Con el turno del presidente Mauricio Macri en la palabra, comenzó el segundo debate obligatorio de candidatos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El primer tema de discusión entre Macri, Alberto Fernández, Roberto Lavagna, Nicolás del Caño, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert es el de Seguridad.
Luego siguieron Empleo, Producción e Infraestructura; Federalismo, Calidad institucional y Rol del Estado es el tercer tema; y Desarrollo Social, Ambiente y Vivienda, el cuarto.
Los analistas tomaron apuntes y compartieron sus reflexiones con PERFIL. El primero en enviar su percepción fue Iván Ambroggio, consultor político y Director de Gestión de Gobierno en la Universidad de Belgrano. "Acting, algunos gramos de histrionismo, poca discusión de ideas y crecimiento de la polarización. Esto es lo que dejó el debate de hoy en la UBA. La seguridad se politizó una vez más. Mauricio Macri citó indicadores de reducción de homicidios de ONU (hace muchos años que Argentina y Chile ocupan los lugares con menores indicadores de homicidios de América Latina) pero no mencionó la tasa de robos cada 100 mil habitantes, que en la que Argentina duplica el promedio hemisférico (esto explica bastante bien la sensación de inseguridad que salta en las encuestas)", deslizó al analizar el segundo encuentro de los contendientes a la presidencia.
"En el trascurso del evento, se vio un uso sofista de la información, por parte de todos los participantes, para tratar de empatizar con el electorado. Alberto Fernández se centró en las causas que producen la inseguridad, esquivando la banalidad y enfatizando en causas sociales de fondo del problema, en la inequidad y en la exclusión. Ambos se tirotearon con datos de corrupción, y de modelos de desarrollo de país, antagónicos. "Macri uberizó a la economía argentina" dijo Fernández, aludiendo al avance del mercado salvaje sobre los derechos laborales (y lo ejemplificó con jóvenes que hacen delivery en bicicleta. "Ellos son así, se creen dueños de la plata del país", respondió Macri. El colectivo de identificación "ellos" y "nosotros", prevaleció en todo el evento. La cantidad de Pymes que se cerraron en la Argentina (43 por día) fue puesto sobre la mesa, lo que pega directo en los bolsillos y en los estómagos de los argentinos. Fernández propuso bajar las tarifas dolarizadas para favorecer a las pymes", agregó.
En cuanto al resto de los candidatos, Ambroggio destacó que "Gómez Centurión criticó que el Estado sea el gran empleador, para disfrazar el desempleo. Hizo hincapié en la necesidad de reformar la ley laboral. Del Caño, apuntó directo a la sensibilidad de Macri, a quien lo acusó de comprender lo que sufre una familia cuando se queda sin empleo y que durante su gobirno benefició a su familia y a sus amigos. Propuso un plan de obra pública para construir hospitales y escuelas, pero sin que se la lleven los mismos de siempre... Lavagna se lo nota incómodo con este formato de exposiciones, breve y rápido. Insiste en que la salida es creciendo económicamente, ya que en su visión, el crecimiento lleva a la estabilidad. También propuso una nueva ley de coparticipación. Mejoró su performance al final, señalando la importancia del agua y del acuífero guaraní. En sus recorridas por el país dice haber observado que menos de la mitad de las maquinas está produciendo, las demás están tapadas".
"José Luis Espert, tiró municiones gruesas contra Macri, Fernández, y el sindicalismo. Tal vez haya sido el más sólido en términos de lenguaje corporal. Cuando evita el tecnicismo económico, Espert logra llamar más la atención de los votantes. En términos políticos, no creo que este mal llamado "debate" modifique la intención de voto de cara a las próximas elecciones. Desde mi perspectiva, el resultado del evento es neutro y esto beneficia al que encabeza la encuestas. La gente no suele buscar la verdad, busca hallar argumentos para justificar sus creencias. Un detalle referido a precisión conceptual, es que en las presentaciones, los candidatos hablan de "clientelismo" cuando en realidad se refieren a "asistencialismo" (no son sinónimos). En síntesis, el federalismo y el desarrollo estuvieron en boca de todos. Pronto veremos si lograrán estar en la vida de la gente...", concluyó.
Dos horas de debate con fuertes cruces y chicanas entre los candidatos
En el caso del constitucionalista Félix Lonigro, argumentó que este último debate "puso de relieve que cuando no hay libertad para el intercambio entre los postulantes a conducir los destinos del país, a la gente le queda la sensación de que es poco lo que se puede conocer en materia de propuestas e ideas. Ni siquiera se ha tenido la oportunidad de escuchar reclamos entre candidatos, y mucho menos defensas concretas. Apenas una pregunta de José Luis Espert a Alberto Fernández, a quien consultó si no había visto corrupción en el gobierno del que formó parte como Jefe de Gabinete. Obviamente no hubo respuesta convincente del esquivo Fernández, que solo atinó a pedir que no le den clase de decencia. Muy poco para una sociedad hastiada de dirigentes que pretenden acceder al gobierno con pocas ideas".
"Así como están planteados, estos debates presidenciales son positivos para la democracia porque pone a los candidatos frente a sus eventuales representados, pero inocuos para la república como sistema político caracterizado en la transparencia en la gestión, la cual no solo debe operar cuando ella termina, sino que debe ser anticipada con debates amplios y sin limitaciones", fundamentó por último.
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El profesor en derecho constitucional Guido Risso, apuntó a un análisis de mayor profundidad. "Más allá de candidatos y contenidos -los cuales inevitablemente irán cambiado con el transcurso del tiempo- la potencia de los debates presidenciales incorporados al proceso electoral trasciende la temporalidad del debate mismo, pues se proyecta hacia adelante y refuerza la conversación pública, nos invita a participar en un dialogo general sin exclusiones. Por tal razón es que estos debates electorales se inscriben en la versión más dinámica de la democracia. En definitiva, la clásica democracia representativa funciona, y como vimos la democracia en su versión deliberativa asoma y se expresa en la existencia del debate, pues más allá de candidatos y discursos, esta herramienta ahora institucionalizada y de carácter obligatorio, contiene parte de la energía que alimenta a las democracias modernas".
El consultor especializado en Comunicación Institucional y Política Eduardo Reina esgrimió en diálogo con PERFIL: "Sucedió lo esperado, el mismo formato de debate tiene las mismas consecuencias del anterior, aburrido y denso. Mñas que un debate pareció un espacio libre para uso de propuestas políticas, Mauricio Macri estuvo mas contundente que el debate anterio , esto no significa que Fernández estuvo mal, es que cada uno tiene cosas diferentes para ganar o perder. Del Caño parecía un vendedor de transporte publico de la Izquierda, le falto seriedad desde su vestimenta a sus dichos. Lavagna la campaña le pesó mucho y se notó en la falta de firmeza y la decisión de enfrentar. Creo que fue el gran perdedor del debate".
"Es posible que muchas de nuestras percepciones nos sean indiferentes en lo racional pero la mayoría de ellas van íntimamente ligadas a proceso emocionales dando lugar a sentimientos o a emociones agradables o desagradables. Para ello se realiza una agrupación de percepciones que luego decidirá el voto", concluyó.
Lucas Romero de Synopsis, explicó: "En mayor o menor medida, todos mejoraron su performance respecto de lo que vimos el domingo pasado. Creo que el hecho de que haya sido el segundo les permitió ajustar y tener una mejor performance en función del formato y las limitaciones que el formato les oponía. Espert es claramente un candidato que se siente muy cómodo en el manejo de la escena, frente al micrófono, frente a cámara. Claramente se lo ve experimentado y con buena capacidad y lenguaje corporal y oratoria para sostener este tipo de debates. Más allá de eso, la tensión y el protagonismo del debate lo sobrellevaron Alberto Fernández y Mauricio Macri. Creo que vimos un Macri que pudo ejecutar una participación mucho más en línea con su estrategia de identificar a Alberto con el kirchnerismo y tratar de que efectivamente esa identificación funcione como una forma de atraer a todo aquel votante que no quiere el kirchnerismo vuelva al poder. Es la estrategia madre y la original. En este caso la ejecutó con mucho mejor resultado que el domingo pasado, cuando estuvo mucho más enfocado en transmitir un mensaje y en enunciar propuestas que en atacar a Alberto Fernández".
"En el caso del candidato del Frente Renovador se lo vio un poco por debajo de lo que fue el domingo pasado. Con algunos titubeos, algunas lagunas, cuando no le salió lo del conflicto de intereses. Más allá de eso, vimos un Fernández parecido al del domingo pasado. En algún punto, el debate refleja lo que ha sido la campaña en términos de estrategia. Alberto Fernández siendo muy crítico de los resultados de gestión, aprovechando una opinión pública que no aprueba los resultados del Gobierno y todos los indicadores negativos. Del otro lado, Macri tratando de identificar a Alberto con Cristina y apelando a que eso sea un elemento que potencie su capacidad electoral", argumentó por último.