Una forma de ingresar en el mundo Macri-Scioli no sólo es a partir de sus figuras sino la de sus esposas. Es que Juliana Awada y Karina Rabolini son viejas amigas, y mantienen una relación que precedió, incluso, a sus parejas. Se conocieron cuando ambas se dedicaban enteramente al diseño de moda.
Incluso con una tercera amiga, Pamela Marcuzzi, testigo de la boda del jefe de Gobierno porteño con Awada y esposa de uno de los directivos del diario La Nación, Fernán Saguier.
Aunque no forman parte de un grupo de íntimas, su buena sintonía siempre termina reflejada en los flashes cuando posan juntas, con una sonrisa, en los eventos.
Cuentan en el PRO que Rabolini conoció bien al primer marido de Awada, Bruno Barbier, el conde, y padre de su hija Valentina, que forma parte del selecto club de las personas más ricas de Bélgica.
Reuniones sociales, desfiles de moda, eventos, galas de fundaciones y ONG, las pueden encontrar compartiendo una charla.
En el último evento público donde se vieron fue la cena de la asociación Conciencia, hace un par de meses. Esa noche, llegó Juliana sola (Macri estaba de viaje de campaña por el Interior) y se acercó a la mesa que ocupaba Karina con Daniel Scioli. Sin dudarlo, se sentó y se quedó charlando durante varias horas. Luego, se sacaron las fotos de rigor.
Otro de los encuentros entre ambas fue en la previa de ShowMatch, cuando Marcelo Tinelli juntó a los tres candidatos a presidente. Allí se saludaron efusivamente detrás de cámara.
Quienes conocen a ambas hablan de dos mujeres fuertes, con carácter, que se ajustan a los requerimientos de una “primera dama” moderna. Sus roles en actividades sociales, sumado a su belleza, son un complemento para los dos candidatos.
En los próximos días se las podrá ver a ellas, nuevamente, en campaña. Es que, con miras a las primarias del 9 de agosto, en los equipos de campaña de los candidatos prometen fotos “familiares” que los ablanden.