El presidente Mauricio Macri decidió junto a su “mesa chica” nuevos cambios en el gabinete. En materia económica quien estaba en la mira desde hace semanas para dejar el Ministerio de Producción es Francisco “Pancho” Cabrera. Ayer, a última hora, su salida se oficializó. También Juan José Aranguren, el ministro de Energía, fue desplazado. Quien asumirá en reemplazo de Cabrera es el economista y contador Dante Sica, y el ingeniero Javier Iguacel será el nuevo titular del Ministerio de Energía.
La mesa política venía cuestionando a Cabrera por su gestión. Una de las más duras fue María Eugenia Vidal (ver recuadro). Cabrera lo sabía y con la noticia de su salida no tardó en culpar a la gobernadora y al jefe de Gobierno porteño, Horario Rodríguez Larreta, de su desplazamiento. Vidal aún no sale de su asombro por un insólito informe que le presentó Cabrera sobre los costos de los supermercados y por qué todos los precios eran correctos. También lo cuestionaron sus propios pares del gabinete económico. Y hasta los intendentes de Cambiemos en el Conurbano también criticaron su gestión. Acaso por ello, el de Lanús, Nestor Grindetti, presentó en el Concejo Deliberante una serie de medidas de asistencia, protección y fortalecimiento para la economía local, en particular pequeñas y medianas empresas. Grindetti fue ministro de Hacienda porteño durante ocho años y ya, desde la Ciudad, discutía con Cabrera, entonces ministro de Desarrollo Económico.
Los radicales no se quedaban atrás en las críticas a Cabrera y el propio vicejefe de gabinete, Mario Quintana, tuvo fuertes diferencias que hicieron que deje de coordinarlo para pasar a estar bajo la mirada de Gustavo Lopetegui.
Ante tantos embates, “Pancho” contaba hasta ahora con un aval: su amistad histórica con el Presidente. Pero fue el propio Macri, quien el viernes en la Quinta de Olivos, le anunció la necesidad de darle otro perfil al ministerio.
En esa charla, acordaron que Cabrera asumiría como presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y continuará cerca del Presidente como su asesor.
Otro caso es el de Aranguren. Desgastado políticamente pero, sobre todo, en lo personal (se separó), amenazó con renunciar en algunas oportunidades y en el gabinete hay quienes vieron una oportunidad en reemplazarlo. Quienes se oponían a su desplazamiento aseguraban que tenía a favor el haberse convertido en un dique de contención para compartir costos con el Presidente por el alza de los servicios públicos. Pero este argumento no alcanzó.
En la Casa Rosada también volvió un viejo anhelo de la jefatura de Gabinete: recortar ministerios y, en lugar de 20, sean 15 o 13. Paralelamente al cambio de estos nombres, se habla de otros movimientos de futuros secretarios de Estado, lo que podría conllevar salidas anticipadas. Educación absorbería Cultura y Ciencia y Tecnología; Turismo y Medio Ambiente dejarían de ser ministerios, al igual que Agroindustria. Los destinos de muchos de los hoy ministros están en duda.
Cortocircuito con Vidal
Cuando la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal habló de analizar qué empresarios habían subido de más sus precios, le pidió al ministro de Producción, Francisco Cabrera, que le informara sobre la estructura de costos de supermercados y de grandes empresas de consumo masivo. Vidal se reunió con Cabrera, quien le mostró datos que no la dejaron tranquila. Para el ministro no había habido remarcaciones excesivas. La gobernadora salió quejosa y le pidió a Hernán Lacunza, su ministro de Hacienda, si podía estudiar los costos de las empresas. Lacunza le respondió que era imposible porque los técnicos y los recursos para semejantes informes los tenía la Secretaría de Comercio Interior. Vidal se intranquilizó. Nunca le creyó a Cabrera.
Resulta extraño que Miguel Braun, el hombre a cargo del área, no tenga información privilegiada de parte de sus familiares: La Anónima, una de las cinco cadenas de supermercados más importantes del país, es manejada por Federico Braun.
Segundo semestre con más ajuste
Mientras se rearma el esquema de poder político y económico del Gobierno, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, deslizó entre su grupo íntimo que en el segundo semestre siguen observando la mejor forma de realizar una nueva oleada de recortes para cumplir con las metas del FMI.
En particular, las obras públicas, el gasto corriente (los empleados) y la estructura burocrática están en la mira. Pero también podrían avanzar con la reinstauración de retenciones para la soja, por caso, en materia impositiva. Todo está bajo revisión por estos días con un solo objetivo: alcanzar, o incluso mejorar, la reducción al 2,7% del déficit fiscal con respecto al PBI proyectado por el Gobierno para este año, tal como se comprometió con el FMI. Será un tema clave para lo que viene en la Casa Rosada: mostrar qué cumplir.
