La detención de 22 personas en el marco de la causa por espionaje ilegal que lleva adelante el juez de Lomas de Zamora, Federico Villena, causó sorpresa en el ex presidente, Mauricio Macri. En particular, por la celeridad con la que se mueve la causa que, según lo que analizó con su círculo íntimo se trata de una “causa armada” con los mismos lineamientos con los que tuvo que lidiar desde 2009.
“Mauricio está nervioso. Ve que está todo armado. Y que fueron por eslabones débiles”, cuenta a PERFIL uno de los dirigentes que habla casi a diario con él. Mientras sigue manteniendo reuniones políticas en la casa que alquiló en Acassuso, el ex jefe de Estado decidió tener un “vocero judicial” para él y también, acaso, para la oposición: el ex fiscal Pablo Lanusse.
En la causa aún Macri no fue ni imputado. Pero el allanamiento a su secretario privado, Darío Nieto – uno de los eslabones débiles a los que hace alusión - motivó un comunicado el domingo de las principales figuras de Juntos por el Cambio, y lo volvió a poner en alerta. Entre los colaboradores del ex presidente ya miran a Fernando de Andreis, quien fuera secretario General de la Presidencia.
Nieto, al igual que una de las detenidas por ser parte de una presunta asociación ilícita, Susana Martinengo, eran parte del organigrama que conducía De Andreis. En total, eran unas 120 personas a cargo de Niego, entre las que se encontraba Martinengo, quien recibió en Casa Rosada a agentes de la AFI de una banda que se dedicaba a espiar oficialistas y opositores, según la Justicia. Nieto, como subsecretario, tenía Ceremonial, la Unidad Médica Presidencial y Documentación, donde trabajaba la ex funcionaria ahora detenida.
En el PRO pocos recuerdan a Martinengo. Una de las teorías de cómo llegó al segundo piso de la Casa Rosada apunta a Jorge Alves, un viejo dirigente peronista que trabajó con Macri en Boca Juniors y hasta llegó a ser diputado provincial. Pero nadie pone la firma.
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En este marco, Macri le pidió a Lanusse que sea la voz de la defensa jurídica de la oposición. “Nos acusan a todos, acusan a Juntos por el Cambio de ser una asociación ilícita, por eso lo sumó”, cuentan en el entorno del ex jefe de Estado.
“Quieren equipararnos, decir que somos iguales que ellos. Pero acá no hay elementos. Muchos de ellos (por los detenidos) no parecen ni espías”, se defiende un diputado nacional del bloque del PRO. “No pudieron encontrar casos de corrupción, entonces se agarraron de esto”, agrega.
Quien también está preocupada es Silvia “la turca” Majdalani, ex número dos de la AFI. “No quiere ser el sándwich del medio”, la define un histórico macrista.
Tras esta primera tanda de detenidos, podrían venir otros imputados. Un caso es el de Alex Campbell, diputado provincial, quien no habría participado de las presuntas maniobras de espionaje pero en el celular de uno de los detenidos había chats con encuentros y recepción de informes. En estas horas cerró un acuerdo con Patricio Carballes, quien fuera abogado de Jorge Lanata y de Laboratorio Richmond, en caso de ser imputado.
Por ahora, tanto la defensa de varios de los detenidos como de un sector de la oposición apunta a que Villena deje la causa y quede en Comodoro Py.