El tema del aborto marcó el primer roce entre los obispos de la Iglesia argentina y el presidente electo, Alberto Fernández. También dejó entrever una diferencia con el papa Francisco y habría sido una de las razones que frustraron una visita para la que, indicaron fuentes al tanto de lo que ocurrió por estos días en el Vaticano, había muy buena predisposición del pontífice. Este entredicho llega luego de fuertes gestos de cercanía, vinculados con la política social que proyecta el mandatario entrante, y anticipa que existirá un equilibrio que estará marcado por acuerdos y desacuerdos.
La semana pasada, Alberto Fernández participó de la presentación del libro Somos Belén, de la periodista Ana Correa, y compartió una selfie rodeado de pañuelos verdes. La respuesta llegó desde el arzobispo más cercano a Francisco, el único argentino que tiene una habitación propia, muy cerca de la del Papa, en Santa Marta. También a quien se le atribuye haber sido la pluma detrás de algunos de los textos más relevantes de su pontificado.
Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata, dijo en Facebook que le preocupó el gesto pro aborto porque él le escuchó “decir, antes de las elecciones, que no consideraba que este tema fuera una prioridad o una urgencia, que dividía al país y que había que analizarlo bien y con tiempo” y que “muchos le votaron confiando en estas palabras”. Antes había remarcado que, si pudiera hablar con Alberto, “le preguntaría si vale la pena comenzar su mandato con un tema que tanto divide a los argentinos y que tanta tensión ha provocado”.
Unos días antes, el arzobispo había escrito una carta en la que buscó separar a Francisco del plano doméstico, con una columna titulada: “Dejen tranquilo al Papa”. Pero para muchos, sus palabras sobre el aborto llegan con bendición papal o, al menos, expresan un pensamiento afín al del jefe de la Iglesia católica.
Esta crítica llegó con matices, como la frase donde indica que podrá estar “codo a codo” con el mandatario entrante “defendiendo los derechos sociales” o “buscando un país productivo e inclusivo”. Debe recordarse que el presidente electo se mostró con los curas villeros, con el titular de la Pastoral Social, Jorge Lugones, y durante la campaña, el lanzamiento de su plan contra el hambre contó con la presencia del titular de Cáritas, el obispo Carlos Tissera.
Esta afinidad manifiesta con la agenda social no impedirá cuestionamientos, indicaron a este medio fuentes calificadas de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). Por caso, debe recordarse que en la última cumbre de los obispos hubo un pronunciamiento sobre la corrupción más extenso que el que se registró en los últimos cuatro años. Tal vez un modo de compensar los gestos de cercanía (y contener a los obispos que más cuestionan al mandatario electo). La conducción de la CEA, que preside el obispo Oscar Ojea, también muy cercano a Francisco, será la encargada de canalizar el vínculo institucional del nuevo presidente con la Iglesia. Según pudo saber este medio, no habrá una reunión formal antes de que asuma.