“La riqueza de nuestro país depende de la lluvia y el viento”, decía, a manera de crítica, el ex presidente Carlos Pellegrini a finales del siglo XIX debido al carácter solo agropecuario que tenía Argentina.
Ha pasado más de un siglo y la falta de lluvia, a lo que se suman los impuestos y la falta de dinero para comprar gasoil y fertilizantes, ha puesto “en jaque” la producción de trigo.
No es que será una caída estrepitosa si se tiene en cuenta que está dentro de la producción promedio de los últimos cinco años, pero se viene de una cosecha récord en 2022, y en medio de precios firmes, por la menor oferta que genera la invasión de Rusia a Ucrania.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en medio de la falta de humedad en los suelos, se han sembrado 5,9 millones de hectáreas, un millón de hectáreas menos que el año pasado. Pero el problema es que la sequía y la falta de fertilizantes para compensar en parte esa carencia prometen menores rindes.
Por eso para diciembre, cuando comience la cosecha, se recolectarían 17,7 millones de toneladas, abajo del récord de 23 millones de toneladas que informó la organización para el año pasado.
Se cosecharán 17,7 millones de toneladas versus los 23 millones del año anterior
En rigor, según la BCR, en la campaña 2021/22 terminó habiendo más trigo del previsto. “El trigo del récord se ajusta con más producción y sube de 22,1 a 23 millones de toneladas. En este último mes se estuvo haciendo una revisión de los resultados cosechados en el ciclo pasado y se confirma que la campaña fue aún mejor de lo que se esperaba”.
Los 5,3 millones de toneladas menos hasta ahora previstos versus el ciclo agrícola pasado significan, a valores de exportación de diciembre próximo, cuando ingresa la cosecha, unos US$ 1.800 millones de pérdida, según las estimaciones del mercado.
El presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, calificó como “incomprensible” lo que está pasando con el trigo, “teniendo en cuenta que Argentina es un gran exportador mundial, no digo el primero, pero sí uno importante”.
Con la invasión de Rusia a Ucrania “todo el mundo está demandando trigo, todos los países están aumentando su producción y la nuestra está decreciendo”, dijo Idígoras a Radio Mitre.
Reconoció que la sequía está afectando el cultivo, “pero si ante eso (el factor climático) no podemos utilizar fertilizantes, y la rentabilidad de la exportación no es buena, el productor siembra menos”.
“Esta es otra oportunidad que estamos desperdiciando”, dijo Idígoras y apuntó: “¿Cuándo faltarán esos dólares? En el verano”, cuando se levanta la cosecha de trigo y cebada.
Recordó Idígoras que desde el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) “hemos hablado muchas veces con el Gobierno, pero las medidas de coyuntura (que aplica la administración de Alberto Fernández) no llevan a estos resultados”.
Estado de situación. El último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), que siempre difiere ligeramente con la de su par de Rosario, dio cuenta de que “la reducción de superficie se concentra en el centro del área agrícola, donde las lluvias del pasado fin de semana no fueron suficientes para revertir el escenario de limitada oferta hídrica previo al cierre de la ventana de siembra”.
"Las últimas lluvias no fueron suficientes para revertir el escenario."
Actualmente ya se sembró el 96,8%, que en términos absolutos representa algo más de 5,9 millones de hectáreas.
Las heladas registradas durante la primera quincena de julio “continúan demorando el crecimiento inicial y provocando daños en tejidos de lotes tempranos”.
Además, en el centro del área agrícola nacional, “la falta de lluvias provocó una nueva reducción en la proyección de siembra sobre el centro-norte de Santa Fe y del Núcleo Norte, alcanzando un avance del 98,8% y del 100%, respectivamente”.
Como si esto fuera poco, “se observan demoras en la emergencia y el crecimiento inicial de los lotes ya implantados, debido no solo a las condiciones restrictivas de humedad, sino también a las bajas temperaturas de las últimas semanas”.
Y ahora Brasil se suma a la competencia
Brasil, el principal comprador de trigo argentino, continúa con su expansión agrícola en todos los cultivos.
Según datos de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) del gigante sudamericano, el área proyectada tendrá un crecimiento de 6,6% respecto del ciclo anterior al pasar de 2,7 a 2,9 millones de hectáreas, y consolidará así la ampliación de la superficie dedicada al cereal que tan solo tres campañas atrás era de 2 millones de hectáreas.
Es por esto que se espera que la producción crezca 17,6% al pasar de 8,35 a 9 millones de hectáreas, muy por encima de las últimas cinco cosechas, que promediaron los 5,7 millones de toneladas.
Pero más allá de este salto productivo, la oferta interna del cereal solo tendría un incremento en 300 mil toneladas, debido a los flacos stocks de la campaña anterior, calculados en 480.300 toneladas.
Este volumen de stocks “apenas alcanzaría para cubrir el equivalente a 14 días de consumo nacional, por lo que el ingreso de la cosecha y de las importaciones (principalmente de Argentina) jugará un papel fundamental para el abastecimiento del mercado de trigo brasileño”, sostuvo la Bolsa de Comercio de Rosario, sobre datos oficiales de Brasil.