POLITICA

“El policía dijo que sólo recibía órdenes del juzgado”

<p>Los denunciantes del caso cuentan cómo fueron los diálogos con los policías que exigieron $ 2,5 millones. El encuentro con el <strong>magistrado y sus confesiones.</strong></p>

Tribunales. El abogado Torres y el financista Greppi. Son los primeros que denuncian oficialmente un pedido de soborno del juzgado.
| Silvestro

Guillermo Greppi es uno de los hombres fuertes del mundo de las financieras. Permanece con custodia de la Gendarmería desde el viernes 20 de diciembre, cuando denunció que miembros de la División de Investigaciones Federales de Organizaciones Criminales (Difoc) de la Federal le pidieron en nombre del magistrado Norberto Oyarbide 2,5 millones de pesos para dejar sin efecto la investigación contra su financiera. La Difoc es el equipo constante y preferido de Oyarbide.

A partir de esta denuncia, el juez quedó en la mira: se analizarán las causas en su poder para rastrear si existieron pedidos de coimas, como adelantó PERFIL. La decisión la tomó el juez federal Luis Rodríguez, a cargo de la denuncia del empresario.

La acusación coincide con testimonios en off the record que viene recibiendo PERFIL hace meses, que aluden a otros miembros del entorno del juez: estudios de abogados y allegados e íntimos del magistrado que habrían pedido dinero en su nombre.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El abogado de Greppi, Fernando Torres contó a PERFIL: “Cuando llego a la empresa, la Difoc estaba revolviendo todo. Eran muy agresivos. Los empleados y clientes pensaron que era un robo comando con tipos disfrazados de policías.

A una empleada le pusieron un revólver en la cabeza, quedó registrado en la cámara de seguridad. Cuando se dieron cuenta de que estaban siendo grabados, desconectaron las cámaras. Querían la llave de la caja fuerte, donde había 5 millones de pesos, y no la podían abrir a pesar de los golpes.

¿A qué se dedica la empresa?

TORRES: Cambiamos cheques (por efectivo) y asesoramos a pymes.

¿Qué tipo de asesoramiento?

T: Les decimos cómo liquidar los sueldos, cómo armar las carpetas de créditos  para los bancos, cómo inscribirse en el registro de pymes.

¿Cómo fue el supuesto primer intento de coimearlos?

T: Llego, me identifico como abogado de la empresa. Me mostraron la orden de allanamiento. En un momento, me dice el oficial Angel Castro: “¿Podemos hablar?, ¿se puede arreglar esto?”. Le digo que sí. Y me dice: “Esto se puede solucionar con 300 mil dólares”. Le contesto: “¿Cuánto? ¿Vos sos loco? Eso es impagable. Vos te llevás todo hoy, las computadoras, los cheques, los sellos, pero yo en un mes como mucho recupero todo”. Me contestó: “Sí, tenés razón, pero mientras tanto quebrás”. Me bajaron la oferta a 3 millones de pesos.

Cuando usted le dijo que sí, que quería hablar ¿qué esperaba escuchar?

T: Nosotros no teníamos nada que ver con la denuncia, quería saber qué querían.

¿Qué pasa después de que se niegan a pagar?

GREPPI: Aumenta la agresividad. Me encerraron a todos los empleados en un cuarto. Empiezan a llevarse más cosas, a desenchufar todas las computadoras.

¿Cuando usted llega con quién dialoga?

G: También con Angel Castro. Me peleé mucho. Yo estaba muy caliente. Le dije: “¿Por qué te tengo que dar plata?, ladrón”. Bajó el ofrecimiento a 2,5 millones de pesos.

¿En qué momento mencionan a Oyarbide y al secretario del juzgado, Leiva?

T: Angel Castro dice: “Dejá de llamar a gente. Nosotros no recibimos órdenes de nadie salvo del juzgado, de Leiva y Su Señoría, no respondemos a ningún jefe policial ni del Gobierno. Ni aunque me llame el Papa”.

Carlos Leiva es titular de la secretaría 9 del juzgado y mano derecha de Oyarbide desde hace 20 años.

¿A quiénes llama usted durante el allanamiento?

G: A contactos, para ver porqué nos allanaban.

¿Quién paró el allanamiento?

T: Un poco es que no encontraron ningún cheque ni vinculación con las otras 22 empresas que estaban en la denuncia. Lo llaman al oficial Castro y le dan la orden de no llevarse nada. Elaboran un acta que dice que se había visto la documentación y que tras la consulta al juzgado levantaban el procedimiento.

G: No sabemos qué pasó, pero de repente alguien dio la orden de levantar el allanamiento. Apareció el jefe del operativo, subcomisario Fabio Ascona, y le dije de todo. Es un apretador.

¿Cómo fue el encuentro con Oyarbide?

G: Después del allanamiento, él nos llamó y nos citó a su juzgado a las 7.30 de la mañana. Era un viernes. Nos dijo: “Le pido por favor que me cuente toda la verdad así sea perjudicial para mi persona”. Le conté todo, me toman declaración, a mi abogado también. Agrega: “Usted está en peligro”. Me pone custodia. En la puerta del juzgado estaba el subcomisario Ascona. Oyarbide me dijo: “Le voy a pedir que salga por la puerta del costado porque está Ascona que me quiere ver y no lo voy a recibir”.

¿Qué dijo sobre el secretario su mano derecha, Leiva?

G:“Estoy muy dolido, voy a desafectar a Leiva, que era mi persona de confianza de muchos años y me voy a apartar de la causa”.

¿Creen que hay algo detrás de esta causa?

G: Todo indica que es una organización para robar.