El secretario de Comercio, Roberto Feletti, dijo que, si se convalida la suba de precios en los alimentos, “la Mesa de Enlace va a decidir qué comemos y qué no comemos”.
La respuesta no se hizo esperar. El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Jorge Chemes, dijo que la Mesa de Enlace “no le pone el precio a la mesa de nadie, en tal caso, lo hace el Gobierno”, que no controla la inflación.
Un poco más fuerte fue el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, para quien Feletti “dice estupideces” para “buscar la reacción” de los productores agropecuarios.
La preocupación del Gobierno por el aumento de los precios de los alimentos toma mayor relevancia esta semana, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer los índices de pobreza e indigencia del segundo semestre del año pasado. Con una baja de la desocupación al 7%, el Gobierno confía en que el registro de fines de 2021 “perfore” el piso del 40% que tuvo en el primer semestre del año pasado.
La canasta de alimentos es la clave para medir quié es o no pobre en la Argentina
Es que el índice de pobreza se conforma por el precio de una canasta constituida por alimentos, indumentaria y algunos servicios, contra los ingresos que tiene un grupo familiar.
A fin del año pasado, el costo de la Canasta Básica Total (CBT) aumentó 40,5%, por lo que una pareja con dos hijos de seis y ocho años necesitó $ 76.146 para comprar esos bienes y servicios
En tanto, el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) subió el 45,3% durante al año pasado, con lo cual el mismo grupo familiar necesitó $ 32.963 para adquirirla y no caer debajo de la línea de la indigencia.
Llamó la atención que la suba del 40,5% de la CBT estuvo casi 10 puntos por debajo de la inflación, que llegó al 50,9%.
La mirada del Gobierno está puesta en si el Índice de Pobreza del segundo semestre del año pasado perfora el 40,6% que registró en el primer semestre. Confía en lograr ese cometido porque la economía creció 10,3% durante 2021 y la desocupación bajo del 11% al 7%.
También porque los salarios de los privados, según el Indec, aumentaron un 55,3% durante el año pasado, los de los empleados públicos el 58,6%, todos ellos por encima de la suba del CBT, pero lo de los no registrados, que son al menos un tercio de los que tienen empleo, solo tuvo un aumento del 40,6%.
Ante esto, el titular del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), Agustín Salvia, advirtió que, “debido a la precarización” laboral, “cada vez más trabajadores son pobres”.
El OS-UCA ya había adelantado su índice de pobreza al término del tercer trimestre de 2021, el cual descendió al 43,8% frente al 44,7% de igual período de 2020.
En tanto, el nivel de indigencia, entendida como la gente pobre cuyos ingresos ni siquiera les alcanzan para comprar la cantidad mínima para alimentarse, se mantuvo en el 8,8%.
Salvia apuntó a que los planes sociales “son fundamentales para evitar que se dispare la indigencia”. Sin estas ayudas, ese índice aumentaría del 8,8% al 18%.
“Los efectos que tendría sacar los programas serían muy fuertes desde el punto de vista social. Generar reducciones a los programas tiene efectos muy corrosivos”, dijo Salvia.
En tanto, la diferencia de 5 puntos de aumento entre la CBA y la CBT se debe a que durante el año pasado estuvieron “congeladas” las tarifas de los servicios públicos y el transporte en Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Salvia, expresó que esta situación extremadamente crítica exige un plan de estabilización y shock económico, pero que solo reduzca el gasto social a medida que se genere más empleo.
Pero el especialista fue aún más lejos: “La fuerte recuperación económica” de 2021 “no se reflejó en una mejora nítida en términos sociales porque fue ‘anulada’ por la fuerte inflación”.
En la misma sintonía, desde la consultora Economía y Sociedad, el economista Julián Cuenca apuntó que, “si bien durante el año pasado se recuperó el empleo respecto a la pandemia, lo cierto es que los salarios reales siguen retrasados”.
Puso como ejemplo 2017, año en que la economía también creció, y la desocupación rondaba el 7%, como a fines del año pasado, y “el índice de pobreza se ubicaba en 25% de la población y la indigencia, con muchos menos planes, en el 8%”.
Entre 2018 y 2021, “no solo se cayó el empleo, sino también el poder adquisitivo, porque la inflación fue más veloz que los ajustes de los sueldos, que solo alcanzaron a los pocos que están en relación de dependencia. En el último año, los ingresos de los trabajadores ‘en negro’ quedaron 10 puntos por debajo de la inflación, que es a su vez, menor a lo que aumentaron los alimentos”.
Desde la OS-UCA tienen una explicación al respecto, “cada nueva crisis”, y desde el 2018 al 2021 inclusive, la economía cayó junto con un fuerte proceso inflacionario, que “le agregó 5 puntos porcentuales ‘al piso’ de la pobreza”.
Lo que vendrá. El panorama parece empeorar estos primeros meses. La Universidad Di Tella actualiza todos los meses su proyección de pobreza, y volvió a situar la pobreza por encima del 40%. “El nowcast estima una tasa de pobreza del 40,3% para el semestre de septiembre de 2021 a febrero de 2022, con un intervalo del 95% de confianza entre 38,7% y 41,8%”, informa el análisis de esa casa de estudios.
Las consultoras privadas ya advierten que la inflación de este mes sería del 6%
Solo en febrero, el costo de la CBA subió un 9%, el mayor incremento mensual desde 2016, cuando se normalizaron las estadísticas del organismo, por lo que un grupo conformado por una pareja con dos hijos de seis y ocho años necesitó $ 37.413 para comprarla y no caer en la indigencia.
Además, el costo de la CBT subió un 6,6% durante el segundo mes del año, con lo cual esa familia necesitó $ 83.807 para adquirirla y no caer debajo de la línea de la pobreza.
La CBA, registró en el primer bimestre del año una suba del 13,5% y la CBT del 10,1%, debido a que el Gobierno mantiene prácticamente “pisadas” las tarifas de transporte y energía.