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L'Osservatore Romano de esta semana: "No hay cultura si se explota el trabajo esclavo"

El Papa Francisco, recuperado de la cirugía y de nuevo cumpliendo con su agenda, enfatiza la importancia del trabajo como factor de dignidad humana, llamando a luchar contra la explotación.

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Papa Francisco | Agencia Afp

Este nuevo ejemplar del L´Osservatore Romano en lengua española, está atravesado en varias citas y artículos publicados por la última Encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti”. Desde la referencia textual del Papa Bergoglio, “No hay cultura ni belleza si se explota el trabajo esclavo”, que ocupa la tapa de esta edición, se construyen una serie de reflexiones conexas alrededor de este documento pontificio.

En el artículo “El clamor de los pueblos indígenas en la pre-cumbre romana sobre los sistemas alimentarios” escrito por Fernando Chica Arellano, observador de la Santa Sede ante las FAO, se cita ese reclamo de dignidad humana integral. El columnista expresa que bien pueden sintetizar todas estas expectativas las palabras de Berenice Sánchez, presidenta de la Asamblea de Pueblos Indígenas para la Soberanía Alimentaria: “Los Pueblos indígenas del mundo nos oponemos a que se nos trate como partes interesadas. Los pueblos indígenas somos titulares de derechos y exigimos que los resultados de la Cumbre Mundial de Sistemas Alimentarios de la ONU sean coherentes con la Declaración de las Naciones Unidas explotación”.  Y son muchos – continúa Chica Arellana - los que anhelan que la Cumbre sobre sistemas alimentarios de septiembre en Nueva York impulse una batería de acciones y compromisos ambiciosos que conduzcan a nuestro mundo, tan golpeado en la actual coyuntura por el coronavirus, hacia una leal colaboración que vigorice la concordia de todos los pueblos, erradique las tensiones y fragmentaciones y nos haga proyectar mancomunadamente un presente estable y un futuro sereno “como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos” (Francisco, Carta enc. Fratelli tutti, n. 8).

En el artículo del argentino Marcelo Figueroa, “La Green pass y la Fratelli Tutti” que se incluye en esta edición, este presbítero protestante menciona que “La pandemia es desde hace casi dos años una realidad que nos ha golpeado y cambiado, quizá para siempre, nuestra “normalidad de vida y sueños”. Ignorar su existencia, sus efectos, consecuencias y devastación humana integral es un negacionismo imposible de sostener objetivamente. Por esto, es necesario recuperar nuestra capacidad de soñar en términos realistas. Retomando las palabras de Fratelli tutti: “Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! [...] Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos”. (FT #8).

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El custodio de Tierra Santa para la Santa Sede, Francesco Patton escribe en su artículo “Para hacer madurar una cultura de la paz- La encíclica vista desde Jerusalén” expresa que: “Viviendo en Jerusalén, y pudiendo leer la encíclica del Papa Francisco desde este punto de vista especial, creo que este texto, precisamente porque pone en el centro la visión del otro como hermano y se dirige a todos y no solo a los cristianos, nos puede ayudar a hacer madurar una cultura de la paz, a comprender el valor del diálogo en la solución de los conflictos y para conducir a la reconciliación entre los pueblos (y dentro de los pueblos) con la sanación de heridas históricas, profundas y prolongadas. Hemos visto, en estos años, la colaboración fraterna entre cristianos y musulmanes, en Alepo, para ayudar a los niños y jóvenes a superar el trauma de la guerra. Vemos el clima fraterno que se ha creado en nuestras escuelas entre cristianos y musulmanes y en particular en nuestra pequeña escuela de música de Jerusalén, el «Magnificat», que reúne a profesores y estudiantes judíos, cristianos y musulmanes. Son pequeños signos, pero tengo viva la esperanza, que «nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive» (Fratelli tutti, 55). Finalmente, en la página cuatro de esta edición del periódico vaticano, se publican dos artículos relacionados a Fratelli Tutti. Primero, Rino Fisichella reflexiona sobre la fraternidad en la nueva encíclica del Papa Francisco en su artículo “Un denominador común para el diálogo y el encuentro”. Luego el Cardenal alemán Reinhard Marx en su artículo “¡Hacia nuevas orillas”, reflexiona sobre esta encíclica en términos de la iniciativa del Papa Francisco de profundizar y ampliar el horizonte del anuncio y de la acción de la Iglesia en donde se constituye en una mirada más aguda a las periferias de la humanidad, del ser mundo y del ser Iglesia! 

Como es habitual se publican en este ejemplar en forma completa y oficial las dos homilías y discursos habituales del Sumo Pontífice. Se trata del Ángelus dominical en donde el Papa recuerda que Jesús vive en lo concreto del mundo por que es “el pan esencial de la vida: es Dios que se hace hombre para entrar en lo concreto del mundo y compartir con cada persona los afectos, el trabajo, la jornada, los dolores y las angustias”. Del mismo modo en la Audiencia general de los miércoles en donde, prosiguiendo las catequesis sobre la Carta a los Gálatas, el Papa menciona que “La Ley es un camino que te lleva adelante hacia el encuentro. Pablo usa una palabra muy importante, la Ley es el “pedagogo” hacia Cristo, el pedagogo hacia la fe en Cristo, es decir el maestro que te lleva de la mano al encuentro. Quien busca la vida necesita mirar a la promesa y a su realización en Cristo”.