azul en el mismo tono que la portada, que ya es furor de ventas. Impresa, en letras blancas, la leyenda “Presentación del libro de Cistina. Sinceramente” Afuera, la militancia desafiaba el crudo clima porteño.
La primera fila está reservada para las Madres de Plaza de Mayo, tanto Hebe de Bonafini como Nora Cortiñas y Taty Almeida, algunos de los rostros más populares de las dos líneas en las que se dividió la organización. También hay actrices luego del protagonismo que ganaron el año pasado en las calles enarbolando la bandera de género. Por su parte, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel también ocupa butaca exclusiva. De hecho, fue de los primeros en arribar, una hora y media antes del inicio de la ceremonia y con el cielo cayendo a pedazos sobre Buenos Aires, a la par de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
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Dato curioso, solo un político tiene, por ahora, lugar privilegiado al frente de la sala: Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete durante el gobierno de Néstor Kirchner y los primeros seis meses de la gestión inicial de la autora del libro. Fernández ha recuperado mucho terreno en el espacio kirchnerista, oficiando de vocero de la ex presidenta. Hoy es una de las voces que más escucha Cristina en el universo de los referentes históricos de este espacio. La suya y la del ex Secretario General y luego jefe de los espías, Oscar Parrilli. Por su lado, el ex ministro del Interior, Aníbal Fernández, otra de las figuras históricas de las administraciones K, recibió aplausos al ingresar al lugar. Solo él y Carlotto.
Contrario a ciertos pronósticos, la lluvia no amedrentró el arribo temprano a La Rural en busca de una buena ubicación dentro de la sala escogida, la de mayor capacidad en todo el predio. Incluso las celebridades como Teresa Parodi y León Gieco optaron por acercarse con suficiente tiempo a la sala Jorge Luis Borges y se movieron entre los invitados con la selecta pulsera azulada que habilitaba el acceso, dentro del cuidado esquema de seguridad.
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Entre los políticos tempraneros figuran los diputados Agustín Rossi, Eduardo “Wado” de Pedro, Cristina Álvarez Rodríguez y Leopoldo Moreau, los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo) y Walter Festa (Moreno) y uno de los abogados de la senadora, Gregorio Dalbón. El ex canciller Jorge Taiana, que hace unas semanas activó las reuniones de la comisión de Política Internacional del Partido Justicialista a fin de analizar la coyuntura regional y global, y elaborar ideas al respecto, dijo presente pasadas las 18, al igual que Martín Sabbatella. De quienes alguna vez cruzaron a la oposición y ahora vuelven, dijo presente Felipe Solá. Alejado del Frente Renovador, el ex gobernador busca un lugar como candidato en Unidad Ciudadana.
Aníbal Fernández recibió aplausos al ingresar al lugar
Afuera, mucho merchandising con la consigna “Vamos a volver”. Adentro, nada. Austeridad. Solo un atril con el nombre de la ex mandataria y el título de su obra, desde el cual se dirigirá a los presentes y a los que sigan el evento por streaming. En forma tímida, primero, y luego entonando con mayor confianza, se eleva desde el fondo de la sala un canto con acento femenino. Repite, una y otra vez, “Cristina, Cristina, Cristina corazón. Acá tenés mujeres para la liberación”. Falta poco menos de una hora para que salga a escena la ex presidenta y el clima ya está encendido en el predio de La Rural.
CP