El buque noruego Seabed Constructor parece una fábrica en medio del Mar Argentino. Trabaja las 24 horas y sus 77 tripulantes se turnan en forma constante. En ese escenario, desde hace un mes, investigadores y veedores del gobierno argentino y de los familiares del ARA San Juan tienen una sola misión: localizar los restos del submarino desaparecido desde hace casi un año. Aquel optimismo con el que zarpó la operación se transformó en incertidumbre, luego de dieciséis “contactos” y miles de kilómetros barridos en el fondo del mar.
Equipado con cinco AUV (autonomous underwater vehicle), dos ROV (acrónimo del inglés remote operated vehicle) y un laboratorio informático de última generación, la misión del buque que contrató la firma estadounidense Ocean Infinity, liderada por el capitán dominicano Rikard Henry Vilajuana, es ambiciosa: busca dar con lo que no pudo una flota internacional de última generación, con Estados Unidos y Rusia a la cabeza. Para la firma de Thomas Plunkett, el desafío también es económico, ya que cada kilómetro que recorre sin éxito le resta de los 7,5 millones que el Gobierno ofreció como recompensa si halla al submarino.
Promediando el cincuenta por ciento de la misión (con opción a sesenta días más por contrato), el Seabed lleva –en promedio– barridos unos 8.344 kilómetros cuadrados y recorridas alrededor de 3.200 millas náuticas. Según el último parte oficial, investigaban los “contactos” 15 y 16 clase “C” (fuerte probabilidad de ser el submarino). Agotadas las cuatro áreas originales que se planteó al inicio de la misión, se amplió la zona de búsqueda a tres superficies más.
Agotadas las cuatro áreas originales que se planteó al inicio de la misión, se amplió la zona de búsqueda a tres superficies más.
Familiares. Pese a todo, los familiares de los 44 tripulantes desaparecidos no bajan los brazos. A bordo del Seabed viajan Luis Tagliapietra, Silvana Krawczyc, Fernando Arjona y Luis Castillo. Si bien fueron como “veedores”, fuentes de la búsqueda le confiaron a PERFIL que en realidad son “observadores”. No acceden a información sensible ni al laboratorio en donde se procesan las novedades diarias. Esto reduce la capacidad de auditar las operaciones, por lo que no todos toman igual las novedades que provienen del barco: hay quienes tienen una posición más dura y cuestionan la capacidad operativa de la empresa (y la información provista por la Armada) y una línea que mira con cierta indulgencia la búsqueda.
“Seguimos el trabajo de la empresa las 24 horas. Percibimos que se está haciendo lo necesario; sabíamos que no era fácil, pero estamos con las mismas esperanzas que al comienzo de la misión”, sostiene Tagliapietra en diálogo con PERFIL en un pequeño alto de la búsqueda.
En tierra, la confianza no es la misma. “Estoy decepcionada con Ocean Infinity; tanta tecnología que tiene y aún no hay novedades. Tenemos mucha incertidumbre y tensión por el mes de búsqueda. Seguiremos expectantes y procuramos tener noticias positivas”, sostiene Marta Vallejos, hermana del submarinista Celso. El Whatsapp de los familiares es un reguero de pólvora: además del continuo rechazo al ministro Oscar Aguad, y de algunas críticas a cierta “lentitud” de la jueza federal Marta Yañez en la investigación, todos comentan sobre los avances de la búsqueda.
Hipótesis oficial. La falta de avances en la búsqueda complica la historia oficial que difundieron tanto la Armada como el Gobierno desde el comienzo. El ARA San Juan no aparece en los radares dentro de la zona explosión informada por la Comprehensive Test-Ban-Treaty Organization (CTBTO) ni en la última posición aportada por la Armada. La centralidad de la Armada en la búsqueda tampoco privó de polémicas a Aguad. El 21 de septiembre pasado, anunció que Ocean Infinity detectó una “señal importante”. Seis horas después, se informó que eran formaciones del fondo del lecho marítimo. “Fue producto de la transparencia que manejamos. Si bien los familiares y otros actores con más interés político nos critican, toda la información tiene que estar disponible. Aguad no se equivocó”, sostienen en su entorno.
El ARA San Juan no aparece en los radares dentro de la zona explosión informada por la Comprehensive Test-Ban-Treaty Organization (CTBTO) ni en la última posición aportada por la Armada.
Avanza la causa judicial y se esperan imputaciones
En paralelo a la búsqueda, la investigación avanza. Fuentes judiciales le aseguraron a PERFIL que en breve podrían realizarse las primeras imputaciones y todos los cañones apuntan hacia el contraalmirante Luis López Mazzeo y el capitán de navío Claudio Villamide. Tampoco se descarta que la medida impacte en el ministro de Defensa, Oscar Aguad, y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, por “omisión” y “responsabilidad indirecta”. “Hay elementos de prueba suficiente para imputar responsables y calificar de homicidio con dolo eventual reiterado en 44 ocasiones”, sostiene la abogada Valeria Carreras. En la misma dirección apunta Lorena Arias, abogada de otra facción de los familiares: “No encontrar al submarino nos está limitando mucho. Es increíble lo que avanzó el expediente durante estos meses. No tenemos dudas que la jueza va a dictar medidas concretas”.
Marta Yáñez, jueza federal de Caleta Olivia al frente causa por desaparición del submarino, señaló a PERFIL que “todos los días avanzamos. El martes haremos inspección ocular del Santa Cruz, gemelo del ARA San Juan, con las querellas e ingenieros navales para relevar los sistemas. Además, no podemos descartar que el Seabed encuentre al San Juan, estamos expectantes”.
CP