La de Matías Lammens fue una de las apuestas más excéntricas del Frente de Todos. Es sub 40, un outsider total, no tenía experiencia política partidaria ni credenciales de afinidad kirchnerista. Hasta principios de año, mantenía un discurso antigrieta cercano al del socialismo santafesino. El presidente de San Lorenzo, sin embargo, se ahorró el trámite de competir en una PASO.
Con aval de Alberto Fernández, Cristina Kirchner, el camporismo y el peronismo más ortodoxo de la Capital, fue el candidato de unidad en las primarias. Antes de la elección definitiva de hoy, la jugada ya puede ser considerada exitosa. Con más de 32 puntos, superó el techo histórico del kirchnerismo (los 27,4 de Daniel Filmus en 2011) y ahora se ilusiona con morder un ballottage contra Horacio Rodríguez Larreta.
En caso de lograrlo, la segunda vuelta se realizaría el 24 de noviembre. Es decir, en un clima político muy distinto al actual, quizás con Fernández ya electo presidente y Mauricio Macri en retirada: un escenario del que Lammens podría sacar provecho.
El empresario y presidente cuervo basó su campaña en cuestionar las prioridades de la gestión larretista: embellecimiento estético por sobre la inversión en salud y educación. Además buscó pegar al alcalde con Macri. Ayer, Lammens pasó por su distribuidora de bebidas Ñuke Mapu, ubicada en Boedo. Almorzó con amigos y se guardó en su casa de Palermo. Hoy votará temprano, recibirá los primeros datos junto a sus equipos, y a la tarde-noche marchará hacia el búnker en Chacarita. Ahí, espera consagrarse como un político que se mantiene en carrera.