POLITICA
L' Osservatore romano

El papa Francisco pidió rezar por Afganistán

En la edición semanal en castellano del periódico oficial del Vaticano, el sumo pontífice mostró su preocupación por el país dominado por los talibanes.

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Papa Francisco | Agencia Afp

Esta nueva edición del L’ Osservatore Romano en lengua española está encabezada por la crisis política en Afganistán. Desde sus fotos y título de la portada “Es el turno de la Comunidad internacional”, este tema se hace presente en diversos espacios del ejemplar del periódico vaticano.  

En la segunda página, y al finalizar la tradicional oración dominical o Ángelus, el Papa Francisco expresó “Me uno a la preocupación unánime por la situación en Afganistán. Les pido que recen conmigo al Dios de la paz para que cese el estruendo de las armas y se encuentren soluciones en la mesa del diálogo. Solo así la atormentada población de ese país -hombres, mujeres, ancianos y niños- podrá volver a sus hogares y vivir en paz y seguridad con pleno respeto mutuo”.

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En la última página, se incluye un artículo sobre la preocupación de entidades ecuménicas evangélicas por la situación en ese país. Por un lado, la Alianza Evangélica Mundial (WEA) expresó su profunda preocupación por la toma de Afganistán por los talibanes, que en el pasado han sido conocidos por la persecución de las minorías religiosas, la represión de las mujeres, el tráfico de drogas y la trata de personas.

En un comunicado oficial, la WEA pide a las iglesias y a los creyentes que oren por el país, especialmente por los cristianos afganos y otros que son vulnerables, y por aquellos que ya han huido o están tratando de huir al extranjero. En un mismo sentido Marianne Ejdersten, directora de Comunicación del Consejo Mundial de Iglesias (WCC) ha publicado un comunicado oficial en donde expresa que las personas que ya han sufrido durante décadas el conflicto armado, el desplazamiento, la opresión, la corrupción y el mal gobierno han vuelto a sentir miedo e incertidumbre como resultado de los dramáticos acontecimientos de los últimos días.

El WCC insta a sus miembros a orar especialmente por las mujeres y niñas de Afganistán, para que no se les vuelva a negar su dignidad, derechos y aspiraciones, pero que puedan tener acceso a la educación y a los derechos y libertades que les han prometido tanto los que están en el poder como por la comunidad internacional.

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Resulta también sumamente importante en estos tiempos de pandemia de coronavirus y alguna resistencia a las vacunas por motivos religiosos, un video mensaje que contiene la palabra del Papa Bergoglio. El texto del mismo se incluye en forma completa en esta edición. Allí, el Sumo Pontífice expresó que: “con espíritu fraterno, me uno a este mensaje de esperanza en un futuro más luminoso. Gracias a Dios y al trabajo de muchos, hoy tenemos vacunas para protegernos del Covid-19. Ellas traen esperanza para acabar con la pandemia, pero sólo si están disponibles para todos y si colaboramos unos con otros. Vacunarse, con vacunas autorizadas por las autoridades competentes, es un acto de amor. Y ayudar a que la mayoría de la gente lo haga, es un acto de amor. Amor a uno mismo, amor a los familiares y amigos, amor a todos los pueblos. El amor es también social y político, hay amor social y amor político, es universal, siempre desbordante de pequeños gestos de caridad personal capaces de transformar y mejorar las sociedades.  Vacunarse es un modo sencillo pero profundo de promover el bien común y de cuidarnos unos a otros, especialmente a los más vulnerables. Le pido a Dios para que cada uno pueda aportar su pequeño grano de arena, su pequeño gesto de amor, por más pequeño que sea el amor siempre es grande. Aportar esos pequeños gestos para un futuro mejor”.

En el interior de esta edición se publica un reportaje de la periodista vaticana Lorena Pacho al misionero argentino en Mozambique, Juan Gabriel Arias. En ella, el padre Gabriel expresó que la desigualdad mata. Es una frase sencilla de tres palabras, pero terriblemente contundente, que encierra una realidad histórica que se ha recrudecido con la pandemia actual. La falta de acceso a las vacunas en muchos países pobres, que no tienen ni siquiera al personal sanitario o a los grupos de riesgo inmunizados, mientras que los más ricos tienen a más de la mitad de su población vacunada o incluso excedentes de dosis, se está traduciendo en una dramática pérdida de vidas, entre los más necesitados principalmente. Además, sin un acceso equitativo a las vacunas, los más pobres retrasarán fuertemente su recuperación socioeconómica.

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También es una cuestión moral y de salud pública. Si no se cierra la brecha en el acceso a las vacunas no se podrá superar la pandemia. El padre Juan Gabriel Arias, misionero argentino en Mozambique, uno de los países más pobres del mundo, conoce muy bien los estragos que generan las desigualdades y pronuncia con amargura la funesta frase de tres palabras. En conversación con L’Osservatore Romano repasa las problemáticas que están desangrando al país africano en estos tiempos difíciles. “La desigualdad es un problema histórico que existe y que va a continuar existiendo, es terrible, en muchas ocasiones los países ricos se benefician de las materias primas de los países pobres y explotan la pobreza, no son inocentes, tienen mucha responsabilidad en esta situación”, apunta. Y se lamenta: “Ese egoísmo de ver que mueren personas y no hacer nada, teniendo exceso de vacunas, pudiendo compartir, ya que en algunos países hay exceso y en otro no hay nada”. 

Finalmente, en la tradicional Catequesis llevada a cabo en la Audiencia General de los miércoles, el Papa Francisco continuó con la exégesis de la carta de San Pablo a los gálatas. Desde el Aula Pablo VI, y ante la presencia de varios fieles, el Papa llamando a “salir de la esclavitud a la libertad gracias a la fe en Cristo” enseñó que los que han sido justificados gratuitamente por Cristo “no están bajo el vínculo de la Ley, sino llamados al estilo de la vida ardua en la libertad del Evangelio”. Como siempre, el texto completo y oficial se incluye en esta edición. 

CP