Leonardo Orlando Scatturice existe pero ni siquiera figura en el padrón electoral. Tiene 39 años, es el CEO de la agencia de inteligencia privada C3 Consultings, provee servicios a la Secretaría de Inteligencia y seguiría siendo un cómodo y poderoso fantasma del submundo del espionaje si Jaime Stiuso no le hubiera plantado una trampa.
Su pecado, desde el punto de vista de Stiuso, fue trabajar para el otro bando, el de Cristina Fernández de Kirchner, a través de Fernando Pocino, principal jefe de los espías alineados con el Gobierno. Si hubiese trabajado para él, estas escuchas nunca hubiesen salido a la luz. Stiuso logró que el juez federal Sergio Torres autorizara las pinchaduras con la excusa de que eran espías probritánicos. Nunca se comprobó nada. Pero afloró mucho más.
Scatturice es el principal protagonista de las escuchas que forman parte de la causa Dark Star –una agencia de inteligencia privada vinculada también a este empresario– y que PERFIL viene revelando desde hace dos ediciones. Las 16.400 fojas de escuchas telefónicas forman parte de un expediente que desnuda los negocios, los métodos, la ilegalidad y la intromisión del mundo del espionaje privado en la vida política y judicial del país, en complicidad con parte de la Secretaría de Inteligencia. Scatturice es uno más en este nicho de oscuridad y manipulación, pero es el que quedó expuesto.
De uno de los barrios más humildes de Lanús a Puerto Madero fue un gran salto para Scatturice. La empresa C3 Consultings, que tiene junto a su socio, Flavio Cristian Chiari, realiza espionaje y asesoramiento para sus clientes, que van desde los Cirigliano, el Club Independiente y el dueño de los kioscos Open 25 hasta la ex SIDE, y se expande a Panamá, donde ya tiene oficinas. Pero en las escuchas también aparece coordinando tareas con otras empresas del rubro con las que estaría vinculado. Allí lo relacionan con Dark Star y FTI Consulting. Según la transcripción de una escucha en mayo de 2014, Scatturice dijo que era “retirado de la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal” y que trabajó con temas relacionados con el narcotráfico en varios aeropuertos.
En 2002, estaba inscripto ante la AFIP como fabricante de calzado de cuero. Pero entre fines de 2011 y mediados de 2012, este misterioso hombre comenzó a aparecer en empresas vinculadas a negocios de inteligencia y seguridad.
Servicios. Puede hacer desaparecer fotos comprometedoras, reclutar chicas para infiltrarlas en complicidad con la ex SIDE en el entorno de políticos –incluso del mismo kirchnerismo– o formar sociedades en paraísos fiscales. Todas sus actividades se desprenden de las conversaciones que mantiene con sus socios, con autoridades de Inteligencia del Estado y con algunos de sus clientes, y que fueron transcriptas por la SI para la causa judicial. El juez federal Luis Rodríguez ya pidió que le entregaran los audios. Tiene contactos con jueces, funcionarios, jefes policiales, diplomáticos, empresarios, dueños de medios de comunicación y periodistas, con quienes intercambia información para uso de su empresa o para canalizarla hacia la Secretaría de Inteligencia.
Su principal asesor en temas laborales es Frank Holder, ex director de FTI Consulting, a quien consulta sus decisiones e intercambia recursos. Pero en las conversaciones, a veces parece que Holder podría ser su superior. Holder es un ex CIA que cumplió funciones en la Embajada de Estados Unidos en Argentina y ahora se dedica al negocio de la investigación privada y la prevención de fraudes. Holder es socio de Eugenio Ecke, un hombre de Alfredo Yabrán que a su vez está asociado a Claudio Picón, vinculado financieramente a Alberto Nisman y dueño del auto que usaba el fiscal que apareció muerto.