
Hace cinco años, el país se convulsionaba. Apremiada por el
“corralito” financiero, la clase media argentina salía a la calle cacerola en mano para
decirle basta al gobierno de Fernando de la Rúa. El clima social ya se había alterado con una ola
de saqueos de dudoso origen que sacudía, principalmente, a la provincia de Buenos Aires. Una nueva
fecha histórica se estaba forjando.
El miércoles 19 de diciembre de 2001, los argentinos amanecimos con la noticia de cientos de
saqueos a supermercados y otros comercios por todo el país. La situación parecía
incontrolable y De la Rúa declaraba el
estado de sitio en cadena nacional.
Pero el discurso del entonces presidente de la Nación no tuvo el efecto deseado y la gente
salió a la calle a manifestar su descontento. Cerca de las 22,
la Plaza de Mayo comenzó a recibir a miles de personas que se acercaban golpeando
cacerolas y agitando banderas argentinas.
Tal vez como nunca antes había sucedido, la clase media se volcaba a las calles en forma
masiva. Claro,
el “corralito” financiero estaba haciendo estragos en los bolsillos y
la mayoría se sentía defraudada por Domingo Cavallo, que había sido presentado por De la Rúa poco
menos que como quien sería nuevamente el “salvador” de la economía nacional.
Cerca de la medianoche, llegó la noticia de la
renuncia de Cavallo y un rato más tarde la Policía comenzó a reprimir a los
manifestantes que se habían acercado hasta la histórica Plaza.
De la Rúa invitaría al justicialismo a formar un gobierno de unidad nacional, pero ya era demasiado tarde.
La brutalidad policial del 20 de diciembre dejó un saldo de más de 30 muertos en todo el país y, por la tarde, el Presidente presentó su renuncia y se subió a un helicóptero que lo esperaba en el techo de la Casa Rosada.